Música

Tanguillos de los Chicucos

Tanguillos de los Chicucos

La conquista de América convirtió Andalucía en la puerta al Nuevo Continente. Mientras en el norte de la Península se padecía una crisis de subsistencia muy acentuada en el mundo rural, ciudades como Sevilla y Cádiz se convirtieron en epicentro del comercio y la riqueza emergente.

Todo eso provocó un éxodo progresivo de montañeses cantabros que, primero analfabetos y luego siendo duchos en números, unos con intención de cruzar el charco, otros se quedaron en Sevilla, donde se les conocía por jándalos, o en Cádiz; los chicucos.

A finales del siglo diecinueve los chicucos representaban más de dos tercios del total de los comerciantes minoristas de Cádiz, por eso algunos de sus establecimientos evocan a Cantabria.

Este y otros nexos ibéricos son los que inspiran al dúo burgalés Fetén Fetén (Diego Galaz y Jorge Arribas) a crear canciones como estos Tanguillos de los Chicucos, segundo single de su cuarto elepé titulado Melodías de Ultramar.

Entre los músicos invitados podemos encontrar a Pablo Martín Jones, Marina Sorin, Josete Ordoñez, Carmen París o Javier Ruibal, que escribe y canta la letra del tema que aquí os traemos.

Tanguillos de Chicucos

Atento porque te habla  el rey del Ultramarino,
yo le vendo al que tiene pasta pero le fío al que está canino

Soy el príncipe del arenque, el bacalao y la alubia fina,
tengo un fino y un aguardiente que la gente se arremolina,
la canela y el té a la menta y la pimienta del Camerún,
las ciruelas de Damasco, te vendo en frasco mormo de atún. 
Mira niña, lleva un cuartillo de este membrillo que no es común,
las castañas en orujo pégate un lujo con tu marío
y un litrillo de este coñac que veras que está que quita el sentido

Y así pregonaba yo en aquellos tiempos de gloria
cuando Cádiz era otra historia pero aquello sanseacabó
con la crisis y la inflación, el asunto se puso feo,
y el colmao que era un ateneo y daba vida a la población
se murió porque justo al lao de mi tiendita modesta
se instaló un supermercao y ahí se acabó la fiesta.
Con el envase al vacío se perdió el papel de estraza,
el jaleo y el mujerío y el dulce de calabaza.

Hoy gracias al Mercadona, al Día y al Covirán
desayuno con cereales en vez de manteca colorá,
que jodienda pa la merienda un Bollycao que no sabe a ná
y de la noche a la mañana nos llegó la modernidad,
ahora somos consumidores que no es ni chicha ni limoná

 

secretOlivo
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