Antonio Luque: «Lo que hacemos al escribir y componer es también intentar arrojar un poco de luz o por lo menos ver dónde están los fallos»
Antonio Luque lleva casi 20 años demostrando que es cosa aparte en el panorama musical. Al frente de los imprescindibles Sr Chinarro ha firmado varios de los mejores discos que ha dado el pop-rock español, sea o no indie. Ahora presenta su 12º álbum, el doble ¡Menos samba!, y en un par de semanas aparecerá en las librerías su debut como novelista, Exitus, segunda incursión en la literatura tras el libro de relatos Socorrismo. En conversación telefónica, cuenta a secretOlivo lo que piensa de su trayectoria, del futuro de la industria musical, de la política, de Internet y las redes sociales con ironía y cierto escepticismo. Y, por supuesto, nos habla también del nuevo disco y de la novela. Sin medias tintas. Sr. Chinarro en estado puro.
—Con ¡Menos samba! llegas a la docena de discos, sin contar recopilatorios o EP, y además lo haces en formato doble, justo al año de publicar Presidente… ¿De dónde sale semejante fuente creativa? ¿Qué te inspira en los últimos tiempos a seguir componiendo?
—Las canciones de ¡Menos samba! no están hechas en el tiempo que media entre la publicación de Presidente y la del nuevo disco. Hay canciones desde 2008, que no había encontrado el momento oportuno de ensayarlas, de grabarlas. Y de pronto, con la situación social y política, me di cuenta de que esas canciones debían haberse grabado. Menos mal, entre comillas, que la crisis ha durado mucho y todavía tienen vigencia, porque si no, grabar Las habichuelas, Medio pollo o Dinero (otra vez no) tendría menos sentido. Al ser la crisis tan larga las he podido grabar. Se quitaron en su día de en medio por tener letras quizás demasiado explícitas, o porque se supone que no tienen esa poesía que yo tengo que tener siempre por cojones, porque alguien lo haya decidido.
—En varias de las letras del nuevo disco, como por ejemplo en Santa Bárbara o La plaga, se percibe cierta intención política… ¿Qué opinas de la situación actual, hacia dónde nos dirigimos (o nos llevan) y qué se puede hacer para remediarlo?
—Estoy teniendo mucho cuidado con las entrevistas porque una cosa es que yo deje traslucir en mis canciones, en las letras, cierta intención política, porque no se puede tener 41 años y no tener una idea de cómo es el mundo, o cómo debería ser, o qué se podría hacer, tendría que ser uno directamente idiota, ¿no? Es normal que los chavales no se preocupen en principio mucho por eso, normal entre comillas… Ya lo arreglarán otros o ya lo arreglaré cuando no quede más remedio, ¿no? Cuando se tienen 16 o 17 años se está más preocupado por que la chica le haga la caricia por zonas. Con los años uno sigue preocupado por eso (risas), pero lee un poco de todo, y tal y como están las cosas es que es inevitable no pensar en ello, y si piensas en ello tienes que hacer las letras… Que tampoco ha habido una voluntad de decir «ah, como la cosa está así voy a hacer un disco a ver si la gente se identifica y mola más”, simplemente vivo en la sociedad y me afecta y lo veo y al final escribo sobre eso. Hacemos de notarios, hacemos que conste en acta. El caso es que con ese acta estamos quizá enseñando un camino, si el acta está bien… Lo que hacemos al escribir y componer es también intentar arrojar un poco de luz o por lo menos ver dónde están los fallos, pero no me atrevo yo a hacer un análisis político. Con las canciones parece que es muy fácil atacar a los banqueros, y de hecho lo hago en algunas de las canciones, pero pongo más el acento en la parte de responsabilidad que tenemos todos en la sociedad tan estúpida en la que vivíamos cuando las cosas iban aparentemente bien.
—En ese sentido, ¿qué añade ¡Menos samba! al mundo Chinarro?
