Antonio Luis Ginés: «Los poemas están ahí para ser habitados u ocupados»
Antonio Luis Ginés (Iznájar, Córdoba, 1967) cuenta con con ocho libros de poesía publicados hasta la fecha. Algunos de ellos son Rutas exteriores (IX Premio Nacional de Poesía Mariano Roldán, 1998, Ánfora Nova), Animales perdidos (Plurabelle, 2005), Picados suaves sobre el agua (Bartleby, 2009), Aprendiz, (Edit. Isla de Siltolá, 2013) y Antonov, (Bartleby, 2020, 2ª edición). En el terreno de relatos, publica El fantástico hombre bala (El Páramo, 2010) y Teoría de lo imperfecto, 2015, La Isla de Siltolá), con el que quedó finalista de los Premios Andaluces de la Crítica. Otras publicaciones: suyas son el libro de ensayo Seres de un día, (Isla de Siltolá, 2007) y, junto a otros dos autores, Acróbatas del aire (Ayto. De Iznájar, 2018), un libro con textos narrativos sobre el mundo de las aves.
Ha participado en algunas antologías como Edad presente. Poesía Cordobesa del siglo XXI, (Fundación J.M. Lara, 2004), Terreno fértil. Un ámbito poético. (Córdoba, 1994-2009) (Edición de Antonio Barquero y Eduardo Chivite), El cangrejo pistolero (2010, Sevilla), En legítima defensa. Poetas en tiempos de crisis (Bartleby, 2014) y Con&versos. Poetas andaluces para el siglo XXI (La Isla de Siltolá, 2015).
Es, además, cofundador de la asociación cultural Mucho Cuento. En 2023 publica su primera y única antología hasta la fecha, Bosques de Polonia (Ayto. de Iznájar), que recoge una selección de esos primeros 25 años de escritura poética y es el motivo que lo trae hoy a nuestra Prensa.
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Antonio Luis Ginés: Creo que el momento se prestaba a ello, y pensé: ‘Ahora o nunca’. Suena un poco tajante, pero este tipo de decisiones tienen su instante preciso, y si dudas, pues luego igual no se te vuelven a presentar las mismas circunstancias. El Ayto. de Iznájar me hizo la propuesta y no me lo pensé. Creo que la precisión del instante dice y sugiere hacia donde debes llevar tus pasos. Y los míos me llevaron hasta aquí.
¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?
Llevaba tiempo pensándolo, haciendo mi propia composición mental de la selección. Desde hace unos años algunas personas me comentaban la imposibilidad de acceder a alguno de mis primeros libros. Eso, unido a la necesidad de dar una visión de conjunto en la que se pudiese ver la evolución que he seguido, resultaba algo estimulante para acometer esta nueva aventura.
¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?
Que se dejen llevar, arrastrar, sacudir, cualquier otra consigna podría sonar a pretenciosa por mi parte. Los poemas están ahí para ser habitados u ocupados, son espacios que esperan huéspedes; luego cada cual sentirá algo distinto, pero si se produce esa acción de conexión, si se despierta algo en quien está al otro lado aunque sea por un segundo, me doy por satisfecho.
Veinticinco años de poesía, siete poemarios ¿Cómo se hace una selección de una obra como la tuya? ¿Por qué estos poemas y no otros?
Me dejé poemas fuera que no eran menores, que en algún momento representaban un punto importante del libro en cuestión, pero primó una dirección clara: crear una propia línea en la selección, como si fuera un único libro, y ello motivó que quedara este conjunto. Fue el inicio de los primeros poemas seleccionados el que intuía me iba a llevar hacia los siguientes, así hasta configurar una estructura con cierta homogeneidad. No fue difícil, solo tenía que ir jugando con ‘las piezas’ que ya tenía escritas. Dejarme guiar por el instinto de lo ya creado, pero sin perder la cabeza.
¿Cuál fue la primera sensación que recibiste al mirar hacia atrás y ver lo recorrido?
Sentí vértigo, no lo niego. Recoger veinticinco años de tu trayectoria, resumirla en unos cuantos poemas te hace pensar en muchas cosas y no siempre hallas respuestas para todo. Después vienen otras sensaciones, y algunas más placenteras que otras, pero todas enriquecen, hasta los equívocos tienen su derecho a hospedaje. Sin embargo, predomina la satisfacción de haber hecho este recorrido, de poder disfrutarlo. Esa sí que es una sensación permanente, que te une al tiempo —a tu tiempo y te mantiene dentro de él—; al trazado y al que sigues trazando.
