Entrevistas

Jesús Armesto: «Mi admiración por la filosofía de Jesús de Nazaret han marcado transversalmente esta obra»

Jesús Armesto: «La Iglesia hace tiempo que ha perdido credibilidad, fundamentalmente porque no se aplica lo que predica»

Una entrevista de Miguel Blanco

El guionista y director Jesús Armesto (Écija, 1978) está a punto de estrenar su segundo largometraje documental, ¿A dónde miran las estatuas?, que ofrece una mirada distinta sobre la Semana Santa andaluza.

Ecijano afincado en Barcelona, eres uno de tantos ejemplos de la masiva emigración andaluza a Cataluña en los años sesenta y setenta del siglo pasado, que tanto poso ha terminando dejando… ¿Se echa mucho de menos la tierra en la distancia?

Hombre, no soy tan mayor. Yo dejé Andalucía en el 2002. Desde entonces vivo en Barcelona. En mi caso, la melancolía de Andalucía la he canalizado creativamente. De hecho el tema principal de mis dos obras versa sobre Andalucía.

¿Qué encuentras en Barcelona que no tenga Sevilla?

Ahora mismo, nada. Hace diez años necesitaba una buena formación cinematográfica, que por entonces, solo podía encontrar en Madrid o Barcelona. Por esa misma razón, mi familia y yo ya estamos preparando el ansiado regreso.

¿Tiene que ver esta mirada desde la distancia con la idea de realizar un documental centrado en la Semana Santa, ¿A dónde miran las estatuas?, desde un punto de vista distinto al tradicional?

Como ya he comentado, es cierto que la distancia provoca un añoro. Desde que llegué a Barcelona, me dediqué a estudiar la Historia de Andalucía profundamente y a reflexionar sobre ella. Probablemente, no lo hubiera hecho si no me hubiera marchado. La distancia ofrece una paz y una calma en la mirada que te permite mirar con perspectiva. No sé cuál es el punto de vista tradicional de la Semana Santa, puesto que, si se mira bien, desde la perspectiva histórica, la propia Semana Santa ha cambiado mucho desde sus inicios. Yo he querido filmar mi propia visión de esta fiesta, no exenta de autocrítica y poesía.

¿Cómo se te ocurrió hacer este documental?

Siempre he querido hacer una obra sobre la Semana Santa. Era cuestión de tiempo que cristalizara un proyecto sobre o con ella. No suelo tener una actitud activa cuando estoy sumergido en un proyecto. Quiero decir que, de alguna manera, me dejo llevar. Hay cosas dentro y cosas fuera que comienzan a hilarse entre sí. Yo solo las sigo. Está claro que mi punto de vista personal y crítico sobre el coste de la Semana Santa y mi admiración por la filosofía de Jesús de Nazaret han marcado transversalmente esta obra.

¿Por qué crees necesario este documental, tanto a nivel personal como social?

Espero que sea una obra útil en cuanto a la Conciencia personal y colectiva. Espero que haga reflexionar, sobre todo a las personas que toman decisiones en las hermandades.

Cuéntanos dónde miran las estatuas… ¿Están huecas?

Para los creyentes, las Estatuas cumplen una función social como intermediarias “entre el cielo y la tierra”. Creo que debe respetarse. Es cierto que a veces se personifican y se le otorgan funciones mágicas. Pero esto no es nuevo, podemos encontrar tótems, iconos, símbolos… desde la prehistoria hasta hoy, que ilustran este interesante hecho antropológico. Como digo, es respetable. Aunque creo que al margen de ellas, las hermandades de Semana Santa deberían no priorizarlas a ellas, sino a las personas.

La imaginería es un arte que está prácticamente desaparecido en Andalucía tras su auge en los siglos XVII, XVIII y XIX, ¿a qué crees que se debe?

Por lo que a mí me consta, en estos momentos goza de muy buena salud. Hay incluso fábricas, como se muestra en el documental, con una gran demanda de estatuas religiosas.

