Espacios naturales

Bahía, mi bahía

Bahía, mi bahía

No era deseable que los trabajadores tuvieran sentimientos políticos intensos. Todo lo que se les pedía era un patriotismo primitivo al que se recurría en caso de necesidad para que trabajaran horas extraordinarias o aceptaran raciones más pequeñas. E incluso cuando cundía entre ellos el descontento, como ocurría a veces, era un descontento que no servía para nada porque, por carecer de ideas generales, concentraban su instinto de rebeldía en quejas sobre minucias de la vida corriente”. George Orwell, 1984

La bahía de Algeciras cuyas aguas llevan ya muchos años en conflicto vuelve a ser noticia, y no por las altísimas cifras de paro, por la práctica quiebra de varios de los ayuntamientos de la comarca, o por los niveles de cáncer y otras enfermedades con causa más que probable en la contaminación de las industrias de la zona, ni si quiera por vertidos petroleros o los buques mercantes encallados en nuestra costa, esta vez -como muy a menudo parece- es una cuestión de patria, la cuestión es Gibraltar.

Nuestros gobernantes reclaman unas aguas cuya soberanía España prácticamente ha reconocido por la labor de “grandes gobernantes” en diversos tratados internacionales, sin saber ni quiera que estaban reconociendo dicha soberanía. La cuestión parece ser que la invasión de estas aguas por el Gobierno gibraltareño y la colocación de unos bloques de hormigón para regenerar el fondo marino impiden faenar a la flota pesquera de la bahía. Yo como vecino de la bahía me atrevo a hacer varias cuestiones, en primer lugar cuestiono ese daño a la flota, pues la flota ya fue diezmada hace años y la cantidad de naves que aún faenan en esas aguas es mínima, así que no llego a comprender como el Gobierno de España, para el que tan insignificantes son miles de firmas apoyando al CSIC o millones de personas en las calles puede dar tanta importancia a una flota de tan pequeño tamaño.

Pero casualmente en la bahía se practica frecuentemente el bunkering, que consiste en el repostaje de los barcos mercantes que pasan por la bahía sin necesidad de entrar en puerto, este negocio da grandes beneficios y se realiza, tanto por Gibraltar como por España, mediante concesiones públicas. Sorprendentemente, una de las principales operadoras de la bahía es una empresa llamada Ducar, en la cual posee grandes intereses el excelentísimo señor D. Miguel Arias Cañete, ministro de Agricultura y Medio Ambiente. Está ya más clara la cosa ¿no?

De mis pocos años la mayoría los he vivido en esta comarca y me siento afortunado por ello, he tenido la suerte de vivir en contacto cercano con el pueblo gibraltareño, por el que siento un gran aprecio y al que considero un pueblo hermano. He escuchado a mi abuelo contando cuando Gibraltar abrió la frontera para acoger a los refugiados durante la Guerra Civil, así como perseguidos por los fascistas durante la represión, y no porque las autoridades gibraltareñas quisieran, si no por la presión social de ese gran pueblo que aquí conocemos como “llanito”.  Hablamos mucho en Europa del Muro de Berlín pero nadie piensa en los años que la frontera estuvo cerrada obligando a familias a realizar varios días de viaje para poder encontrarse, olvidamos también cuánto trabajo ha generado Gibraltar en una zona tan deprimida y atrasada, así como el consumo que sus ciudadanos realizan en nuestras ciudades, que no pagan IVA, pero el IVA tampoco lo disfrutamos nosotros directamente, y esto son temas de la Unión Europea, no de Gibraltar.

Por lo que este pueblo me ha dado, debo defender su posición en esta ocasión, y decir que todo esto no hace daño más que a los de siempre, a las personas que vivimos en esta zona, a uno y a otro lado de la verja, esas personas trabajadoras que hacen horas de colas para salir de su país e ir a trabajar, a la caída del turismo que nos acabará afectando. No entiendo ni llegaré a entender la doble vara que utiliza el PP en las diferentes administraciones, pues por un lado comercia con arena de Valdevaqueros con el Gobierno Gibraltareño mientras por otro lado desde el Gobierno Central intentan ahogar a la población de la zona con controles de varias horas.

Claro y meridiano. Los intereses de los señores poderosos están amenazados, la situación social en España es mala (y el horizonte no mejora) y -tras la derrota en fútbol con Brasil- este es el último grito patriotero para despistar con este falso enemigo a la mayor cantidad de población de temas mucho más importantes, como el que Gibraltar siga siendo un paraíso fiscal y entre sus clientes figuren muchos señores poderosos, incluso amigos y amigas del Soberano, que no es el pueblo, sino el Rey de España y los españoles.

 

Marcos Quesada
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