Aproximaciones

Cruces entre Argentina y Andalucía

Makandé Jukal

Palabras de la flamenca Makandé Jukal

Gabriela, Makandé Jukal, es una persona extraordinaria. Profesora y artista flamenca, aprendió de los gitanos que transitaban por sus tierras rioplatenses. Ella me contó parte de lo que es la tradición flamenca de Buenos Aires.

He aprendido mucho de Makandé, de su conversación, de su sentimiento sincero y de su pedagogía integradora. Con su marío, el tocaor sevillano-granaíno Mariano Gabarri, dan extraordinarias clases en las cuales te hacen aprender el cante para el baile y el baile para el cante.

Le pedí que me dijera unas palabras hace tiempo y me las envió. Hoy, que se fue de España y volvió a la Argentina, quiero que los lectores de secretOlivo puedan ver la palabra flamenca en su jugo de sinceridad, de espontáneo arranque por sentimientos textuales.

La historia que hay detrás es digna de conocer. En este pequeño artículo, simplemente, dejaremos que sus ecos comuniquen por sí solos la experiencia del flamenco en el caminar de una persona. 

«Uno busca lleno de esperanza el camino que los sueños prometieron a sus ansias.
Sabe que la lucha es cruel y es mucha pero lucha y se desangra por la fe que lo empecina..»

Y así siguiendo mis sueños crucé el charco como muchos otros y otras en distintas épocas… Pero desde que el «hombre blanco» descubrió que había un mundo del otro lado, no ha cesado el intercambio. Por decirlo de una forma, porque ya, estos tantos años que una lleva vividos le han enseñado que el bien trasciende al mal, puesto que el intento de exterminio, saqueo y usurpacion de las tierras descubiertas y de los pueblos originarios que las habitaron -y aún habitan- no ceso.

Pero se abrió un camino y se tendió un puente entre nuestras «dos orillas» que nunca ha dejado de ser transitado, intercambiándose vidas, amores, odios, sueños, enfermedades y remedios, dioses y mercancías.

Llegué a España con la peseta, con mis niños pequeños y mi compañero, escuchando en mis walkman a Lole y Manuel y a Camarón, aunque crecí escuchando a Hugo del Carril, Darienzo y Gardel.

Recuerdo abuelos, padres y tíos reunidos en bodas, bautizos, cumpleaños y comuniones. La alegría y el bullicio estaban presentes. Bailando, entre añoranzas de tiempos mejores, las lágrimas de los más viejos, recordando a los ausentes y las risas y los chillidos de los chiquillos. Ya en alta noche no faltaba el valiente que se entonaba con un cantesito y si había guitarra en la casa también se hacía presente.

Esta escena la podemos recrear en cualquier patio de Boedo, La Plata, Córdoba o Sevilla.

Tango y Flamenco, Flamenco y Tango se encontraron una noche de lunita clara, en una esquina y a la luz de una farola intercambiaron dos o tres letras… Ya de madrugá y en trasnochada juerga, Sabicas, Pichuco, Virulazo y Farruco, Carmen Amaya, La Tita, Farina y Gardel… taconeron hasta el amanecer.

Ah!! y estaban Paco y Piazzola también.

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