—Pues no lo sé, yo ya estoy haciendo un disco nuevo, que probablemente sea doble otra vez… Escritas ya las canciones sobre la crisis, se publican y sí, entro en Facebook y leo las criticas, no todas, según cuántas salgan… Curioseo, también para hacerme una idea de si vamos a tocar mucho o poco, de si tengo que ahorrar más o menos en mis gastos cotidianos, para hacerme una idea de cómo va a ser mi vida profesional hasta el siguiente disco. Pero yo no pienso en términos de carrera, si pensara en la carrera de Sr. Chinarro, igual el peso de la responsabilidad me impediría hacer canciones. Yo, una vez que grabo un disco… he leído por ahí que yo dije hace muchos años que lo desprecio… Lo desprecio en el sentido de que ya hice ese trabajo. Las canciones son mías el día que las compongo, el día que les escribo la letra, el día que les busco una melodía, el día que grabo la maqueta, cuando estoy grabando el disco, luego cuando lo ves masterizado, cuando lo ves fabricado, y ya cuando la gente empieza a decir qué opina y la banda a prepararlo para tocarlas en directo, yo ya lo único que quiero hacer es tocarlas bien y volver a transmitir eso que quería decir cuando escribí la canción. Ahora mismo lo que hago es escribir las canciones nuevas, que hacen como de filtro de mi propia vida o algo así… Ahora estoy volviendo a escribir canciones de amor. Bueno, del amor tal y como yo lo suelo tratar, más bien de la falta de amor, que no de desamor, que es otra cosa.
—Por lo que se puede leer en revistas y redes sociales, parecería que parte de los fans de siempre se han borrado de este nuevo Sr. Chinarro más accesible, mientras que una nueva legión de seguidores se han ido sumando desde El fuego amigo… ¿Qué opinas de esto, te afecta a la hora de componer o son gajes del oficio y no hay que perder el tiempo dándole vueltas?
—Yo es que no llevo el censo, no sabría… El otro día leí en Jenesaaispop a uno que decía que mientras uno se borraba se apuntaban diez. ¿Cómo habrá hecho la estadística este chico? Hombre, que no está mal, ¿no? Uno, diez… Pero no tengo las cantidades, no sé si es así o no. Yo sé cuánta gente viene a vernos a los conciertos y sé que ahora, con tanta gente joven en paro, es difícil hacer bolos para muchos grupos. Por mucho que se diga que ahora tenemos que ganarnos la vida en los conciertos, la mayoría de los grupos palma cuando va por ahí de gira. Incluso grupos con bastante nombre, quitando los dos o tres que triunfan, porque de toda la vida tiene que haber un triunfador, ¿no? Están Love of Lesbian y Los Planetas, pero luego la mayoría de los grupos va palmando y Sr. Chinarro no palma. Podemos tocar más o menos y normalmente no palmamos. Eso es lo que yo sé. A quién le gustaba los discos de antes y a quién no, yo no puedo llevar ese control. Si es con las canciones de ¡Menos samba! y una crítica dice que tenía que haber quitado esa y aquella y en otra dicen que esas son las que molan, ¿sabes? Como te pongas a hacerle caso a la gente te vuelves loco. Si yo precisamente hice un grupo en el instituto para no hacerle caso a la gente, para no tener que escuchar las tonterías que decía la gente en el recreo. Era una manera de aislarme de esa corriente de deseos, como cuando empecé a estudiar en la universidad, “no te presentes a todas, si te presentas a todas no aprobarás”. Por supuesto no hice caso y aprobé por curso. Lo de las redes sociales, como no tengas cuidado, es un arma mortífera. Como te pongas a hacer caso de lo que digan… ¿Que hay gente que le gusta más el rollo más siniestro y oscuro? Pues escucha a Nudozurdo, a Pumuky… Lo que tienen que hacer es apoyar a esos grupos que están haciendo otra cosa. Que no digo yo que se parezca a lo que hacía antiguamente Sr. Chinarro ni mucho menos, pero hay otros estilos y si no te gusta lo que hace Sr. Chinarro lo que hay que hacer es apoyar a otros, no atacarme a mí. ¿Que no te gusta lo que hace Sr. Chinarro? Ya está, bien, no me des la brasa. No te compras el disco, pero te limitas a bajártelo para criticarlo o para que tus amigos sepan que todavía estás puesto en el rollo indie, pero lo que tienes que hacer es apoyar a ese otro grupo que habrá en España, digo yo, que haga eso que el antiguo supuesto fan de Sr. Chinarro echa de menos, ya está.
—Precisamente, se suele decir que tu etapa post-Acuarela es menos críptica, más feliz… Parece difícil verlo del todo así, si te fijas en según qué letras… ¿Crees que es verdad que ahora escribes canciones más alegres?
