La memoria más personal de Carlos Pérez Siquier
Con la mirada a través del objetivo de su cámara, Carlos Pérez Siquier (Almería, 1930-2021) siempre observó la realidad más cercana. Cómo eran los hombres, las mujeres, los niños, las gentes del pueblo. Y las sombras y luces de la vida cotidiana. Así se encontró con La Chanca, una de sus grandes miradas, “trataba de buscar lo esencial, ensalzar a esas gentes, eran unos tiempos difíciles de la postguerra y tuve muchos problemas con la censura”.
Casi todo empezó cuando su padre, aficionado a la fotografía, le regaló su primera cámara, una Minox, y después, una Kontac, con dieciséis años. En 2001 fue el primer fotógrafo en entrar con su obra en el Centro Andaluz de Arte Contemporáneo. Y en 2003 recibió el Premio Nacional de Fotografía.
En comisaría
El fotógrafo en sus primeros recorridos buscaba lo más insólito y sorprendente. Denunciado por un vecino fue detenido por un guardia civil que le llevó a la Comisaría. Sucedió en los años cincuenta. La ocurrencia fue hacer una fotografía a un letrero de viviendas de subvención oficial, de la Casa Sindical.
“Yo haré que la Luz y el Sol entre en todos los hogares españoles. Franco”. Debajo del letrero había una chabola de la que salía un niño desnudo. Tras su detención pasó un día entero en Comisaría. “Me velaron el carrete y se lo quedaron. Yo expliqué que hacía muchas fotos turísticas en general. La guardia civil me eximió de culpa, pero el comisario de policía me dijo que ya me cogerían en otra ocasión. Y ya no volví a hacer esa foto”.
Neorrealismo en La Chanca
Neorrealismo en La Chanca. El barrio le abrió la entrada a la serie fotográfica más personal de Pérez Siquier, descubridora de la realidad social de la barriada y configuró una mirada que estableció las bases para la fotografía documental. Mirada en blanco y negro, con espíritu mediterráneo, geometría arquitectónica en casas y cuevas y sus gentes. Sentido fundamental de las imágenes en blanco y negro, que el tiempo desvelaría también en el color oculto. La abstracción del barrio.
En la mirada sobre La Chanca, Pérez Siquier realizó en la distancia una imagen que sólo publicó una vez, ‘La maldición gitana’, contra el fotógrafo, en el momento del enfoque sobre la gitana. Nunca más volvió a reproducir esta fotografía, por respeto a la gitana que amamantaba a su bebé en ese momento. El fotógrafo siempre mantuvo el derecho de la gitana a su imagen y a no dejarse fotografiar.
Carlos Pérez Siquier, en su trayectoria por los caminos de la imagen, impuso un encuadre personal, una forma de mirar que busca lo particular más allá de lo pintoresco, lo que pasa desapercibido para transformar su entorno cercano en imagen universal. Y así estableció su pensamiento más personal: “La única manera de ser universal es siendo local, yendo a las raíces de uno mismo”.
Transformó sus imágenes y formas de mirar también en palabras: “He sido un testigo del paso del tiempo”. “Mis fotografías están más en la realidad interpretada”. “La fotografía es mi forma de ser y estar en el mundo”. “Mandan en mi los mensajes del paisaje y los objetos que los circundan”.
La obra de Pérez Siquier es clave para entender la mirada crítica de la fotografía, el ojo que se movió por su entorno más cercano.
Y al final, Carlos Pérez Siquier siempre permanecerá en la Fotografía, con el interrogante de una mirada en silencio: “La foto que nunca pude hacer es la de mi mismo”.
(Texto incluido en el libro ‘Mirando a Carlos Pérez-Siquier. Diario íntimo de Rodrigo Valero’, editado por el Instituto de Estudios Almerienses, 2022)
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