Prensado en frío

José Pastor González: «La España vacía no está vacía»

Portada de 'Almanaque' de José Pastor González
Portada de 'Almanaque' de José Pastor González

José Pastor González: «La España vacía no está vacía»

José Pastor González es autor de los poemarios Cuidado con el perro (Ediciones RaRo, 2009), El ruido de los cuerpos al caer (Groenlandia, 2012), Alguien tiene que limpiar la mierda (Ediciones RaRo, 2013, en colaboración con Rakel Rodríguez), Cuaderno de veredas (Piedra Papel Libros), Cuando los trenes paraban en todas las estaciones (Versátiles Editorial, 2020) y Almanaque. Cosas que pasan en las pueblos que no veréis en las ciudades (Ediciones Fantasma, 2022), el libro que lo trae hoy a nuestra prensa.

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora? ¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

José Pastor González: El libro surge de la idea de un amigo. Yo había enviado un poemario titulado ‘volver a la tierra’ a tres editoriales distintas. Las tres editoriales se mostraron interesadas en editar ‘volver a la tierra’. Como la primera editorial en contestar mostrándose interesada fue Rasmia Ediciones, ella será la que este mes de septiembre lo publique. A las otras dos editoriales les expliqué lo que había ocurrido y les pedí disculpas. A este amigo se le ocurrió que agrupara los poemas que tenía escritos que trataban sobre las cosas que pasan en los pueblos según los meses del año y que se los enviara a Ediciones Fantasma (una de a las que anteriormente había enviado ‘volver a la tierra’), que era una editorial que estaba empezando y que parecía interesante.

A estos poemas iniciales les añadí un par de ellos más y relatos cortos para darle algo más de cuerpo y fundamento al poemario —y también para darle un descanso al lector entre tantas descripciones— y se los envié con el título ‘Almanaque. Cosas que pasan en los pueblos que no veréis en las ciudades’. A Elena y José (de Ediciones Fantasma) les pareció buena idea y tiraron para adelante con la idea y así nació este poemario. Y ha quedado un libro bonito, creo que es un buen libro, a mí me gusta.

Para que quede constancia, el amigo que me sugirió la idea se llama Pedro Villalón, y él y su compañera Mari Carmen son los que se encargan de corregirme las faltas de ortografía y gramaticales en los poemas que finalmente llegan a ser libros.

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?

‘Almanaque’ es un libro que habla sobre los pueblos y su gente. Sobre el día a día en los pueblos pequeños. Sobre la vida cotidiana. Sobre los trabajos y las fiestas. Sobre animales y plantas. Sobre jornaleros y turistas. Sobre resistencias y fracasos. Es una visión sobre la vida en los pueblos pequeños. Sobre el paisaje y sobre su gente. Una visión sobre la vida (y la muerte) de los pueblos.

¿Qué efecto esperas que tenga en ell@s?

Nunca he tenido muchas pretensiones. Sólo espero que la gente disfrute con su lectura. Y espero que dé a conocer a la gente el cómo vivimos en los pueblos pequeños. 

¿En qué medida veremos en él —o no— al José Pastor de tus anteriores obras?

Como escribo de forma instintiva, caótica y compulsiva no hay mucho orden en mis escritos. Incluso creo que hay algún que otro poema que aparece en dos libros distintos. Incluso a veces tengo la sensación de que siempre escribo sobre lo mismo. Y creo que siempre es el mismo José Pastor el que aparece en mis poemas. Unas veces más acertado, otras más cabreado, otras más amable, otras más divertido, otras más negativo, unas veces jodido, otras veces feliz… pero siempre es el mismo tipo el que está detrás de mis escritos. 

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Almanaque, ¿cuáles serían?

Me pones en un aprieto, pero abro al azar el libro: “cosas que pasan en septiembre que no veréis en las ciudades”, “cosas que pasan en los pueblos que no llegamos a entender” y “cosas que pasan en diciembre que no veréis en las ciudades”. Pero ¡hostias! también me gusta mucho “farolillos” y “con los pies en la tierra” y “por mis muertos”… [risas]

¿”La España vacía no está vacía”? ¿Qué tiene, en tu opinión, por delante, esa parte de nuestro país?

Tras leer ‘La España vacía’ de Sergio del Molino y ‘Tierras de mujeres’ de María Sánchez, dos libros de referencia sobre la España Vacía/Vaciada, me quedó la sensación que daban una visión que no se correspondía con la realidad que yo vivía —y vivo— en un pueblo pequeño. Me parece más acertada y real la visión de gente como Paco Cerdá en ‘Los últimos’ o Pedro Lópeh en ‘El zascandil’ o Emilio Gancedo en ‘Palabras Mayores’ o Virginia Mendoza en ‘Quién te cerrará los ojos’… Y yo también quise dar mi opinión. Porque en la España Vacía/Vaciada que yo conozco vive gente que día tras día se lo está currando para seguir viviendo aquí.

Y no, la España vacía no está vacía. Y la mayoría de las veces nos dan lo mismo todas las medidas y planes y propuestas ante el Reto Demográfico (entre comillas y entre interrogantes) que nos propongan o impongan, a veces sólo queremos vivir aquí y que nos dejen en paz. Y no sé qué futuro tienen los pueblos pequeños, no sé si el turismo, no sé si la agricultura y la ganadería, no sé si las nuevas tecnologías, no sé si la cultura… pero los que vivimos aquí nos agarramos con uñas y dientes para seguir viviendo aquí, un poco al margen, sin muchas expectativas. Pero aquí seguimos. Somos pocos, pero aquí estamos. Y somos duros de pelar. 