—A mí me ha dicho no poca gente que en verdad no encuentran diferencia. Hombre, hay diferencia porque han pasado 20 años, pero El fuego amigo es la continuación normal de El ventrílocuo de sí mismo. En El fuego amigo, las letras son un poquito más comprensibles, porque yo quería hacerme entender y que las canciones llegaran a un público un poco mayor, hice estribillos y los arreglos no son tan majaras porque lo hicimos en Granada y buscamos arreglistas más apañados. Que Jota produjese el disco, y luego con Jordi, dejé de arreglar yo los discos, que creo que ahí es donde está el gran cambio, aparte de las letras menos difíciles de entender, aunque sean difíciles, siguen exigiendo un esfuerzo y una capacidad intelectual, ¿por qué no decirlo?, para gente un poco por encima de la media. Por lo tanto, Sr. Chinarro sigue sin ser un grupo muy popular. Es decir, que el que diga eso por envidia, o porque piense que en Acuarela éramos todos unos muertos de hambre, así como en plan Acuarela, y ahora somos ricos y vivimos en chalets, se equivoca. Ese veneno español, tan así, tan propio de charlas de taberna, de envidia y de corraleo, se lo pueden quitar de la cabeza, porque además es una cosa que sienta mal, que hace daño y que no es muy productiva para nadie. Ni yo pasaba hambre cuando estaba en Acuarela porque tenía otro trabajo, en todo caso pasarían hambre los de Acuarela, ni ahora vivo en un chalet ni falta que me hace.
—Decías que ya estás trabajando en un nuevo disco… ¿Puede ser que forme una especie de tríptico? Presidente y ¡Menos samba! parece que dan pie a completar la frase…
—Es que la edición de los discos se puede hacer de muchas maneras, pero lo normal es que uno diga “coño, que ha pasado ya año y pico, y aquí hay canciones que grabar”, porque si no grabas no sales en los medios, no das conciertos… A mí lo que me gustaría es componer una canción y al día siguiente enseñársela al grupo, la ensayamos y la grabamos. Así trabaja por ejemplo Jota muchas veces, porque tiene un estudio en su casa y ensaya allí. Yo, por desgracia, ni tengo un estudio ni a los músicos los tengo a mano, así que voy grabando las maquetas en el Mac. Ahora trabajo así, maqueto las canciones y así se las puedo enseñar a los músicos. Verdaderamente para mí la canción es del día ese en que la grabo, del día que hago la maqueta, ese día ya existe la canción. Que luego se junten en un disco u otro es cuestión de los temas que traten, de cómo se haya producido, qué estudio de grabación eliges, qué músicos te acompañan, igual algunas se quedan fuera, otras se quedan dentro y ese es el disco, la colección. Pero el hecho indudable es la aparición de la canción, cuándo aparece el disco es algo mucho más calculado y frío. Lo que no calculas es cuándo aparece la canción. Entonces yo hablaría de canciones, pero claro, no puedo decir “Sr Chinarro presenta canción”, porque presentaría una canción cada dos semanas y sería un poco agotador para todo el mundo, así que saco un disco, sea sencillo, doble o uno coma cinco.
—Últimamente estás colgando maquetas nuevas en Bandcamp… ¿Qué es «Oh, Diosa Calva», aparte de un juego de palabras peculiar? ¿Tanteas la reacción del público o nuevas vías de autoeditar tu música?
—No, no… Lo primero que no quería hacer era llenar los correos de los amigos para comentarles “qué opinas, dime qué te parece”. Grababa una maqueta y se las mandaba a los del grupo, y hay veces que no te responden, y eso era un poco molesto. A mí me molesta recibir correos de 10,5 megas. Entonces lo cuelgas ahí y les dices “eh, que estoy colgando las canciones”, como diciendo “si os las queréis ir aprendiendo para grabar el disco, ahí están”. Eso es lo primero. Luego, al darle a la gente la oportunidad de escucharlas, le das la oportunidad de demostrar si les gustan o no. Nada más que el ritmo de aparición de “me gusta” te dice “pues esta canción funciona”, y te llevas sorpresas, porque a mí esa no me gustaba. Así que también te sirve para ver un poquito los gustos de la gente. Y ya digo, siempre me sorprendo: la que menos me gusta es la que más gusta a la gente. Es una información bastante valiosa. Y por último quería demostrar que eso de los nuevos modelos de negocio, que el artista se autogestiona, que cuelga las canciones y eso sustituye a la venta de discos físicos porque lo moderno es esto… todo eso es mentira. La gente, pagar, no paga nada. He recaudado, que ni los he recogido puesto que no es mi propósito, bueno, y aparte que es poco, si fueran 7.000 euros igual ya habría entrado en Paypal para sacarlos, ¿no?, pero por la gente que ha comprado esos archivos que voy colgando ahí yo creo que he recaudado en unos meses unos 30 euros. No hubiese pagado ni el internet del iPhone.
