Érase una vez un pequeño niño perdido...
Doña Socorrito (ciudad de Campeche)
Somos un@
Volver a ser un niño
Joe Strummer
¡Pajaritos a volar!
Cansao de no encontrar respuesta decidí cambiar mis preguntas
Rosa Berbel: “Me molesta mucho cuando se habla despectivamente de la poesía joven”
El periodismo crítico de Juan Tortosa
La memoria de los cantautores permanece
Javier Bozalongo: «El viaje nunca es un lujo, es un aprendizaje»
Yo soy mi comité
Álvaro Iranzo: «Hoy en día se nos vende la idea de que escribir poesía es fácil, que cualquiera puede hacerlo»
Olalla Castro: “Los medios son un eslabón más en la cadena de violencia estructural que sufrimos las mujeres”
Ángelo Néstore: «Que la gente dedique un tiempo a escuchar tus poemas es un acto de generosidad»
El cambio generacional de las palabras con Mar Abad
Juan Domingo Aguilar: «Lo peor que puede hacer la poesía es aburrir»
Vinila von Bismark: “Cuando veo que las cosas no me aportan crecimiento, las aparto y sigo mi camino”
El legado de Julio Alfredo Egea
El cero a la izquierda del Niño de Elche
Begoña Callejón: «Los monstruos no solo existen en los cuentos infantiles»
José Gilabert Ramos: “No puedo imaginarme un mundo sin libros o una humanidad sin literatura”
José Ignacio Lapido: la esencia de lo auténtico
Gerardo Venteo: «Escribir es una manera de participar en la vida que te rodea»
La voz eterna
El Corán de Blas Infante
La muerte de Víctor Jara
El Hijo Ingobernable: el hombre tranquilo
El hombre blanco no entrará en el reino de los cielos
Gerardo Rodríguez-Salas: “El sonido del telar me ha perseguido toda la vida, tejiendo mis historias con sus cadencias”
José Ignacio Lapido: “La posteridad no nos debe amargar la vida”
Praderita de las flores, María Dolores