Por la igualdad, desde el Sur
Leer la prensa… Es uno de los placeres que degusto en domingo. Me gusta mancharme los dedos de tinta, es una señal que me hace entender que no renuncio a saber. Intento controlar la sensación de velocidad con la que convivo el resto de la semana para poder así analizar desde la calma qué sucede en mi profesión. En la primera hojeada, me sobresalto. En un titular está destacado “crimen pasional”. En el siguiente, leo que Paula Echevarría dice que fue ‘lapidada’ por feministas y más adelante, a toda página, que el líder de Vox critica que haya “una ley que convierte a los hombres en culpables por el hecho de ser hombres”.
Definitivamente el periodismo no está preparado para arrancar prejuicios y ser factor clave en la denuncia de un sistema que perpetúa la desigualdad. La frivolidad le impide adquirir un protagonismo transformador: cuenta Nuria Varela que si erradicáramos la violencia machista, cada año 45.000 mujeres más estarían vivas. Pienso en las mujeres racializadas, en las del mundo rural, en las hermanas latinoamericanas, de las que tanto nos queda por aprender. En cómo la literatura o el cine también nos obvia. En la nula repercusión de los temas de salud que nos afectan a nosotras: no hablamos de la menstruación en público, los estudios sobre las dolencias se realizan tomando como eje al varón.
Sin contexto, olvidaremos que hasta 1963, en nuestro país, estaba permitido “por derecho” matar a una mujer adúltera. Sin un marco que aporte significación, aún seguirá escribiendo la historia el machismo y no personas como Sojourner Truth, la primera mujer negra (nacida esclava) que ganó un juicio a un hombre blanco tras la venta ilegal de uno de sus hijos.
Llega la luz gracias a una entrevista de Mercedes de Pablos, directora del Centro de Estudios Andaluces, en lavozdelsur.es. Considera el feminismo “la revolución más inclusiva del mundo”. Rechaza los guetos, la exclusión. Y apunta inteligentemente en su discurso a la discriminación que sufrimos las mujeres andaluzas: somos visibles sólo por la emoción y no por “el emprendimiento ni la razón”. Y entonces taconeo. Porque el conocimiento me permite saber, que esto viene de largo.
Les dejo un ejemplo: “La pensadora gaditana” no es sólo una afamada comparsa del Carnaval, es la obra maestra de Beatriz Cienfuegos, una editora de Cádiz que en 1786, a pesar del descrédito de sus colegas, se hizo cargo de la primera publicación periódica en España liderada por una mujer.
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