Música

Plena pausa

Jota en El Fargue, por Ginebra Siddal

Plena Pausa, un proyecto musical de Jota sobre el archivo fílmico de Iván Zulueta

Un soplo de modernidad recuperada. Voluptuosidad, alucinación y la imposibilidad de acceder al objeto soñado definen, en contraste con el severo o grotesco cine español de su época, las creaciones de Iván Zulueta, a quien conocimos por sus carteles cinematográficos. Diseñador gráfico y cineasta singular, drogadicto y aventurero, “hijo de familia historiada que habita en mansiones antiguas”, Zulueta (San Sebastián, 1943-2009) no fue artista maldito, sino un creador libre pues aceptó que no hay reglas en la invocación de imágenes inertes o en movimiento, ni en la gestión de las sensaciones y emociones que estas producen. No supo ni quiso vencer al enemigo interno: aniquilarle hubiese sido emascular al poeta, sojuzgar al libérrimo inventor de quimeras.

No es, pues, casualidad sino serendipia que Jota (Grupo de Expertos Solynieve, Los Evangelistas, Fuerza Nueva) haya querido dar nueva vida a un material fílmico rescatado por la Filmoteca Española al adquirir “uno de los archivos personales más potentes en el contexto cinematográfico de la segunda mitad del siglo XX”.

El músico granadino se ha sumergido en la filmografía rodada por Zulueta entre los sesenta y los setenta, que no se limita a la todavía transgresora Arrebato (1980) –no te pierdas el interesante coloquio sobre la misma entre Jaime Chávarri, José María Iñigo y el añorado Antonio Gasset– sino que abunda en espontáneas filmaciones en Super 8. Jota ha podido revisar documentos personales, sus dibujos y polaroids, testimonios de sus escapadas a Berlín y Nueva York, Marruecos e Ibiza. Estampas de una vida cursada sin concesiones.

Y aquí está el resultado, el primer álbum de Jota en solitario, que comienza publicando dos canciones sincronizadas con los fotogramas redescubiertos de Zulueta.

En Natalia Dice para la pieza Te Veo están la pulsión por lo fugaz y fragmentario, por el desafío retinal y la percepción subliminal, de cineastas underground como Jonas Mekas y Stan Brakhage; pero asimismo la construcción pop de esta historia de naufragio pandémico entre Granada y Argentina —en la que colaboran los rioplatenses 107 Faunos y Srta. Trueno Negro— que conecta con los trabajos musicales de Zulueta en TVE y en su primer largometraje Un, dos, tres, al escondite inglés (1970).

Al reverso, Arrebato (Un Buen Día para Iván) para la pieza Cine Álbum Kodak 3, donde aflora el exhibicionismo bisexual de los filmes de Jack Smith o Andy Warhol transmutado en localismo glam, el impúdico hedonismo del autorretrato.

Una obra que firmada por alguien que, como Zulueta, intuyó que la modernidad brota de la tradición y es atisbo de progreso. Plena pausa es un disco que promete ampliar horizontes y ayuda a preservar una obra audiovisual única en la España de aquellos años de plomo, cuyos estamentos censuraron e intentaron cortar las alas a un artista indómito e incomparable.

En directo tiene una duración aproximada de 75 minutos en los que la Srta. Trueno, Migueline (Unidad y Armonía), Roberto Colina y Miguel López, acompañan a Jota en la música mientras el público ve desde los montajes de las películas familiares (4, de 1936 a 1959) realizados por Andrés Duque, realizador de Iván Z, un documental de 2004 sobre Zulueta que os dejamos aquí abajo para que os empapéis bien del personaje donostiarra, a diversas grabaciones incluidas que hacen de videoclips de Natalia dice y Arrebato (Un buen día para Ivan)

«Esta peli va a ser la puta hostia aunque me cuesta la vida y no vuelva a hacer otra» (Arrebato)

secretOlivo
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