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El costumbrismo ilustrado de “Daniélfico…”

El costumbrismo ilustrado de “Daniélfico…”

Lo primero que llama la atención en la obra de Daniel Ortega, “Daniélfico…”, son el color y las texturas. La combinación de paisajes interiores presentados de tal manera que, en un primer vistazo, remiten a ilustraciones de mundos imaginarios. A continuación, tras un examen más profundo, resaltan las composiciones; la facilidad aparente con que situaciones cotidianas adquieren ese punto de extrañamiento cercano al mundo de los cuentos. De cuentos sin hadas. Una buena muestra está presente en la exposición Costumbrismo Ilustrado, una selección de fotografías que pueden contemplarse hasta fin de mes en la sala de Paco Cañizares, en Almería.

Inquieto, original, siempre en movimiento, “Daniélfico…” se está revelando como uno de los artistas audiovisuales a tener en cuenta desde ya. De momento, ha dirigido el cortometraje Alfileres, una muy personal aproximación al mundo de la demencia, filmado con sensibilidad pero sin sensiblería, y que deja ese sabor agridulce que solo se logra cuando la cámara apunta con honestidad, nunca forzando la lágrima ni la sonrisa, que acaban brotando por si solas. Y ahora mismo está en proceso de postproducción de Clé, una película que nació como proyecto de cortometraje pero cuyas particularidades (con cierto amplio margen de improvisación en el rodaje) ha ido transformando en, al menos, un mediometraje.

Foto de Daniel Ortega "Daniélfico…˝, de la serie "Costumbrismo Ilustrado".

Foto de Daniel Ortega «Daniélfico…˝, de la serie «Costumbrismo Ilustrado».

Daniel Ortega cita como referencias artísticas a Jan Saudek, “un referente indudable, junto con fotógrafos como Max Sauco, Brookeshaden, y pintores como Caravaggio, con ese tenebrismo y ese magistral uso de las luces y las sombras”. Aunque acaba matizando que los verdaderos motores de su inspiración son “mi vida, mi entorno, y los objetos, a los que doto de cierta personalidad e importancia en la escena”. A la hora de rodar Alfileres, añade que parte de esa inspiración llegó gracias a “la película Cándida, de Javier Fesser”, sobre todo a la hora de “tratar los interiores de una casa actual con esos aires de barrio que le dan ese toque carismático”. Eso sí, asimismo avisa de que “ahora con Clé, las cosas son más surrealistas y estoy buceando mucho más en mi mente”.

Es evidente que los tiempos de crisis no son un obstáculo para la creatividad, de la misma manera que es igual de obvio que la situación económica complica que esa creatividad acabe derivando en un modo de ganarse la vida. “Daniélfico…” tiene el primer punto ganado y pelea con fuerza para salvar el segundo. “El panorama está bien jodido”, cuenta al respecto, “por un lado, las posibilidades para alguien con un equipo primario y básico son escasas. Pero creo que tengo la suerte de contar con una fuerza de voluntad férrea y con una capacidad de solucionar los problemas que van surgiendo, que son los que me salvan el culo. Sin hablar, claro está, de Cristóbal García —el actor que protagoniza sus películas— y de unas pocas personas que se vuelcan en que todo esto sea posible cuando mis habilidades flaquean”.

Foto de Daniel Ortega "Daniélfico…˝, de la serie "Costumbrismo Ilustrado".

Foto de Daniel Ortega «Daniélfico…˝, de la serie «Costumbrismo Ilustrado».

Mientras tanto, siempre queda la opción de los trabajos por encargo, tanto en fotografía como en vídeo, aunque en estos “se exige mucho y se paga poco y la inspiración y las sugerencias personales mueren en cuanto el cliente impone las suyas, que es casi siempre”, comenta Daniel. “Así que se va malcurrando en pos del momento en que alguien con ideas frescas y ganas de invertir en el talento que uno pueda tener se pose en el árbol adecuado y aviste mis trabajos como algo prometedor. De hecho, por eso trabajo en tantos proyectos y con tantas ganas, aunque los precios sean irrisorios y las horas de trabajo bochornosas”.

Una perfecta muestra de ese talento y esas ganas es este Costumbrismo Ilustrado que ningún aficionado a la fotografía debería dejar de visitar. En estos tiempos de presupuestos al límite, supone una manera diferente de viajar y ayuda a ausentarse por un tiempo de la realidad que nos rodea para ver las cosas a través de un prisma diferente, que despierta, gracias a una multitud de pequeños detalles, la imaginación, una de nuestras armas más poderosas.

Miguel Blanco
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