Miguel Rivera, del grupo sevillano Maga, canta en una de sus canciones “hoy yo no quiero vivir en la ciudad más triste que llora por afición… Y si me dejan huir descalzo y de puntillas que dios se ha ido a dormir…” (Maga, Silencio, 2010)… ¿Se llora por afición en la Semana Santa? ¿Se ha ido dios a dormir?

Yo pienso que siempre se llora por emoción. Eso sí, somos altamente sugestionables, y totalmente esclavos de la Belleza. Creo que no hay un ser humano al que no le guste sentir. La Semana Santa ofrece sentimiento. Una parte es ofrecido por el evento, la procesión, y otra por la misma persona que lo presencia. Lo que es importante es que las lágrimas a una estatua no tapen el horizonte.

Toteking también cantó a la Semana Santa (Música para enfermos, 2004): “Como sea da igual, esta mierda no hay quién la entienda, ¿por qué no sacan pasos en las Tres Mil Viviendas? Devotos, pasan calor con cámaras de fotos, ocupan la ciudad pero este año exploto, por qué lo llaman folclore si no cuela…” ¿Es folclore la Semana Santa? ¿Por qué no hay procesiones en barrios como las Tres Mil Viviendas? 

Creo que la Semana Santa hace tiempo que se mueve por el recóndito y movedizo terreno de la vanidad. La tesis de este documental es reivindicar una Semana Santa menos dorada y más humana.

En la Biblia, en el Éxodo, Moisés quemó el becerro de oro que hicieron en aquel campamento una vez salieron de Egipto. ¿Crees que Moisés, si apareciese hoy, convertiría la Semana Santa en las Fallas, como en aquel extraño episodio de ‘Misión Imposible’ grabado en Sevilla?

Lo de los sanfermines por las calles de Cádiz falseando Sevilla, creo que fue demasiado. Aún no he comprendido cómo alguien de la Administración, que a la fuerza tuvo el guión en sus manos, no hizo rectificar a la producción sobre este descalabro. No, todo no vale. Moisés no sé, pero creo que Jesús de Nazaret, en virtud de su palabra, no se sentiría identificado con gran parte de la semana santa contemporánea.

«La Semana Santa hace tiempo que se mueve por el recóndito y movedizo terreno de la vanidad».

Según un reciente estudio, cada europeo tira a la basura cerca de 180 kilos de comida al año. España es el segundo país en venta de munición a las guerras en África. Últimamente se ve más gente viviendo en la calle… ¿Por qué los mismos obispos que acuden a manifestaciones organizadas por partidos políticos no exigen en Semana Santa acabar con estos males?

Yo creo que estos problemas deberían ser una prioridad para la Iglesia Católica, al margen de la Semana Santa. Según tengo entendido, de buena tinta, las hermandades y la Iglesia son dos cosas diferentes, aunque forzosamente tengan elementos comunes. En mi opinión, las hermandades deberían ocuparse y preocuparse por las personas de sus respectivos barrios, por problemas concretos cotidianos, por sus asuntos particulares. La Iglesia hace tiempo que ha perdido credibilidad, fundamentalmente porque no se aplica lo que predica.

Siguiendo con este asunto, ¿crees que los obispos que acuden a manifestaciones organizadas por partidos políticos deberían exigirles a estos cumplir los más elementales derechos humanos?

Los obispos, y todos nosotros.

¿Debería pagar la Iglesia los impuestos que pagamos todos, dados los privilegios que acumula en un Estado en teoría aconfesional?

Personalmente, estoy a favor de un estado laico. Desafortunadamente, nuestra Constitución no aplica en la práctica el laicismo promulgado en varios de sus artículos. No entiendo por qué una religión tiene prioridad sobre las otras, o sobre otros estamentos que están siendo de ayuda directa a la sociedad, como ONG o asociaciones de discapacitados (de los que me consta la gran tarea de insercción social y rehabilitación).

Para terminar con este tema, ¿se llegó a separar la religión de la política?

En España, los hechos lo dejan bien claro: No.

Volviendo a Andalucía, ¿qué significa para ti?

