Sonia Marpez:«Puede que suene ilusa, pero creo plenamente en el poder sanador del amor»
‘Sedimento’ recopila los poemas de juventud de la creadora Sonia Marpez, piezas que han sido galardonadas en distintos certámenes literarios del panorama español y a las que Marpez concede un significado mayor, más amplio, al darles unidad a través de este libro. La autora plasma reflexiones, en clave de verso, que nacen de experiencias vitales y diálogos personales con el entorno que la rodea, sobre conceptos universales como el amor, el desarraigo, la alienación, la soledad y la muerte, y para las que su mirada como fotógrafa se ha perfilado como indispensable.
Los poemas que componen ‘Sedimento’ han sido galardonados en cuatro certámenes poéticos distintos. ¿Cómo has trabajado la poética individual hasta concederles una respiración común?
El libro, de hecho, se llama Sedimento porque considero que es lo que ha quedado de mi trayectoria poética a lo largo de una década, la de mi veintena. Es una evolución de mi escritura, mis primeros poemas; al final, la temática era bastante común porque fueron escritos en una época determinante en la que te toca supuestamente estudiar una carrera, emanciparte, conseguir un trabajo, tal vez encontrar cierta estabilidad sentimental, conocer a muchas personas diferentes que te influyen, etc. Una conjugación de elementos explosivos que una intenta asumir de la mejor manera aunque por juventud todavía no estés preparada. Es difícil adentrarse en la vida adulta. Sobre todo si te toca hacerlo durante una crisis económica brutal. Pero me quedo con las cosas buenas. Sobre todo porque, poco a poco, con esfuerzo se van alcanzando los objetivo que una se marca y no los que la sociedad parece querer imponerte.
En la escena poética actual, ¿qué sentido tienen los concursos?
Cualquiera diría que no merece la pena lanzarse a este mundo, más si eres un autor novel o desconocido. En mi caso me considero bastante outsider, pero he tenido la maravillosa suerte de haber dado con unos premios determinados en los que los jurados tuvieron en cuenta mi poesía y no la persona que estaba detrás de ella. Tengo la esperanza de que existan más concursos así. Y por suerte sigo creyendo que existen. El apoyo económico y el respaldo de un galardón siempre es un aliciente para seguir creando, sobre todo cuando estás empezando.
Tras la lectura de los versos, se percibe cierta derrota o desánimo ante la experiencia de la vida, quizá cierto desarraigo. ¿Consideras que puede ser una cuestión generacional o es el acuerdo que estableces con el proceso creativo?
No sé si es tanto generacional como situacional. En mi caso se juntaron los factores de vivir en un lugar tan idiosincrático como es Galicia y en un momento tan difícil como fue lo más duro de la crisis económica. Si a eso le sumamos unos hechos personales complicados, tenemos el caldo de cultivo adecuado para que diera comienzo esta exploración poética.
También irrumpe, en la poética de ‘Sedimento’, el abismo ante la vida, ante lo transitado, pero también lo que nos espera más allá de todos los paraísos prometidos y quemados…
Yo me eduqué en un colegio católico y Galicia sigue siendo un territorio en el que la religión tiene un papel importante. Todo eso influye. No es más que seguir preguntándose por qué merece la pena estar sufriendo tanto en esta vida si al final esos paraísos que las religiones prometen han sido ya más que refutados por la filosofía y la ciencia. Me apetecía muchísimo tocar temas tan trascendentales como la muerte y el suicidio, ya que en mi vida eran dos aspectos casi naturales. Han estado bastante presentes en mi día a día.
Herida, cicatriz, óxido,… ¿cierta obsesión por el paso del tiempo y su huella?
Fíjate que los poemas los escribo prácticamente en su totalidad antes de los veinticinco años. Ahora los repaso y pienso que era muy ingenua en aquel momento. Pero el tiempo corre igual para todos, quiero creer. Al fin y al cabo, lo considero el bien más preciado.
Otra unidad indispensable de la poética es el amor. El amor como refugio frente a un mundo que se deshace ante nuestra mirada.
Puede que suene a ilusa, pero creo plenamente en el poder sanador del amor. El estar rodeada de personas que te quieren y poder devolverles ese amor es de las pocas cosas que me hacen reconciliarme con el mundo.
Se percibe cierta tendencia por trascender lo que la palabra ofrece, una suerte de introspección amplificada en el significado de cada sustantivo, cada verbo,… que dota al poema de una fortaleza mayor. ¿Cómo trabajas los versos?
Tienen mucho que ver con mi otra afición: la fotografía. Trabajo bastante con las imágenes, me vienen a la cabeza fogonazos de escenas y de algún modo intento plasmarlas a través de la palabra. Sí es cierto que me encanta jugar con los significados e ir más allá del concepto.
En relación con el proceso de creación del poema, ¿cómo crees que influye tu mirada fotográfica?
Es determinante. Sin haber pasado por la fotografía creo que no habría podido llegar a la poesía. También me inspira mucho el cine, al igual que la música. Ojalá algún día pudiera tocar también estas artes.
¿Qué te gustaría conceder a la escena poética actual?
Mi particular visión de las cosas. Y que a cambio ella me otorgue un pequeño hueco en el que cobijarme.

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