—Hace años, en otra entrevista, al preguntarte sobre las ventajas y desventajas de grabar para una independiente, me dijiste que te daba lo mismo publicar tus discos en una independiente o en una multinacional, o incluso grabar casetes y venderlos en los conciertos o que te llamara la gente por teléfono y les cantabas las canciones… ¿Cómo ves hoy el futuro de Sr. Chinarro en cuanto a medios y formatos donde editar tus canciones?
—Ah, me suena eso sí. Me estaba adelantando a lo que iba a pasar, ¿no? Pero para que veas que desde el principio yo no me pude sentir muy de Acuarela porque, entre otras cosa, Acuarela trabajó tirando a muy mal. Para mi gusto, vaya. O por decirlo de otra manera, no trabajó mucho. Es decir, que publicaba las canciones y ya… No tenía medios para hacer promo, para eso le hacía falta contratar gente y gastarse dinero, y como no entraba dinero, no podía… Es que Jesús Llorente es más un artista que un gestor, y los artistas como gestores no son muy buenos, eso es así. Y, claro, como yo no defendía mucho el sello, me anticipaba al fin de los sellos. Me decía, si todos son como Acuarela, esto tal y como lo conocemos no va a durar mucho. Y efectivamente, eso pasó. Abandonar los vinilos en favor del CD fue también otro fallo estratégico total, porque por ahorrarse dinero dejaron de vender un formato que se vendía. Y además al doble de precio y diciendo “pero es irrompible”, y la gente vio que el chisme es una porquería… Y al poco el desarrollo de Internet… Cavaron su tumba. Y encima los responsables de velar por la ley y el orden no hicieron nada contra las descargas… no voy a decir ilegales, pero no permitidas por los autores… Parece que el negocio discográfico se va a resetear, pero a ver qué es lo que queda cuando se desintegre. Yo ya digo que lo de Bandcamp está muy bonito, porque además no tiene publicidad, pero la gente no compra las canciones, prefiere escucharlas en streaming. Igual no las compran porque no son grabaciones de gran calidad, las he hecho yo en el Mac, y si lo grabase en un estudio profesional y lo pusiese en el Bandcamp sí lo compraban algunos… No sé. Además, si lo compra uno, lo cuelga y ya los demás lo tienen ahí. La gente, si puede no pagar, no paga, y más ahora que la gente joven, que es la que escucha más música, no tiene dinero. Para el ADSL sí tienen, claro, pero normalmente es porque lo paga el padre en casa o el patrón en el trabajo, o van a la biblioteca… Está guay ir a la biblioteca a contribuir a la desaparición de la industria cultural. Algún día, las bibliotecas se van a convertir en locutorios telefónicos.

Antonio Luque (Sr Chinarro). Foto de TonoCano
—Hablando de la actual crisis discográfica, ¿cómo ves la Ley Sinde-Wert, crees que de verdad ayuda a los creadores o es una forma de proteger a las grandes empresas de la industria como dicen algunos?
—Yo creo que cualquier ley ya viene un poco tarde, porque esto de las descargas lleva diez años y nadie ha hecho nada. Pero bueno, si hay un portal como la mayoría, como MegaUpload, o que está en el negocio de “envía un sms y te enviamos el código”, etc, que están haciendo negocio con el enlace de mis discos, yo ya he dicho a mi sello que le voy a decir dónde lo suelen hacer para que él denuncie y lo retiren, porque yo no quiero regalar lo que hago. Y no quiero regalar lo que hago por lo mismo que el de la tienda de lámparas que tengo ahí enfrente no me quiere regalar una lámpara. Que sí, que la música se puede vender por internet y que nadie puede ponerle puertas al campo. Bueno, pues también podríamos pensar en toda la propiedad, podríamos pensar que los dígitos de nuestras cuentas corrientes no tienen una existencia física, de un dinero detrás, como hemos visto claramente con la estafa bursátil, y como eso también es virtual, yo podría entrar en la cuenta corriente de alguien y sacarle un par de miles de euros… Por eso muchos artistas están a favor de las descargas, y la gente joven, porque propone la abolición de la propiedad. Y, por supuesto, van a empezar por la intelectual, y no se dan cuenta de que eso es una trampa del poder.
—Sí, y luego está lo de que hay que darse a conocer porque donde está el dinero para los grupos es en los directos…
—Sí, donde digan ellos está el negocio. Donde ellos quieran…
—Y otro argumento que se da es que,al no haber intermediarios, todo lo que se recaude, por poco que sea, iría para el autor…
—Pero si es nada, si lo que vas a recaudar es uno: el que te va a pagar para colgarlo. Es que parece un sabotaje premeditado.
