Prensado en frío

Pedro García Cueto: «Nos hallamos ante un poeta que descubre un universo donde se encuentran los grandes temas de la vida»

Portada de 'La llama poética de Luis García Montero' de Pedro García Cueto
Portada de 'La llama poética de Luis García Montero' de Pedro García Cueto

Pedro García Cueto: «Nos hallamos ante un poeta que descubre un universo donde se encuentran los grandes temas de la vida»

Pedro García Cueto es Profesor en Educación Secundaria Obligatoria y Bachillerato. Poeta, novelista, crítico de cine y literario. Ha publicado seis ensayos literarios, cinco novelas y tres libros de poemas. Es especialista en la obra de Juan Gil Albert, de Francisco Brines y de Luis García Montero. Su última novela, Lorca, espejo y sueño la ha publicado Dalya. Para otoño espera la publicación de un libro sobre el cine de Visconti. También acaba de publicar La llama poética de Luis García Montero (Sonámbulos ediciones, 2023), el motivo que le trae hoy a nuestra Prensa.

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?

Pedro García Cueto: Porque tenía mucho interés en indagar en la obra poética de Luis García Montero. Llevo leyendo a Luis desde muy joven y representa un paso importante de la poesía novísima a una forma de escribir el poema más en la línea social y comunicativa. Cuando leí Habitaciones separadas, me di cuenta de la fuerza de un poeta que reflejaba el afecto, la soledad, la necesidad de compartir con los demás sus sentimientos y ello va a incrementando su sentir en libros como Completamente viernes, dedicado a Almudena Grandes. Luis comentaba que surgió de sus encuentros los viernes, cuando empezaron como pareja.

¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

Hace tiempo se lo comenté a Luis, al que conocí en la librería Visor, cuando yo vivía en Donoso Cortés, en el barrio de Moncloa, desde el año 1995 hasta 2001, fecha en la que me fui de profesor visitante a Texas, donde estuve unos meses, antes de empezar de interino en secundaria en la Comunidad de Madrid, en octubre de ese año. Antes de irme, siempre iba a comprar libros a Visor y veía a Luis y a Almudena muchas veces, oía a Chus Visor hablar con Luis y me gustaba intervenir, saludarlos y decir que yo también escribía, aún no había publicado nada y no lo hice hasta mis primeros artículos y relatos en la revista Cuadernos del Matemático, en el año 2006, cuando fui profesor en el IES Matemático Puig Adam de Getafe, donde Ezequías Blanco llevaba la revista.

Mi interés por escribir sobre su poesía fue ya una idea posterior, después de mi tesis sobre Juan Gil-Albert (luego le dediqué tres libros publicados en Valencia y Alicante) y mi estudio de los poetas valencianos, más o menos en el año 2018 en que se lo comenté y a él le gustó la idea.

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?

Que nos hallamos ante un poeta que descubre un universo donde se encuentran los grandes temas de la vida: el amor, el desamor, la soledad, la pasión amorosa, su amor por Granada, su visión del mundo y he querido incorporar en el libro el número que la revista EntreRíos le dedicó, porque hay muchas colaboraciones importantes de amigos y críticos de su obra, creo que ayuda a esclarecer su mundo. El libro se plantea como la interpretación de un lector que es crítico literario también y la selección de algunos de los poemas de sus libros, para ahondar en ellos y buscar la complicidad entre autor y lector. Como decía mi añorado Francisco Brines, el lector es también autor de un libro invisible, pero creado en su interior por él. Esa es la idea germinal.

¿Qué efecto esperas que tenga en ell@s?

Que les interese más leer a Luis García Montero, aunque es un autor muy leído y de éxito. Sé que el libro no es estrictamente necesario para que tenga lectores, pero sí para que conozcan mejor su obra, para que entiendan mejor sus poemas o, al menos, como yo los he interpretado.

¿En qué medida veremos en él —o no— al Pedro García Cueto de tus anteriores obras?

Sí está, porque en cada libro que escribo, sea un libro de poemas, una novela, un ensayo sobre cine o un ensayo literario, intento transmitir mi forma de ver la vida, mi sentimentalidad. Por ello, interpreto, el último libro de Luis, Un año y tres meses, como un deseo de vivir eternamente junto a Almudena, eslabonados hasta un posible reencuentro. No hace falta tener una clara fe religiosa para creer que nos encontraremos de nuevo, que los que no están dialogan con nosotros. También le he dado importancia al apartado de las influencias, que no aparece como tal, pero sí está presente en los comentarios a los poemas. Rafael Alberti, Joan Margarit, Federico García Lorca, están siempre presentes en la poesía de Luis.

