Prensado en frío

Josefina Martos Peregrín: «Con cada libro, sufro, río, me desespero, viajo, indago, disfruto»

Portada de 'Ejemplares vivos a la luz de la luna' de Josefina Martos Peregrín
Portada de 'Ejemplares vivos a la luz de la luna' de Josefina Martos Peregrín

Josefina Martos Peregrín: «Con cada libro, sufro, río, me desespero, viajo, indago, disfruto»

Licenciada en Historia Moderna y Contemporánea, la polifacética — ha trabajado en campos diversos (traducción, docencia, sanidad) y dedicado tanto como le ha sido posible a la pintura, el dibujo, la cerámica y la fotografía— autora madrileña afincada en Granada Josefina Martos Peregrín, recientemente ha publicado la novela ‘Ejemplares vivos a la luz de la luna’ (Amarante, 2021): Pasa hoy por la Prensa para contarnos qué nos encontraremos entre sus páginas.

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?

Josefina Martos Peregrín: A diferencia de lo ocurrido a otras personas, el confinamiento no ha supuesto para mí más tiempo libre ni un mayor enclaustramiento. Tengo la suerte de dedicarme en exclusiva a lo que quiero: al trabajo literario y al fotográfico. Salgo poco, viajo con frecuencia, y escribo siempre.

Cuando di esta novela por terminada ‒y mira que me cuesta dar una obra por completamente acabada‒ recogí los libros y revistas utilizadas como base de documentación ‒dispersos por toda la casa‒, me tomé tres o cuatro días de descanso, acopié fuerzas y comencé a buscar editorial, porque cuesta encontrar una que satisfaga nuestras expectativas, al menos a mí me cuesta. Pero, felizmente, descubrí la editorial Amarante, firmé el contrato y se completó así la realidad de este libro al iniciar su camino hacia los lectores (y, por supuesto, lectoras, ¡faltaría más!).

¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

El trabajo de escribir me acomete como aventura y exploración, sin garantía de final feliz, en ningún sentido. Escribo para descubrir y expresar, consciente que nadie me exige tanto como yo me exijo a mí misma.

Con cada libro, sufro, río, me desespero, viajo, indago, disfruto… Este, Ejemplares vivos a la luz de la luna, me impulsó a viajar a Marruecos y al Tíbet: a Marruecos físicamente, para pisar la hammada –desierto de piedra, duro, desolado, carente del glamour de las dunas. Y al Tíbet, en espíritu, llevada por mi imaginación, o mi cuerpo astral, al reino de 1920.

Hace ya cinco años largos que me surgió la idea de escribir sobre el espejo. Traspasé los límites del objeto cotidiano, pero también mágico y filosófico, que conocemos todos, para abordar las múltiples formas que adopta: lo descubrí en la fotografía, en el cine, en las diversas pantallas que nos rodean; en el agua inmóvil y somera, en los metales pulidos; en la luna, las sombras, los dioses, los hijos…

Sentí una acuciante necesidad de reflexionar sobre conceptos íntimamente unidos al espejo: la verdad, la apariencia, la identidad, el doble, el misterio, la posibilidad de otras dimensiones, la máscara, la locura. Nacieron y comenzaron a crecer los diversos personajes, principales y secundarios, y las extrañas aventuras que les acontecen.

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?

La protagonista primera, una periodista especializada en parapsicología, nos confía sus miedos y dudas, casos ciertos y no tan ciertos. Con ella y los personajes que va conociendo nos acercamos a un misterio que fluctúa entre la locura y lo imposible. La aparente dispersión de acciones va explicándose a medida que leemos y avanzamos hacia La cara oculta, esa que nos abre una segunda parte donde lo conocido se invierte e incluso la escritora se transforma.

Os encontraréis con la luna, los buitres y las fieras que aúllan; desiertos y espejismos; desvergonzados amantes que se aman sin tocarse; la siempre arriesgada introspección; el cine como reflejo de la realidad ilusoria; curanderos y gurús; un aventurado viaje por el Tíbet en el inicio de la pandemia y una peregrinación por el Sáhara. 

¿Qué efecto esperas que tenga el libro en ell@s?

Espero —así me lo propuse— abrir a mis lectores perspectivas a mundos no comunes, acompañarles en la reflexión sobre lo real y lo irreal, en el enjuiciamiento y crítica de aspectos de la sociedad de hoy y de ayer. Reflexionar sobre lo humano y divino y dirigir la atención, en especial, hacia los niños como víctimas que son, no solo de males obvios, sino también de amores efectivos pero terribles. 

Todo ello sin rehuir la crudeza ni la inquietud, pero sin renunciar al humor ni a la poesía.

¿En qué medida veremos en él —o no— a la Josefina Martos Peregrín de tus anteriores obras?

En esta novela reaparecen rasgos distintivos de mi narrativa, como son el gusto por el cuento tradicional y la fragmentación del punto de vista, junto a una cuidada construcción de los personajes, una documentación exhaustiva pero no manifiesta, una prosa precisa imbuida de lirismo y un importante sentido del humor.

Todo ello acompañado de aspectos nuevos, no presentes en mi obra anterior, como la integración de las piezas narrativas en un plan preciso, que les permite encajar entre sí a modo de los cristales en un caleidoscopio.

Otra novedad reside en mi aparición como protagonista, dentro de un juego metaliterario, imprescindible para contenido y forma.

La fotografía es otra de las muchas artes mediante las que te expresas, y también —quienes conocemos tu “Salvapalabras” lo sabemos bien— profesas un sincero amor a la palabra. ¿Qué proporción de una y otro hay en ‘Ejemplares vivos a la luz de la luna’?

Hay una gran proporción de fotografía, por su carácter de espejo personal y social. A partir de la incorporación de la cámara al teléfono móvil, la fotografía ha sufrido un cambio sustancial; el flujo de imágenes se ha vuelto continuo, nunca se han tomado tal cantidad de fotos, pero nunca han sido tan fugaces. Van fluyendo como el aire, como ráfagas de viento… y desaparecen. Nacen para circular, no para permanecer. Solo las personas de cierta edad guardan, y a menudo imprimen, las imágenes, y los fotógrafos, claro.

Su utilidad como espejo ha aumentado en detrimento de su función testimonial y recordatoria.

Con respecto al salvamento de palabras en peligro de extinción, apenas lo he ejercido en Ejemplares vivos a la luz de la luna, cuando he utilizado algún término infrecuente, lo he explicado al hilo de la acción.

¿Supone este libro un punto de inflexión en tu producción? ¿Y a partir de ahora, qué?

No lo considero un punto de inflexión, aunque muestra diferencias notables con obras anteriores; en concreto, una mayor extensión, la hibridación de géneros (narrativa, ensayo, lírica, autoficción) y el papel decisivo de elementos metaliterarios.

¿A partir de ahora? Seguir escribiendo y captando la vida con mi cámara. Tengo varios libros esbozados y, sin embargo, voy y empiezo uno nuevo. ¿Por qué? No lo sé, necesito escribir justamente lo que he comenzado, aunque también me guiñan el ojo los borradores en carpetas, los proyectos dormidos, pero no olvidados.

Por último, como lectora, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?

A ver, a ver… Ya está: Miguel Arnas, por cualquiera de sus novelas: Nos, La insigne chimenea, Ashaverus el libidinoso

También te puede interesar...

Javier Gilabert
Click para comentar

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.