Isabel Bermejo: «Hay algo que permanece siempre en la voz poética propia»
Nacida en Ceuta (1964), Isabel Bermejo reside en Granada, donde ejerce como docente y bibliotecaria escolar. Es licenciada en Filología Española, postgrado en Corrección y Tratamiento de Textos para Contenidos Editoriales y experta universitaria en Animación a la Lectura. Autora del blog Lapicero Mágico (Lectura y Escritura Creativa Infantil y Juvenil), que cuenta ya con más de 13 millones de visitas, colabora en revistas nacionales e internacionales y ha sido ponente en cursos de animación a la lectura y escritura creativa.
Es autora de varios libros de poesía, publicados en ediciones independientes, y ha participado en diversas antologías. Sus últimas publicaciones son ‘Algodón de caramelo y cuentos garrapiñados’, (poesía infantil, Editorial Babidi-Bú) y ‘Estados de la mar’ (Primer Premio Certamen de Poesía Aliar, 2021). Con motivo de esta última obra, pasa hoy por nuestra Prensa y nos lo cuenta todo sobre su poemario.
Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?
Isabel Bermejo: Este libro se ha publicado como fruto de mi participación en el III Certamen Aliar de Poesía, en el que tuve la suerte de ostentar el primer puesto.
¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?
Si te soy sincera, este libro se escribió sin tener conciencia ni expectativa de libro. Nace y va creciendo en el transcurso del duelo producido por tres muertes fundamentales y muy seguidas: la de mi madre, la de mi hermano mayor y, a los ocho meses, la de mi padre. Era una especie de literatura terapéutica personal, que duró unos tres años. Se trata de un poemario irremediablemente ligado al mar, a los mares de mi infancia, en Ceuta, aquellos que me llevaban siempre de vuelta al reencuentro y a la casa familiar, algo ya imposible.
Cuando me llegó la inesperada noticia de que había ganado el certamen, llevaba ya tiempo trabajando en otro proyecto totalmente distinto. ‘Estados de la mar’, que ya había tomado forma, comenzó así su singladura, al entregarlo a la editorial, finalmente, para su publicación.
¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?
El poemario se articula en cuatro partes que llevan el nombre de un estado de la mar, conectado a una cita literaria que da apertura. En cada parte, hay una serie de poemas relacionados con el estado de la mar presente. Es un libro emocional, sin demasiados artificios literarios, en ocasiones descriptivo o narrativo, que va directo al corazón del dolor y de los recuerdos, rememora vivencias pasadas y busca la aceptación de esas muertes. Ese es el estado de la mar en calma ―de reconciliación con el dolor― el que pretendo buscar al final de mi poemario.
¿Qué efecto esperas que tenga el libro en ell@s?
Ciertamente, creo que puede ser dispar. Es un libro para que escuche el corazón, que puede conmover, provocar empatía pero también rechazo, porque la temática puede resultar dura o poco apetecible. Supongo que para las personas que lo lean y conecten con él, por haber pasado por una situación similar, por ejemplo, el libro puede ejercer un efecto catártico: sentir o revivir emociones, recordar vivencias, reconciliarse, de nuevo, con el dolor producido por la ausencia irremediable. Pero también puede haber quien sienta rechazo hacia la propia temática aunque está tratada con respeto, lirismo y delicadeza.
¿En qué medida veremos en él —o no— a la Isabel Bermejo de tus anteriores obras?
Hay algo que permanece siempre en la voz poética propia, no sé, su color, su latido, su forma de mirar el mundo… Siempre he escrito desde la ausencia, desde la fractura, desde la carencia (estoy con Borges en que «la derrota resulta estéticamente superior a la victoria»). Y eso sigue ahí, se mantiene. Como elemento recurrente en mi poesía, está el mar. Un mar que siempre fue el líquido amniótico que me hacía viajar en el tiempo para reencontrarme con la madre, la infancia, la familia, la casa. Un mar sanador, adonde regresaba a lavar las heridas, a olvidar los fracasos… Pero este mar ahora es de color azul tristeza, es un mar imposible, distinto, como un réquiem salino.