Por último, como lector, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?

A Rakel Rodríguez de RaRo Ediciones.

Poemas de ‘Almanaque’ de José Pastor González

cosas que pasan en septiembre que no veréis en las ciudades 

ya está aquí el primer soplo del otoño 
que enfría las noches 
que abre las granadas 
que tira la almendra 
ya están aquí las nubes
ya están aquí las lluvias 
tan esperadas/tan deseadas 
que hacen salir el arco iris 
que forma tormentas 
que engorda la aceituna 
ya están aquí los membrillos, los higos, las manzanas, las peras 
y los frutos del bosque: 
endrinas, acerolos, azufaifas, arándanos, moras 
ya está aquí la berrea y el paso de las aves migratorias 
ya están aquí los atardeceres con esos colores recién inventados 
y el rojo de los viñedos 
ya está aquí la vuelta al hogar 
y la vuelta al cole 
ya está aquí la nostalgia, los pueblos vacíos 
los recuerdos los adioses el silencio 
ya están aquí las cosas sencillas: 
el dulce de membrillo, los paseos, los quitameriendas 
el hacer pacharán, el hacer frutas en almíbar, el embotar 
ya está aquí la vendimia 
la almendra 
las habichuelas 
la recogida de pimientos 
las últimas cogidas de tomates 
los higos –si no ha llovido– 
ya se nota cómo se acortan los días
la luz 
las palabras 
y crece en nosotros el otoño 
y nos aferramos con las manos desnudas 
como raíces 
a la vida 
a la tierra 

cosas que pasan en los pueblos que no llegamos a entender 

nos cerráis las escuelas y nos abrís cuartelillos de la guardia civil 
echáis abajo los viejos molinos los viejos cortijos 
los lavaderos los chozos 
los recuerdos las palabras 
y nos construís modernos centros de interpretación 
hoteles con encanto 
miradores 
nos robáis las tierras comunales las semillas el agua los sueños 
nos quitáis los trenes los autobuses las bibliotecas 
las fiestas las verbenas las canciones 
la ilusión el silencio los árboles 
y nos dais consejos alternativas 
subvenciones y ayudas a fondo perdido 
nos cerráis los centros de salud y nos ponéis cajeros automáticos 
precintáis alambiques maquinas de tabaco bares sin licencia 
y nos tanteáis para colarnos
parques eólicos urbanizaciones macrogranjas macropuertos cementerios nucleares 
nos pagáis una miseria 
por el trigo la leche la aceituna 
los corderos los boquerones las patatas 
y nos vendéis veneno comida basura transgénicos 
tecnología progreso turismo y cuentos chinos 
nos hincháis a impuestos leyes decretos políticas agrarias 
normas higiénico-sanitarias para producciones agro-alimentarias… 
todo son trabas papeles impedimentos y prohibiciones 
permisos y multas 
estamos cansados 
estamos vacíos 
de todo 
excepto de recuerdos 
somos pocos y viejos 
y estamos solos 
además 
no damos el perfil 
no cumplimos las expectativas 
no somos lo suficientemente ecológicos 
lo suficientemente emprendedores 
lo suficientemente cultos y leídos 
no somos sostenibles 
hemos perdido 
pero ese mundo que existió 
es de donde venís 
aunque queráis olvidarlo 
y aunque no tenemos futuro no tenemos miedo 
y aunque no hay esperanza no desesperamos 
no esperamos nada 
no tenemos prisa

cosas que pasan en diciembre que no veréis en las ciudades 

mi memoria es la memoria de la nieve 
Julio Llamazares 

sabemos del invierno 
del frío/de la nieve 
de la escarcha en los campos 
de los dedos ateridos 
de los árboles desnudos 
de la cencellada 
de las heladas 
de la niebla que baja por el valle 
de los carámbanos 
de las nubes que traen agua 
del aire que nos echa a casa 
de la soledad en medio de la noche 
y de cómo habla el silencio 
sabemos de la aceituna y de la rebusca de la almendra 
de la poda y la quema 
de la tierra dura 
de la tierra reseca 
de la tierra pesada 
de la tierra empapada 
de la tierra 
sabemos de los ciclos de la vida 
y de los rituales de la muerte 
y del triste luto negro 
que cada noche/que cada invierno 
nos deja más solos 
y vacíos 
sabemos del crepitar de los troncos en la chimenea 
del fuego y del humo 
del sonido del viento
de los recuerdos de otros inviernos 
sabemos de que se vaya la luz con el primer temporal 
sabemos de quedarnos sin tabaco 
y que no llegue el pan 
de estar aislados/otro invierno 
¡y que no pase nada! 
sabemos del desaliento 
sabemos del sabor de las bellotas las nueces las avellanas las granadas los caquis los membrillos 
sabemos del escaramujo y del madroño 
y de las castañas asadas 
y del choto y del cochinillo 
y de los pucheros de hinojos 
y de cardos 
y de las sopas de ajo 
y del orujo para entrar en calor 
sabemos de los pájaros que llegan con el frío huyendo del frío: 
lavanderas petirrojos reyezuelos cormoranes avefrías 
sabemos de madrigueras y resistencias 
del ladrido nocturno del zorro 
sabemos del lobo del jabalí de la cabra montés de las garduñas de las jinetas 
y de la querencia de los estorninos negros por los caquis maduros 
sabemos de la lluvia y de las montañas 
sabemos del barro y de los sabañones 
sabemos de huellas y presagios 
sabemos del musgo y del muérdago 
sabemos sobrevivir a todos los inviernos 
a todas las nevadas 
a toda esperanza

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Javier Gilabert
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