Raíces

Mediterráneo

En una tarde de otoño y en una playa de arenas negras, dos niñas juegan a no mojarse los pies: nunca olvidarán esa tarde.

Al otro lado del peñón de Salobreña, un grupo de adolescentes comienza a animarse para el baño bajo la lluvia. El clima de otoño, fiel a leyes secretas, sabe provocar claros de sol, los chicos saltan entre olas, ellas se resisten. Tampoco olvidarán nunca esa tarde.

En otra playa, un tipo con botas hasta la rodilla chapalea sobre las aguas negras de una cloaca. Fuma, escupe y apenas llegue al bar olvidará esta tarde.

En la playa de Almuñécar desembarca un grupo de hombres. El que los manda tiene el pelo rojo, dicen que es germano, pero se hace llamar Abdel Rahmán, el omeya. No quiere tablas para desembarcar, prefiere mojarse los pies y los bajos de la túnica. En una mano lleva la bolsa con los capullos de seda y las semillas de la morera negra, traídas de China a Persia, de Damasco a Cartago y desde allí a Al Ándalus. Las semillas serán árboles, los gusanos comerán sus hojas, se harán crisálidas y el será el rey, porque quien tiene la seda tiene el poder.

Esa tarde nació Al Ándalus.

Mil años después en la misma playa, el último exiliado andalusí zarpó hacia el Tánger atlántico. Días antes, los amos habían talado sus moreras para sembrar centeno negro. Esa tarde murió Al Ándalus en el mismo lugar donde nació: en la playa mediterránea.

Los geógrafos dicen que es un mar interior del Atlántico oriental, que une y separa la Europa meridional, el Asia occidental y el África del norte. Los antropólogos sostienen que es un concepto poco selectivo: designa demasiadas cosas y demasiado dispares. Los geólogos cuentan que hace millones de años Sierra Nevada y el Atlas eran un único y gigantesco dique de piedra, el Mar de Thetis era ya una planicie seca. Por entonces, el Atlántico se desbordó en una enorme cascada que en 40 años formó al Mediterráneo. Si el Estrecho se cerrara, el Mediterráneo se secaría de nuevo, cosa que ocurrirá en cinco millones de años. Tal vez, como Al Ándalus, muera mucho antes: es el mar más contaminado del mundo.

Tal vez el Mediterráneo sea sólo la suma de los recuerdos inolvidables de una niña y un emir, de un exiliado y de un adolescente.

Nota: El Mediteráneo apenas tiene archipiélagos (conjuntos de islas separadas por lo que las une), pero sus cuatro penínsulas (Ibérica, Itálica, Balcánica y Anatolia) son cuatro mundos insondables. De sus costas zarpaban los faraones para su retorno al Edén, lo llamaban el Gran Verde. Los romanos, Mare Nostrum, los griegos, Mesogeios, los árabes, al-Mutawasit, y todos; el mar del medio de la Tierra.

Así que las dos grandes fuentes de la civilización de la Humanidad tienen en común el adjetivo medio: el Mar Medio y la Tierra Media, que esto significa la palabra China. Créanme.

José Luis Serrano
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