Prensado en frío

Abraham Guerrero Tenorio: «Me dejo llevar por lo que me pide la literatura en cada momento»

Portada de 'Las luces de Hannover' de Abraham Guerrero Tenorio
Portada de 'Las luces de Hannover' de Abraham Guerrero Tenorio

Abraham Guerrero Tenorio: «Me dejo llevar por lo que me pide la literatura en cada momento»

Abraham Guerrero Tenorio (Arcos de la Frontera, Cádiz) es Licenciado en Filología Hispánica y ejerce como profesor de Lengua y Literatura en Secundaria y Bachillerato. En 2018 publica Los días perros (La isla de Siltolá). Ese mismo año, gana la VI Edición del Certamen Ucopoética, participa en el Festival Internacional de Poesía Cosmopoética y aparece en la antología Nudos (Bandaàparte Ediciones). En el año 2019, gana el concurso literario MálagCrea, en la modalidad de Narrativa, así como el LXVI Premio Alcaraván de Poesía, con una plaquette titulada Tres ataúdes. En el año 2020, es ganador de la 74ª edición del Premio Adonáis de Poesía, con el poemario titulado Toda la violencia, publicado en 2021 por Rialp, que además fue premiado con el Premio El Ojo Crítico de Poesía de RNE 2021.

A finales de 2021, a su vez, resulta ganador del XXVII Premio de Novela Rafael de Cózar, cuya obra galardonada, Las luces de Hannover, ha sido publicada por El Paseo Editorial en el año 2023 y es el motivo de que hoy pase por nuestra Prensa.

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?

Abraham Guerrero Tenorio: Las luces de Hannover es un libro que siempre ha estado en mi cabeza, incluso antes de que se me hubiera ocurrido escribir Toda la violencia. Aunque lo que había publicado hasta ahora había sido sólo poesía, es cierto que no era el único género que cultivaba en la intimidad. Me apetecía, después de Toda la violencia, un poemario que ha tenido relativo eco, publicar algo totalmente diferente.

La novela se publica ahora por temas comerciales y burocráticos. Obtuvo a finales de 2021 el XXVII Premio de Novela Rafael de Cózar, otorgado por la Universidad de Sevilla. La fecha lógica para que viera la luz era el año 2022, pero, debido a algunos temas burocráticos y a que con Toda la violencia aún seguía yendo a festivales y presentaciones, decidimos aplazarlo a 2023. 

¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

 Surge en 2014. Por aquel año me encontraba viviendo en Hannover, e intentaba buscarme como escritor. Se me ocurrieron un par de relatos y la estructura con la que quería distribuir cada capítulo/relato que se me fuera viniendo a la cabeza. Poco a poco, con el paso de los años, algunos relatos fueron cambiando, algunas estructuras y voces también, pero el germen de la novela ha seguido intacto desde 2014. Ha sido un proceso de escritura lento (entre medio me he dedicado a otros libros), pero no por ninguna causa en especial, sino porque me sentaba a escribirla cuando me apetecía. Todo estaba en la cabeza. 

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?

Las luces de Hannover es un libro que juega todo el tiempo con el lector, por ello, creo que es divertido acercarse a ella. Además, no me gustaría que quien la leyera percibiera que la novela es un juego de intrigas solamente, sino que supiera apreciar el juego literario que propongo. Por otra parte, el libro contiene mucha temática aparte del secuestro: el bullying, el suicidio, la pornografía, la explotación de coltán en el Congo, la propia literatura, el alcohol…

¿Qué efecto esperas que tenga en ell@s?

Sobre todo, me encantaría que alguien que haya leído toda mi obra, lea Las luces de Hannover y piense que se encuentra ante un buen escritor. 

¿En qué medida veremos en él —o no— al Abraham Guerrero de tus anteriores obras?

Obviamente, el cambio de registro se nota. Pero sigue en la novela, en algunos tramos, el Abraham reivindicativo y de denuncia de anteriores obras. 

Das el salto de la poesía a la prosa de la mano de un prestigioso premio, como es el Rafael de Cózar. No es un mal comienzo… [risas]

Para nada. Tenía miedo de que nadie quisiera publicar la novela, De hecho, me llevé algunos varapalos con ella, por lo que el hecho de que se alzara con el premio fue un balón de oxígeno. Hasta ahora, todo marcha genial, llevamos dos meses tan sólo con la obra en librerías y ya vamos por la 3ª edición. 

¿Te ha costado mucho trabajo transicionar de un género a otro? ¿En cuál te encuentras más cómodo?

No, ninguno. De hecho, son dos géneros que desde que comencé con esto de la escritura, he compaginado, por lo tanto, creo que me encuentro igual de cómodo tanto en uno como en otro. Bien es cierto que cada uno requiere su espacio, simplemente no los fuerzo. En ese sentido, me dejo llevar por lo que me pide la literatura en cada momento. 

¿Y por qué te has decantado por el thriller? ¿Cuáles son tus referentes en este campo?

La historia se me ocurrió y ya estaba ahí. Un día, iba caminando por Hannover y me crucé con una frutería. Tenía un aspecto un tanto lúgubre y me dije: «¿y si hubiera alguien secuestrado en su almacén?». Como la literatura tiene esa magia, quise hacer realidad mis sospechas, lo demás fue urdir una historia con otra. Creo que el género que más tiene la culpa es el cine, puesto que no leo mucha literatura que se acerque al thriller, quizás Bolaño en algunas ocasiones. Quienes la han leído, me han dicho que encuentran ecos de películas como Crash, del cine de Iñárritu, Tarantino… y no van mal desencaminados, porque son películas que me encantan. 

Por último, como lector, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?

Como novelista y poeta, hay un autor que me fascina y que me ha influenciado mucho: Juan Bonilla. 

Fragmento: «De toda esta historia, mucho de lo que voy a contar posiblemente sea falso. Lo que sí es verdadero es mi cara, el estado de mi cara. Unos griegos me secuestraron durante varios días, no sé cuántos, podrían haber sido años y no haberme enterado tampoco. A decir verdad, ni siquiera estoy seguro de que los dos que me raptaron fueran griegos. Uno, el que recibía las órdenes, al que creía que podía ganarme con mis lágrimas que, por otro lado, nada tenían de falso, pues lloraba de puro cansancio y dolor, hablaba perfectamente alemán, además el alemán de aquí, de Hannover, por lo que creo que era nativo. Del que no tengo ninguna duda es del jefe».

Javier Gilabert
Click para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.