En cuanto a temáticas abordadas en libros anteriores, lo explico con una reflexión personal. Voy a comparar los grandes temas de la poesía con «las tres heridas» de Miguel Hernández: la del amor, la de la muerte y la de la vida. En la herida del amor, laten los desencuentros, las ausencias, los reencuentros, la presencia, la pasión, la locura, el amor animista, el misticismo… En la herida de la muerte: la salvación, la separación, el drama, el suicidio, el duelo… En la herida de la vida: el acontecer cotidiano, la poesía de la experiencia, la poesía de la diferencia, la filosofía, la antropología, la reivindicación, la poesía social, el feminismo… La herida del amor y la de la vida ya las traté, en algunos de sus aspectos, en libros anteriores. Está claro cuál es la herida sobre la que me ha tocado escribir, en esta ocasión…
Y, hablando de obras anteriores, quiero hacer mención a otro ámbito de escritura al que me dedico y que me encanta: la poesía infantil. Pero, en este caso, es imposible una relación comparativa con el nuevo libro o con otros previos, al estar dirigida a lectores y lectoras de otras edades y tratarse de un corpus con sus propias características diferenciales.
¿Supone haberte alzado con el III Premio de Poesía Aliar con este poemario un punto de inflexión como poeta? ¿Y, a partir de ahora, qué?
Este premio, que agradezco enormemente a ALIAR Ediciones y al jurado que dictaminó el resultado del certamen, supondrá un afianzamiento de mi recorrido literario. Escribo desde muy niña, escribo ―como decía Pessoa― no porque sea una ambición mía, sino porque es mi manera de estar sola y, en esa soledad, busco respuestas a muchas preguntas.
¿A partir de ahora, qué? Seguiré en mi dinámica. Soy muy inquieta, me encanta explorar y, como ya he dicho antes, suelo trabajar en varios proyectos a la vez. Me gusta que reposen, retomarlos, revisarlos, hasta que están bien macerados. En la actualidad, estoy acabando un poemario infantil en el que llevo trabajando más de un año. Además, llevo adelante un proyecto muy diferente de lo que he escrito hasta ahora, que está a medias y tengo ilusión en retomar. Pero tardará su tiempo. Además, sigo experimentando con la poesía visual y el collage, juego con el azar de las palabras para colocarlas sobre la página en blanco, en un universo propio. Este trabajo lo empecé en 2011. Pero no hay prisa, hay que disfrutar de los procesos más que correr en busca de resultados.
Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de Estados de la mar, ¿cuáles serían?
Escogería ‘A mar abierto’ porque contiene la justificación del libro, su esencia. Es el que da lugar al vídeo presentación del poemario: A mar abierto vídeo book.
En segundo lugar, el poema ‘Colúmpiame, madre’. Está escrito a partir de una fotografía en la que mi madre me balancea en la orilla de la playa. Es un recuerdo hermoso y sanador.
Por último, ‘Pájaros eternos’, por su sinestesia: el sonido, la luz, el olor a salitre, en definitiva, el recuerdo compartido con mi hermano pequeño acaricia la memoria con ternura, en el ocaso del verano.
Por último, como lectora, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?
Pues me gustaría que invitaseis a F. Javier Franco Miguel, un escritor de Guadix, residente en Almería, comprometido con su tiempo en su escritura, que cincela los versos como escultor de la palabra que es, poliédrico y auténtico, y que ―además― acaba de publicar su última novela, ‘Un póster con versos de Neruda’, a la que deseo un feliz recorrido literario.
No quisiera despedirme sin antes agradecer al poeta Javier Gilabert esta entrevista desde la sección ‘Prensado en frío’ de la revista, que me brinda la oportunidad de reflexionar y comentar algunos aspectos de este nuevo libro. Ha sido, además de un regalo, un placer y un honor, Javier, conversar contigo. Y a todo el equipo de secretOlivo, mi enhorabuena por la magnífica labor cultural que realizáis.
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