—Es decir, que el futuro está en los vinilos, ahora que la gente vuelve a comprarlos…
—Bueno, eso es un rollo de nostalgia. No sé cuántos hemos fabricado de ¡Menos samba!, pero seguro que los agotan. Siempre agotan los que hacen. Pero vamos, que son unas cifras de venta un poco… Hay gente que compra, hay gente legal. Pero es ilegal descargar. Si el autor no quiere, claro. Luego está la opción del copyleft, de gente que es más de izquierda militante. De derechas no soy, pero no puedo empezar regalando yo. Vamos a regalarlos todos, vamos a hacer trueque, podemos funcionar así. ¿Pero todo para Telefónica y para los artistas nada? Eso no. Porque si todavía fuese verdad que la gente luego va a los conciertos, pero van siempre a los mismos que se ponen de moda para poder decir “yo estuve allí”. El negocio de la música en España no era nada cuando yo era un chaval y 20 años después es muy poquito más. Sin embargo, en Inglaterra mira cómo sigue siendo uno de los principales sectores en cuanto a porcentaje del PIB del país, la música, y aquí sigue siendo una cosa de gitaneo.
—Volviendo a Bandcamp, ¿qué inspira una letra como la de El destino turístico?
—No me gusta explicar las letras, y menos cuando están tan frescas. Cuando pase el tiempo lo mismo puedo decir algo más… Espero que se entienda algo, ¿no? Está claro que se dirige a una chica, y el narrador-protagonista le está reprochando que no viene lo suficiente, le está diciendo “¿qué, que no vienes nada más que cuando te apetece darte una vuelta por aquí, para nada más vas a venir?”
—A punto de celebrarse elecciones en Andalucía, es obligado preguntarte qué te parece nuestra clase política…
Yo creo que se nota a la legua que el tal Griñán es de lo mejor de lo que se presenta, ¿no? Pero claro, en el PSOE hay tanta gente, y está lo de la coca, lo de los ERE, y llevan mucho tiempo en el poder y claramente ahora hay cosas más que podridas debajo de la alfombra, o más bien encima… Yo creo que no voy a votar a nadie, estoy incapacitado. Y a los de IU los recuerdo siempre en el Parlamento de Andalucía con el ataque de risa que les dio, que está en YouTube, descojonándose. Y aparte que me han contado cosas que… bueno, que es este país. Es que es de lo que nos olvidamos cuando en las manifestaciones vamos gritando “¡pues la clase política tal!”, que parece que los han traído unos marcianos. Los políticos son como somos los españoles.
—¿El mundo está en guerra permanente sin solución o hay algo que se pueda hacer?
—Una guerra grande.
—¿Mundial?
—Sí, estaría guay. Quiero decir, que sería una solución. Guay no estaría, pero como solución… La historia siempre se ha resuelto de la misma manera. Si no mundial, de varios países sí, para aclarar un poco el panorama. Eso siempre ha pasado. Siempre estas cosas se han resuelto así, no hay que tener miedo.
—Aparte de tu faceta musical, está el Antonio Luque escritor, a punto de publicar tu primera novela, Exitus… ¿Qué nos puedes contar de ella?
—Sale el 2 de abril, la publica El Aleph y tiene 512 páginas… Estoy esperando que me llegue el librito para echarle un vistazo, que seguro que ahora en papel encuentro un par de erratas más. Es la historia de un chaval que se tiene que buscar la vida en Andalucía, en una ciudad… Bueno, les cambio el nombre a Andalucía y a Sevilla, aunque realmente podría ser cualquier sitio del mundo… Y hay un accidente en casa, hay una explosión, el padre muere y la madre va al hospital. Él se lleva un golpe en la cabeza, estaba abajo en la plaza fumándose un pitillo con los colegas. Entonces se ve en casa de una vecina y se tiene que buscar la vida, y lo hace con la ayuda del hijo de la vecina, que tiene una orquesta de pachanga de las que van por los pueblos, y reestructuran la orquesta y van a un concurso de televisión. La música está metida en la historia mediante esta orquesta de pachanga, así que me permito ciertas reflexiones musicales usando esa parte de la trama. Pero no se cuenta nada de conciertos, solo cuando van a la televisión. No es una historia de un grupo ni nada de eso. Es ficción.
También te puede interesar...
- Javier Gilabert gana el XV Premio de Poesía Blas de Otero con ‘Todavía el asombro’ - diciembre, 2022
- Un destello de luz en la noche más oscura - marzo, 2021
- ‘Anacronía’: el mapa emocional de la memoria - diciembre, 2020