Suelo poner a las personas que pasan por la Prensa en un aprieto, consistente en quedarse solo con tres poemas del libro del que nos hablan. Pero claro, tras el ejercicio de decantación de tu obra en ‘Bosques de Polonia’, sería ya rizar el rizo. ¿Te animas a escoger una terna?
Es complejo, sí, dice mucho esa elección, pero quiero pensar que solo responde a un momento concreto como éste, igual en unos meses haría otra selección distinta. Tal vez no parezca muy original, ahora me decantaría por Rotonda, del libro Aprendiz, Cielo único y Bosques de Polonia, del libro Antonov. Tres poemas muy distintos, pero que siempre me gusta mantener en mis lecturas.
También se cuentan entre tus títulos un par de libros de relato y otro de ensayo. ¿Te animarás con una novela alguna vez? ¿Qué andas escribiendo ahora?
Con la novela he tenido alguna tentación, pero no he sido capaz de que cuajara nada en ese terreno. Tal vez estoy demasiado acostumbrado a otro género, y me cuesta muchísimo cambiar ciertos hábitos a estas alturas. Quiero pensar que será eso. Y que exige otro tipo de disciplina. En alguna ocasión ha habido alguna conocida que me ha dicho que para cuándo una novela, que ahora los poetas estaban casi todos probando con ese género pero creo que era en tono irónico, como diciendo ‘no vayas también a pisar ese barrizal. No lo fastidies’. Sí que espero retomar los relatos pronto, es algo que me apetece, aunque estoy esperando la atmósfera adecuada para que cuajen algunas ideas y pueda entrar de nuevo en esa dinámica.
Por último, como lector, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?
Pienso en varios nombres, la verdad, no es fácil tampoco esta elección pero solo por verlo en estas lides, bajo este ‘tercer grado’, a Francisco A. Carrasco.
Tres poemas de ‘Bosques de Polonia’ de Antonio Luis Ginés
ROTONDA
Uno escribe sobre lo que ve.
Por eso no quería aquella habitación
con vistas a la rotonda, donde
el tráfico, fluido e incesante,
nos llevaba a escribir sobre gente
que pasa, sobre coches
que no dejan rastro. Prefería vistas
a la sierra pero no pudimos elegir.
Me preguntaba en qué momento
había sido uno de aquellos automóviles
que no se detienen, corriendo
sin la certeza de un destino.
Uno no percibe a los demás
cuando está dentro, formando
parte de ese círculo, mientras
la vida, en su tránsito, nos desplaza.
Uno escribe de las entradas
y las salidas a la rotonda,
de esa chispa que surge
cuando dos vidas
transcurren
por el mismo instante.
Me pregunto si no soy el que ahora,
desde fuera, escribe sobre el de dentro,
como si le conociera.
(Aprendiz, 2013)
CIELO ÚNICO
No será este otro poema, ni siquiera
girará en torno a ti o a mí, ni hablará
de lo posible que crece al final
de los últimos árboles.
Miramos hacia arriba y toda la extensión
celeste parece una, pero engaña.
Sabemos que hay un cielo
para cada sonrisa que escapa de un sueño,
y tú y yo somos dos búhos
extraviados en plena mañana,
que de pronto hallan cobijo y calor
para la siguiente noche. No será este
un poema de pérdidas, ni tampoco
la pérdida dentro de un poema.
Hay que ir más allá, dejar que el río
ejerza su arrastre corriente abajo
hasta que la primera cascada
nos detenga. El reflejo en esas aguas
de cielos partidos por nubes,
eso sí será único.
(Antonov, 2020)
BOSQUES DE POLONIA
Escribo sobre papel nacido en los bosques de Polonia.
Árboles del norte que vieron la guerra, el odio, el amor.
Toco esas hojas, acaricio la piel muerta,
los anillos silenciosos, la celulosa.
Quiero escribir sobre ellos,
sobre las cosas que te dejan y solo son cosas,
sobre los seres que no están y cuyas sombras nos persiguen,
sobre este hueco en el pecho latente desde el primer llanto,
de cómo nadie sacia lo que no tiene fondo.
Escribo
sobre los bosques de Polonia que nunca visitaré.
Sobre el dolor flotando en sus nidos, sobre el deseo
de una huida imposible. Sin escalas, avanzando
como un vagón sin máquina
por los últimos bosques de Polonia.
(Antonov, 2020)
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