Prensado en frío

Cristina Angélica: «Está bien aceptar que no siempre encajamos»

Portada de 'Mi hogar es una caja de mudanzas', de Cristina Angélica
Portada de 'Mi hogar es una caja de mudanzas', de Cristina Angélica

Cristina Angélica: «Está bien aceptar que no siempre encajamos»

El problema de la vivienda, los procesos emocionales que conllevan las mudanzas, el modelo de vida frenético que estamos creando, esta espiral de precariedad e indiferencia en la que vivimos, son algunos de los ingredientes que la jovencísima venezolana afincada en Málaga, Cristina Angélica González Bautista, ha combinado en ‘Mi hogar es una caja de mudanzas’, su ópera prima, que le valió de un lado el premio Valparaíso y de otro, el homónimo de la Crítica Andaluza. Hoy, en la Prensa, nos muestra ella misma su contenido.

Javier Gilabert: ¿Por qué este libro y por qué ahora?

Cristina Angélica: Nace de la necesidad de dar voz a una experiencia personal que no es solo mía sino la de muchísimas personas que viven con las maletas hechas. Dejar constancia de los procesos físicos, pero ante todo emocionales que suponen las mudanzas. Me encontraba en una justamente cuando tenía parte del libro escrito y supongo que pensé que sería una forma de dar respuesta a todas las preguntas que te surgen como, por qué tienes que irte, por qué hay cosas que no puedes llevarte, por qué tú, por qué te sientes una intrusa, etc. 

El por qué ahora, no lo sé. Quería ser sincera conmigo misma y así lo hice. 

¿Cómo y cuándo surge la idea del libro?

No fue una idea que persiguiera, pero a raíz de una conversación en una cafetería con el poeta Jorge Villalobos fue donde esbocé los primeros versos del libro. Ahí me di cuenta de que en el fondo era un tema sobre el que nunca había hablado, que explicaba gran parte de quién soy y surgió en mí la necesidad de hacerlo. 

¿Qué pistas o claves te gustaría dar a l@s posibles lector@s?

Hace poco, la poeta Paula Trabuchelli dijo que mi estilo poético era muy intimista reflejado en lo cotidiano, como si todo en mí se pudiera explicar a través de un recuerdo. El libro es eso, un itinerario de mudanzas donde reflexiono sobre la identidad y la familia, la precariedad, la preocupación o la propia infancia. Los poemas son pequeñas paradas en aquellas casas, en sus calles y en esos poemas me encontrarán empaquetándolo todo sin saber muy bien por qué. 

¿Qué efecto esperas que tenga el libro en ellos?

Hay muchas mudanzas en la vida porque estamos siempre en constante cambio, quien haya experimentado las del libro lo entenderá al pie de la letra, quienes por suerte no lo hayan hecho, siempre habrá algún aspecto de su vida que supuso un cambio de igual magnitud. Está bien aceptar que no siempre encajamos, que no siempre queremos irnos y que no somos egoístas por sentirnos así. 

Pero, no obstante, me gustaría que el libro sirviera para reflexionar sobre el modelo de vida frenético que estamos creando, cómo la vivienda está convirtiéndose casi en un privilegio y condena a que familias enteras tengan que cambiar sus estilos de vida completamente para encontrar un lugar en el que quedarse a saber dónde. El libro es muy emocional pero también es crítico: o frenamos esta espiral de precariedad e indiferencia, o cuando se lo haya llevado todo entonces nos echaremos las manos a la cabeza.

¿Qué ha significado para ti recibir el consecutivamente el V Premio Valparaíso de Poesía y el Ópera Prima de la Crítica Andaluza por este poemario? ¿Vértigo?

Me siento profundamente agradecida y emocionada por ello. Me provoca cierto vértigo porque busco comprender por qué escogieron mi libro, por qué mi voz o qué hizo que este fuera merecedor de ambos premios, siempre la duda de por qué una y no otros. Sin embargo, cuando alguien cree en ti te abre un mundo de oportunidades y valentía. Espero que con el tiempo no piensen que se equivocaron. 

Te pongo en un aprieto: si tuvieras que quedarte solo con tres poemas de ‘Mi hogar es una caja de mudanzas’, ¿cuáles serían?

Tiraría de lo fácil y escogería mis favoritos, pero ya que me has puesto en este aprieto diré los que creo que podrían resumir por sí solos la idea del libro: el poema que abre el libro (no tiene título), Rituales II y Kilómetro Cero.

¿Supone este poemario un punto de inflexión en tu producción como poeta? ¿Y a partir de ahora, qué?

Creo que ha sido muy importante porque ha marcado un antes y un después ya que ha supuesto un salto para mí, pero al mismo tiempo soy consciente de que esto es tan solo el principio por eso pienso en el ahora qué y sé que me queda muchísimo por aprender todavía. No quiero precipitarme, las prisas no llevan a ninguna parte. Quiero disfrutar de lo que está sucediendo ahora mismo, observar, tomar nota y cuando tenga entre manos algo en lo que crea, ponerle cuerpo y alma para sacarlo adelante.  

Por último, como lectora, ¿a quién te gustaría que invitásemos a pasar por ‘la Prensa’?

Me gustaría mucho poder leer a Félix Moyano o María Elena Higueruelo.

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Javier Gilabert
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