Rocío Verdejo: «Quizá a mí también me falta esa capacidad de arriesgarme que le falta a España»
Hay algo esencialmente poderoso en la fotografía de Rocío Verdejo y que se apoya en la esencia de la disciplina: capturar lo insólito, querer trascender a esa representación gráfica y estética de la realidad para ofrecer un instante que construye a partir de un imaginario propio que transita entre el lenguaje cinematográfico, lo escénico y pictórico. La estructura conceptual de la granadina no ha cesado desde que iniciara trayectoria, sus series fotográficas han reflexionado sobre la memoria y la ausencia; la representación de los cuerpos en nuestra contemporaneidad y, muy especialmente, sobre el sentido de la belleza en la práctica artística.
Comencemos esta conversación intentando comprender, desde la práctica artística, el mundo que habitamos. En un tiempo como el actual, definido por la cultura de la imagen, por la exhibición perpetua – da igual el lenguaje que se utilice-, donde el creador parece tener que ponerse en valor cada día. ¿Afecta a tu manera de pensar y crear este tiempo tan obsesionado con lo inmediato?
Rocío Verdejo: Sí afecta, en mi caso, inevitablemente. Para proyectar, para crear, necesito ese espacio de calma, esa burbuja de silencio que, en definitiva, es estar por ese tiempo ajena a lo que ocurre en el mundo. Si no lo hago, entro en ese bucle en el que no hay diálogo posible con el espectador. Y no se trata de ignorar a la audiencia ni el momento en que vivimos, sino de recopilar todo lo sentido y proyectarlo hacia dentro para buscar una narrativa coherente.
Si trasladamos esta inmediatez de la que hablamos a tu lenguaje artístico ahora que los dispositivos móviles han convertido la fotografía en un gesto cotidiano ¿cómo crees que afecta a la disciplina esta relación que estamos experimentando con el lenguaje fotográfico?
Pues yo lo veo como algo totalmente paralelo, no veo conflicto. Siento que relacionarse con la fotografía tiene tantos beneficios emocionales que me encanta que todo el mundo pueda experimentarlos, aunque sea de forma inconsciente.
Uno de los valores sobre los que se asienta todo creador y, por lo tanto, toda creación artística, es el diálogo con su presente, lo acabamos de comentar. Vuestro trabajo es la memoria del futuro. Sobre este asunto, dos cuestiones: ¿Qué le falta a nuestro país para que la industria tenga el mismo potencial que el talento creador? ¿Consideras que podemos hablar de una generación de creadores artísticos o sigue siendo un espacio muy atomizado?
Qué le falta al país o qué le pasa al país es una pregunta que me hago continuamente. Quizá la cultura del riesgo, de ser precursores, de apostar por “lo nuestro”, en definitiva, menos complejos. Hace poco, tras ver la exposición del MaF, una galerista me decía: “Tu trabajo no es para España”. De esto viene la lectura de que fuera sería más valorado, tendré que experimentarlo. Mi opción ha sido desarrollar una profesión paralela en el sector publicitario para sentirme libre en la creación. Quizá a mí también me falta esa capacidad de arriesgarme que le falta a España.
Siempre es complicado hablar sobre el mercado en el mundo del arte contemporáneo. ¿Crees que el mercado sigue mandando sobre el ejercicio del arte o eso es algo ya superado?
Me gusta pensar que es algo superado, pero cuando salgo del pensamiento veo que, aunque el sistema parezca obsoleto, sigue funcionando igual. El arte vuelve a interesar intensamente a las marcas, y parece que vienen con la intención de valorar la esencia, esto es muy positivo. Lo que sí es cierto es nadie, como autor, puede condicionarte, a no ser que tú lo decidas.
Vayamos ya a lo concreto, aquello que guarda tu trabajo. Eres una fotógrafa especialmente obsesionada con la luz, con su manejo y representación. Con su ejercicio y acontecer. Hace no mucho tú y yo hablamos sobre la luz, precisamente, en la imagen. Te comenté que en el cine lo era todo, por ejemplo. ¿Cómo piensas la luz para cada una de tus fotografías?
Pienso la luz como parte de la narrativa, es mi lenguaje, me ayuda a contar las historias, a dar carácter a los personajes. Cada luz es un reto: ese azul oscuro de la noche, ese naranja de estar en casa a oscuras y sentir pasar los coches, la vida, por la calle… Es una herramienta muy rica: está la dirección, el color, la intensidad… la compleja toma de decisiones que es la fotografía.
Cada obra tuya se mueve en varias dimensiones, en la dimensión fotográfica, pero también en la pictórica. ¿Cómo logras navegar entre estas dos disciplinas?
Mis referentes proceden de la pintura, siempre he mirado más pintura que fotografía. Me hubiese encantado saber pintar, poder aprender… Mi falta de aptitudes me ha llevado a fotografiar los cuadros que tengo en la cabeza, jugando con mis luces a ese acabado pictórico.

Si sigo con este hilo, en realidad, ahora que lo pienso, tu fotografía es una fotografía narrativa. Reflexiona en el medio sobre dos disciplinas, pero en realidad, cada obra encierra una historia en la que el cuerpo – lo corpóreo- lo inunda todo.
Así es, el poder de la presencia. Al principio mis personajes eran parte del atrezo. Figuras estáticas, parte del decorado y receptoras de luz. Con el tiempo he experimentado con la arquitectura del cuerpo y su poder, pero es cierto, siempre todo gira alrededor de los personajes.
Una curiosidad, ¿cuáles son tus principales referentes en las disciplinas citadas?
En el cine: David Lynch; en la fotografía: Alex Prager, Carlota Guerrero, Francesca Woodman; en la pintura, si pienso en lo que más me ha obsesionado: los prerrafaelistas, la pintura barroca flamenca….
¿Crees que toda mirada femenina en el mundo del arte ha de ser una mirada política?
Solamente si es sentida
¿Cómo ha alterado la manipulación de la fotografía contemporánea nuestra percepción del cuerpo?
Maravillosa pregunta, es un tema sobre el que me encuentro actualmente trabajando, y habrá un proyecto sobre esto.
Eres una de esas fotógrafas que mejor ha entendido esa conversión del cuerpo como medio para representar la belleza a espacio para indagar sobre la identidad contemporánea bebiendo, al mismo tiempo, del canon, de la tradición heredada. ¿Qué esperas aportar con tu trabajo?
Una mirada honesta hacia preocupaciones universales.
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