Me identifico con esa frase de Carlos Cano: “Ser andaluz es mi forma de ser persona”. Sociológicamente mi identidad es la andaluza. Así me siento. Aquí o allá, donde quiera que esté. Políticamente, ahora mismo soy español, porque resido en un Estado llamado así. Si en un futuro cambiaran las líneas políticas y se europeizara el dibujo, cambiaría mi adjetivo político, pero no lo que soy: andaluz.

¿Nos das una definición personal de cultura andaluza?

La palabra “cultura” es un término mayúsculo. Básico. Transversal. Las civilizaciones, vistas con perspectiva, están construidas sobre su cultura. Andalucía tiene una herencia cultural estratosférica. Ojalá se estudiara en las escuelas. La cultura es una red invisible que hace que uno de Granada y uno de Écija tengamos algo transparente en común. La cultura es la vitamina que necesitan los remeros que quieren llegar a la conciencia, que es la auténtica libertad.

¿Existe el cine andaluz? ¿A qué realizadores, actores y demás familia del cine andaluz destacarías?

No soy muy amigo de las etiquetas, y “cine andaluz” es una de ellas. Aunque es verdad que suena muy bien. Desgraciadamente, Andalucía no ha tenido un gran músculo en la producción cinematográfica. Aunque, como en otras artes, el cine ha encontrado mucho talento en Andalucía. Nombraré a un director: José Val del Omar. Desde mi punto de vista, inmenso. Por explorar. Si alguna vez existe el cine andaluz, espero que navegue por esas aguas. Y por pedir, me encantaría asistir a ese encuentro. Ojalá tuviésemos el mismo apoyo que reciben los directores catalanes en Cataluña, donde las producciones más personales y contemporáneas tienen cobijo y cobertura. En mi caso, después de dos largometrajes, aún no sé qué es una subvención.

¿Cómo nace en ti la pasión por el séptimo arte y qué te lleva a querer dedicarte a esta profesión?

Yo he escrito toda mi vida. Siempre me recuerdo creando, desde el silencio. Un buen día, estudiando 4º de Economía (carrera que detestaba), descubrí un taller de creación audiovisual. Ese día conocí el arco iris. Creo que soy un cineasta algo atípico: detesto las revistas de cine, los programas de cine, los Oscar, los Goya… Eso sí, ver una película solo lo puedo comparar con ver el mar. Me siento tremendamente cómodo haciendo cine. He llegado a profundizar en sus lenguajes, y me parece un formato o arte con un espectro amplísimo para crear. Con este proyecto, creo haber encontrado mi formato y mi manera de trabajar. En las escuelas se estudia cine para hacer un cine casi de estudios, de gran producción. Y mi camino tiene que ver poco con eso. Busco ante todo la sencillez. Desnudar y prescindir de todo lo superfluo. Para mí es mucho más coherente, conmigo mismo y con mi manera de trabajar, filmar con equipos pequeños, muy implicados y versátiles.

¿Qué cantantes, escritores y artistas andaluces contemporáneos son tus preferidos?

Murió Morente, que aún sigue un poco vivo. Soy algo ecléctico. Siempre me gustaron Los Planetas. Kiko Veneno para la primavera. Ruibal para el verano y para el invierno. Joaquín Calderón. Y Carlos Cano, que aunque no es contemporáneo, es eterno. Me inspiran sobremanera los versos de Manuel Alcántara. Antonio López. Juan Manuel Santaella es un artista interesantísimo y elegantísimo. Israel Galván me pone los pelos de punta. Lo que más me gusta es la danza contemporánea. Ojalá aún bailara Antonio Gades. Marguerite Duras debería haber sido andaluza para ponerla en esta lista.

En tu documental ‘Cuento de las dos orillas’ contaste para su realización con un Enrique Morente que dio una lección de cante en medio de un olivar. Sabemos que Despegando, de 1977, es uno de sus discos que más te gustan… ¿Qué crees que necesita Andalucía para despegar?

Ser consciente de sí misma.

Tono Cano
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