Raúl Quinto: «El mundo está mal hecho y yo no puedo asentir y mirar para otro lado»
Raúl Quinto (Cartagena, 1978), es licenciado en Historia del Arte por la Universidad de Granada y actualmente reside en Almería, donde ejerce como profesor. Ha sido uno de los coordinadores de la Facultad de Poesía José Ángel Valente y ha colaborado como crítico en publicaciones como ‘Quimera’. Es autor de libros de poemas como La piel del vigilante (DVD, 2005), La flor de la tortura (Renacimiento, 2008), Ruido blanco (La Bella Varsovia, 2012), La lengua rota (La Bella Varsovia, 2019) o el cuaderno Sola (La Bella Varsovia, 2020). También ha publicado los siguientes libros de narrativa híbrida: Idioteca (El Gaviero, 2010), Yosotros (Caballo de Troya, 2015) e Hijo (La Bella Varsovia, 2017). En Jekyll and Jill ha publicado La canción de NOF4 (2021) y Martinete del rey sombra (2023), libro que hoy le trae por nuestra ‘Prensa’.
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Raúl Quinto: El libro se vertebra en torno al fatídico episodio de la Gran Redada contra el pueblo gitano en España de 1749, un verdadero proyecto de exterminio, tan terrible como olvidado. Soy profesor de Historia y este acontecimiento lo desconocía hasta hace sólo seis años, lo descubro en un dossier de una revista de investigación histórica dedicada al pueblo gitano y me sorprende que un hecho tan devastador, y que tiene tantas semejanzas con otros fenómenos de genocidio mucho más reconocidos por la memoria colectiva, no apareciera siquiera mencionado en la totalidad de los libros de texto y programas curriculares que llevaba manejando desde que empecé a dar clases de Historia. Ese hueco me gritaba y me interrogaba, por eso decido investigar y utilizar la mejor herramienta que poseo para deshacer los nudos que me oprimen el cerebro: la literatura.
¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?
Que entienda que el libro está lleno de huellas, algunas nos llevan hacia atrás en el tiempo y otras hasta justo el presente, que no es una novela histórica al uso.
¿Qué efecto esperas que tenga en ell@s?
Me gustaría que entendieran que muchos de nuestros prejuicios, sobre todo los raciales, y bastantes de nuestros “conocimientos asentados” sobre el pasado tienen una base inestable y raíces históricas profundas que los explican y pueden llegar a mostrarnos un espejo incómodo pero necesario.
¿En qué medida veremos en él —o no— al Raúl Quinto de tus anteriores obras?
Martinete del rey sombra es mi libro más narrativo, dentro de su hibridez la parte novelística tiene mucho más peso aquí que en anteriores ejercicios en prosa, pero mantiene algunas de las constantes de mi obra anterior, como la mezcla genérica y el tratamiento poético del lenguaje, el interés por la Historia y los personajes que camina al límite de lo que se entiende por normal, o el cuestionamiento político de esos límites. No obstante, con el libro con el que más conexión tiene es con La lengua rota (La bella Varsovia, 2019), del que este último podría ser un anexo, o viceversa.
Tu producción escrita se mueve en un intervalo que va de la poesía a la narrativa híbrida. ¿Eres más poeta narrador o narrador poeta? ¿En qué campo te encuentras más cómodo?
Escribo, por lo que supongo que seré escritor. Tampoco sé muy qué otra etiqueta ponerme, cierto es que no soy novelista, no soy lo que uno se imagina cuando piensa en un novelista, y que mi manera de trabajar la prosa es sustancialmente poética, en el sentido de que presto atención a cada frase del texto desde un punto de vista rítmico y musical, construyo estructuras narrativas que tienen algo de estrofas y me acerco a la narración, o reflexión, porque siempre hay un componente ensayístico en mis libros, desde la imagen, la sugerencia, la carnalidad física de las palabras y la búsqueda de una emoción anterracional, exactamente igual que cuando escribo poesía. Pero dejemos las etiquetas para los críticos, que es parte de su trabajo.
La enfermedad mental en ‘La canción de NOF4’, el intento de erradicación de España del pueblo gitano… No son temas precisamente “cómodos” para el lector ni para el escritor actual. ¿Debe la literatura “mojarse” a la hora de sacar a la luz las oscuridades del ser humano?
No sé si debe, así en general, pero yo no concibo mi propia escritura sin ese mojarme hasta las cejas en los aspectos de la realidad que no entiendo o que me parecen puntos de conflicto, a veces soterrados. No concibo mi literatura sin esa pulsión política. El mundo está mal hecho y yo no puedo asentir y mirar para otro lado.
Me consta que apenas hay documentación sobre este oscuro episodio de nuestra historia; que pareciera haber sido silenciado, pues lo que no está escrito deja de existir, y que en tu etapa de documentación han sido claves los trabajos previos de Manuel Martínez Martínez y de Sarah Carmona. Háblanos un poco sobre esto.
Manuel Martínez ha sido fundamental, es un doctor en Historia que lleva 35 años rescatando documentos de los archivos que habían pasado desapercibidos, puede que por un desinterés muy elocuente, por los historiadores, tomó el testigo de Antonio Gómez Alfaro y ha construido el relato fundamentado más exacto que existe hasta ahora de lo sucedido con la Gran Redada; y lo ha hecho un poco a contrapelo de la academia tradicional. Su ayuda ha sido crucial para toda esa parte del libro, le debo mucho y siempre que puedo pongo en valor su extraordinario trabajo.
Sarah Carmona, por su parte, es una historiadora francesa, que además es gitana, y esto último es muy importante y tiene que ver con muchas de las cosas que se hablan en el libro. La historia gitana siempre se ha contado desde fuera porque hasta hace muy poco no han tenido acceso a la alfabetización y mucho menos a los altavoces de la academia y la universidad, por eso su historia es un relato incompleto, lleno de huecos y miradas torcidas. El origen del pueblo gitano es uno de esos misterios históricos que se han mantenido en sombras precisamente por todo lo expuesto antes, en el capítulo de mi libro El largo pueblo de los caminos uso los estudios e hipótesis, basados en arqueología, lingüística, etc., de la investigadora Sarah Carmona, que es un ejemplo muy notable de cómo ahora, por fin, algunos gitanos han conseguido romper esas barreras históricas y acceder a lugares desde los que poder contar su propia historia sin resignarse a ser un otro malcontado por los de siempre.
Por último, como lector, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?
A la escritora onubense Nuria Mendoza, autora del estupendo libro de relatos Un pájaro bajo la cama.
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