De un modo u otro –ya sea a través del estudio y el análisis, de lo biográfico o de la ficción-, te has ocupado de grandes figuras de la poesía española (Pablo Baena, Luis Cernuda, Juan Gil-Albert, Lorca, por citar algunos), como es el caso que nos ocupa hoy. ¿Es más difícil abordar esta tarea en el caso de autores vivos? ¿Has llegado a saber qué le parece el libro a Luis?

No, lo he abordado como lo hice con Juan Gil-Albert, quien me apasionó gracias a la recomendación de Francisco Brines. Fíjate que antes de morir, Paco Brines estaba leyendo mi libro publicado en Huerga y Fierro, Francisco Brines, el otoño de un poeta. Me emocionó mucho, me lo dijo Víctor, quien le cuidó hasta su muerte y me envió una foto señalando por la página que iba el maestro en su lectura. A Luis le ha gustado el libro y comentó en un periódico granadino que ayuda a entender mejor su poesía para un lector que no se haya aventurado a leerlo todavía o que lo haya hecho, pero que no lo haya comprendido del todo. Me alegra mucho que Luis estuviera de acuerdo con el libro, se lo envié antes, para que me diera el visto bueno.

Tu producción es constante y prolífica. De hecho, acaba de ver la luz tu novela Lorca, espejo y sueño (Dalya, 2023). Te mueves entre la poesía, la narrativa, el ensayo… ¿De dónde sacas el tiempo? ¿Y en qué género te sientes más cómodo?

Bueno, soy un escritor que escribe con cierta rapidez, pero no lo interpreto como algo que tenga que ver con descuido o falta de atención a lo literario, sino que es un proceso largo, de muchos años, que ha hecho que un lector apasionado desde niño, también cinéfilo, tenga ya el lenguaje en su interior y cuando surge una idea, me gusta desarrollarla. Aprovecho, pese a la docencia y la familia, con dos niños, cualquier tiempo para escribir. Normalmente, las críticas literarias las escribo de una vez, anotando antes los poemas que me apetece comentar. Creo que todos los géneros son igual de buenos, es solo la forma lo que hay que adaptar, en la novela hay investigación, como en Lorca, espejo y sueño, donde he utilizado libros que cuentan su vida para narrar en primera persona su éxito en el teatro, con un trasfondo donde hablo de la tolerancia, de la igualdad, de la libertad creadora.

Me ha alegrado mucho escribir esta novela, porque Lorca ha sido siempre un autor que he admirado y que he leído mucho. Al igual que Las nubes pensativas, sobre Cernuda, ésta última narrada en tercera persona, donde intento ponerme en la piel de ese hombre solitario e infeliz que fue el poeta sevillano. Ahora me gustaría escribir una novela sobre el mundo de la música, de los ballets rusos, acerca de la figura de Nijynski y su relación con Diaghilev. Mi abuelo era pianista y me aficionó mucho a la música clásica. Tanto fue su influjo que en mi primera novela la foto de la cubierta es su imagen, vestido de militar republicano, me refiero a La primavera de nuestro desencanto. Me encanta también la poesía, mi último libro La caligrafía del mar ha sido un homenaje a los escritores relacionados con el mar, o bien porque escribieron sobre él o dieron su vida, a través del suicidio, en las aguas. La misma editorial, Ondina, publicará en otoño mi extenso ensayo sobre el cine de LuchinoVisconti, que se titulará El universo de Luchino Visconti.

Por último, como lector, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?

Los escritores andaluces me apasionan, creo que Francisco Morales Lomas es un gran y prolífico escritor, aparte de docente en la Universidad de Málaga, pero también admiro mucho a Antonio Hernández, gran poeta, al que conocí en el Café Gijón cuando comencé mi amistad con el recientemente fallecido Pedro J. de la Peña. Yo tengo raíces andaluzas por parte de padre y de madre, mi madre nació en La línea de la Concepción, ya que mi abuelo tocaba en una orquesta en Gibraltar y mi padre tiene primos en La Línea también. Tengo un primo nacido en Cádiz, a donde he ido muchas veces y me encanta Sevilla, Granada, Córdoba, Málaga, donde mi hermano tiene casa, vamos, me encanta el Sur. Y los escritores del Sur siempre me han invitado a colaborar en revistas literarias, han sido muy generosos siempre.

Javier Gilabert
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