Que nos dejen en paz a los europeos
No justificamos la guerra quienes queremos a la Unión Europea y la OTAN fuera de un conflicto que no nos atañe, la justifican quienes asumen que es inevitable involucrarnos en ella.
La OTAN debería de haber desaparecido tras la caída de la Unión Soviética, pero ha decidido seguir con su negocio y argumentar su expansión hacia el Este reavivando una Guerra Fría que ya estaba enterrada. La OTAN es la herramienta bélica de los Estados Unidos, que hoy manda a los ucranianos a morir por una causa geoestratégica imperialista. Un siglo de tropelías por el mundo con el discurso hollywoodiense del Bien contra el Mal.
Y quien quiera entender que esto significa justificar la invasión de las tropas rusas en Ucrania no puede ser más que un imbécil o un vil manipulador.
Los Estados Unidos utilizan a Europa, lejos del territorio americano, como su propia amenaza nuclear a Oriente, y aquí están nuestras instituciones y nuestros medios de comunicación ejerciendo de palmeros, aduladores insignificantes entrando imprudentemente en el juego de la guerra y echando más leña al fuego.
Hemos desaprovechado la oportunidad de demostrar independencia y personalidad. Ahora, en vez de enviar ayuda humanitaria ante un conflicto de esta índole —¡qué decepción, el Gobierno de España!— preferimos mandar armas mortales.
¿Qué Europa queremos dejar a nuestros hijos? Nos empujan a una Europa miserable. ¡Que nos dejen en paz! Sin ser perfecto, este ha sido un continente relativamente sereno y estable desde el fin de la Segunda Guerra Mundial. Eso se acabó. No es un juego, no banalicemos. La guerra nos estallará en la cara tarde o temprano.
El Pacto de Varsovia se disolvió tras el fin de la Guerra Fría, pero la OTAN decidió seguir con su expansión desafiante. No importa si se comprometió a no hacerlo más allá de las fronteras de Alemania; para quienes se autoproclaman el Bien, ríete tú de los compromisos.
No justificamos la guerra quienes gritamos contra ella, quienes repudiamos las invasiones, quienes no queremos misiles nucleares en nuestros países, quienes manifestamos nuestro rechazo a la OTAN. Pero parece que debatir con esta premisa y no adherirse al argumentario de la Casa Blanca, a la teatralización absurda del Bien y el Mal —hay que ser muy cretino para simplificar así los tejemanejes de la geoestrategia—, sea estar a favor de los abusos de Putin. Estados Unidos lleva años planificando la desestabilización de Ucrania y Europa, militarizando nuestro continente y utilizándonos en su propio interés imperialista, un intento desesperado de mantener su hegemonía en decadencia.
Se ha usado a Ucrania como trampa para que Europa asuma precipitada e irreflexivamente convertirse en el Flanco Atlántico del imperio norteamericano, sin pensar en las consecuencias devastadoras a las que esa obediencia irracional nos va a conducir.
Las líneas rojas estaban marcadas y se sabía que cruzarlas significaba apostar por la guerra. Entre potencias nucleares es fácil imaginar de qué monstruosa guerra estamos hablando, pero en el argumentario que nos imponen los medios —manipulando, teatralizando grotescamente, apelando a las pasiones, a la improvisación, a la saña— no nos están contando todo. Más bien nos están contando muy poco mientras nos empujan a las trincheras. Y allá vamos, sin mostrar ni un ápice de personalidad ni de reflexión, como zombies.
Qué pena de Europa.
NO a la guerra
NO a la invasión de Ucrania
NO a la OTAN
NO a Europa como Flanco Atlántico de EEUU
No al despliegue de misiles nucleares de EEUU en Europa
También te puede interesar...
- Que nos dejen en paz a los europeos - marzo, 2022
- El fin de la clase media en la economía de los Artistas - marzo, 2022
- La condesa y la jueza - mayo, 2015
