El libro que simboliza un espíritu
Por Bruno Alcaraz
¿Por qué destruir el Corán? ¿Por qué hay acumulado tanto odio contra un libro? Un intento de entenderlo responde al significado cultural y religioso del escrito. El Islam, que tiene 1.200 millones de seguidores del Corán en todo el planeta, transformó el orden establecido con un mensaje corto, pero con una idea muy poderosa, que aun sigue viva: «No hay más Dios que Alá, Muhammad es su Profeta”.
Se dice que el arcángel San Gabriel reveló durante 23 años al profeta Muhammad un texto, por la vía dela Iluminación, que sería el Corán, un texto recogido en 77.639 caracteres, compuesto de 114 suras o azoras (capítulos), compuestas a su vez por un total de 6.236 aleyas (versos o versículos) y cuyo nombre alude a la recitación y sería sagrado.
Recitar el texto sin purificarse no es obrar bien, ya que el libro es cuidadosamente envuelto en seda o en una tela adornada y colocado en una posición elevada; la mayor gloria del musulmán es memorizarlo. Quienes lo hacen ganan el título de Hafiz. Se cree que recitado de cierta manera produce milagros. La perfección de la caligrafía con que está escrito supone un acto piadoso.
Antes de ser transcrito por Zhaid ibn Thabit, ocupó hojas de palmera, huesos planos de camello, piezas de madera o pergamino. Desde que en 1801 se publicara en Kazán, capital de Tartaristán, el primer Corán en papel, ha sido objeto de persecución, destrucción o quema en varias épocas.
El 11 de junio de 1992 se anunció la ejecución de cuatro personas en la ciudad santa de Mashhad, provincia de Khorasan. Javad Ganjkhanlou, Golamhossein Pourshirzad, Ali Sadeqi y Hamid Javid fueron detenidos en Mashhad el 30 de mayo de ese mismo año en relación con los disturbios que se habían producido en esa ciudad. Se les declaró convictos de varios cargos, pero Ali Sadeqi fue también acusado de quemar miles de ejemplares del Corán.
Sadeqi era el jefe del ataque contra el edificio de la Organizaciónde Propagación Islámica en la que ardió una gigantesca biblioteca donde había ejemplares muy valiosos, como una copia del primer Corán traducido al latín, en 1143 por Robert de Ketton (traducido en España bajo los auspicios de Pedro el Venerable), y otra copia del Corán impreso en papel en Kazán en 1801.
Se cree que desde 1992 hasta el final de la guerra en Bosnia, los serbios dañaron 188 bibliotecas -43 completamente destruidas- y devastaron 1.200 mezquitas, y esa cuenta aun está incompleta. Miles de ejemplares del Corán fueron purgados y desaparecidos. El sitio de Sarajevo fue el asedio más prolongado en la historia de la guerra moderna. Llevado a cabo por las fuerzas de la autoproclamada República Serbia de Bosnia y el Ejército Popular de Yugoslavia, duró desde el 5 de abril de 1992 hasta el 29 de febrero de 1996.
El incendio fue causado por el fuego de artillería del ejército serbo-bosnio. El edificio no tenía valor estratégico ni importancia militar, pero constituía el gran símbolo de identidad de un pueblo; poseía unos dos millones de libros y miles de documentos y manuscritos de gran valor, conservados a lo largo de siglos tanto por musulmanes como por serbios ortodoxos, croatas católicos y judíos.
En octubre de 2007, en el diario El País, el hispanista Muhammad Nezirovic, profesor emérito de la Universidad de Sarajevo y que perdió en la guerra su biblioteca particular de 5.000 volúmenes, »que quedaron en el lugar equivocado del frente’‘, aseguró que ‘‘Vijecnica fue bombardeada por ser el núcleo de la memoria colectiva y de la identidad multiétnica de Bosnia-Herzegovina’‘.
»Fue un intento de destruir la memoria escrita. Es hermoso pensarla como un ave fénix que renace frente a la barbarie. No puede volverse un centro administrativo… ¿Se imagina usted la Alhambra convertida en Ayuntamiento, como terminó siendo la Madraza de Granada en 1502? Nadie en Sarajevo ve a Vijecnica como un Ayuntamiento».
En abril de 2003, durante la toma de Bagdad por las tropas de EE UU, cientos de ejemplares del Corán de diferentes épocas desaparecieron en el incendio de la Biblioteca Nacionaly en el Centro Cultural Bayt Al Hikma. Es imposible que una persona haya escuchado hablar de una computadora o de un coche sagrado, pero sabe, como lo supo antes Borges, de la existencia de libros considerados sagrados.
Un libro viene a ser para muchas sociedades un monumento a la memoria y el libro sagrado una manifestación divina de un espíritu superior, por la vía de la Revelación, como es La Biblia, o de la Iluminación, como es el Corán. Y, sin embargo, como libro sagrado, el Corán adquiere paradójicamente en la actualidad otra condición: la de ser un libro sagrado perseguido como símbolo.
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