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Cristina Angélica: «La poesía es ese lugar donde todo se cuestiona y a la vez donde más verdades incuestionables hay»

Cristina Angélica
Cristina Angélica

Cristina Angélica: «La poesía es ese lugar donde todo se cuestiona y a la vez donde más verdades incuestionables hay»

Cristina Angélica (Caracas, 2000), de nacionalidad española, cursa el Grado en Derecho por la Universidad de Málaga. Obtuvo el V Premio Poesía Valparaíso por su libro Mi hogar es una caja de mudanzas, galardonado recientemente con el Premio Ópera Prima de la Crítica Andaluza. Además, forma parte del proyecto #PoetasZetas dirigido por el Instituto Cervantes de Estocolmo. Ha participado en varias antologías poéticas y publicado en revistas literarias como Maremágnum. Algunos de sus poemas han sido traducidos al inglés e italiano.

Fernando Jaén: Naciste en Caracas, actualmente resides en Málaga, y a tus 21 años tienes a la espalda una decena de mudanzas. Tu libro, ‘Mi hogar es una caja de mudanzas’, supone una mirada íntima y una revisión desde distintos puntos de vista al concepto del hogar. Este enfoque personal comienza con una mirada a la infancia, como quien persigue la semilla de conocimiento propio. ¿Cómo han influido estas mudanzas en la concepción de este libro?

Cristina Angélica: Todo empezó porque, aunque yo me haya ido, mis amistades permanecen en los lugares donde he vivido. Laura Casielles hablaba en un poema de Las señales que hacemos en los mapas que era extraño alojarse en un hotel en una ciudad donde habías tenido una casa. Volver a estos lugares, dormir en la casa de alguna amiga supone muchas veces pasar frente a la puerta de los lugares en los que viví. El libro empieza con el verso: Busco en aquellas casas vacías a la niña que fui, y al final, para mí, es un repaso mental de cada una de ellas. En ese imaginario comienza el libro. Los poemas tratan elementos comunes de todas esas mudanzas, pero cuando yo abro el libro es como abrir un álbum de recuerdos.

Javier Gilabert: Llegaste a Málaga desde Caracas siendo una niña. ¿Dónde sitúas tus raíces poéticas? ¿Cuáles son tus referentes?

Cristina Angélica: Mis raíces poéticas se sitúan en un colegio público de un pueblecito de Málaga. Allí cada abril se celebraba el Abril Literario y tratábamos la vida y obra de algún personaje importante de la literatura, sobre todo poetas. Me marcaron muchísimo los de los años 2009 y 2010 porque fueron sobre la vida y obra de Antonio Machado y Miguel Hernández. Nos aprendíamos sus poemas, los trabajamos, los recitábamos el Día del Libro y alguna que otra vez nos hacían escribir los nuestros propios. Mis lecturas, desde sus inicios, están marcadas por la tradición española y un gran referente siempre fue Miguel Hernández. Recuerdo haber llorado con tan solo 9 años con el poema Elegía a Ramón Sijé ante la mirada atónita de unos niños que no comprendían esos versos.

Siempre he sido una gran defensora de la importancia de la educación. Muchos poetas admiten haber llegado a la poesía a través de bibliotecas familiares o alguien cercano a ellos que les influyó, pero pocos lo han hecho directamente por el sistema educativo en general. Se presupone que el lenguaje poético es un lenguaje ininteligible para niños y adolescentes y se les inculca la idea de que no podrán acceder a él porque pareciera que el poeta es un sujeto intelectualmente superior. No estoy de acuerdo en ese discurso y cada vez que un docente escapa de él y acerca la poesía a los jóvenes desde otra perspectiva se produce el asombro de estos hacia un mundo literario que se les había negado antes de tiempo. Bendigo aquellos Abriles Literarios porque años después de esto también se me hizo creer que jamás podría acceder al lenguaje poético, entenderlo y mucho menos escribirlo, y quizá sin aquellas raíces hoy nada sería tal como es.

Más tarde la poesía de Francisca Aguirre, Idea Vilariño, Luis Martínez Drake, Manuel Vilas, Yolanda Pantin, Fernando Valverde o muchos poetas jóvenes actuales con una voz poética muy potente son las que me han ido dirigiendo en estos últimos años. Cada uno con sus propios mundos a su manera van influyendo en mí.

«Mis lecturas, desde sus inicios, están marcadas por la tradición española»

J.G.: Empezaste a escribir con 18 años. Apenas tres después cuentas en tu haber con el premio de poesía Valparaíso, que te llevó a publicar ‘Mi hogar es una caja de mudanzas’ y que acaba de alzarse con el Ópera Prima del Andalucía de la Crítica. ¿Cómo se digiere todo esto? ¿Imaginaste alguna vez tener un comienzo tan fulgurante como éste?

Cristina Angélica: Realmente empecé a escribir mucho antes solo que eran pequeños relatos, reflexiones, historias o algún poema suelto pero escaso. Lo que sí tenía claro con apenas 15 o 16 años es que quería escribir. No imaginé un comienzo así, pero supongo que sí fantaseé con la idea de que alguna vez mi nombre apareciera en un libro. El reconocimiento del Premio Valparaíso supuso para mí un antes y un después que ha desembocado en el Ópera Prima, premios por los que nunca me faltarán palabras de agradecimiento por la confianza y la oportunidad que me han dado desde el primer momento. Digiero todo con cierto vértigo porque soy consciente de que aún me queda tanto por aprender que no me hago a la idea de que me llamen poeta ni mucho menos.

J.G.: En 2019 ganaste el Poetry Slam de la ciudad de Málaga. ¿Cómo viviste esa experiencia? ¿Son este tipo de certámenes una buena manera de curtirse en lo poético?

Cristina Angélica: Cuando comenzó la temporada del aquel Slam hacía unos meses que me había mudado a Málaga capital. Me informé sobre lo que era, busqué si había en la ciudad y estuve atenta hasta que salieron las bases. Me daba miedo al principio porque soy una persona algo tímida y en algunos momentos sentí que subirme a recitar a un escenario podía quedarme bastante grande. En cada velada me temblaban muchísimo las piernas y nunca recité sin papel, a pesar de que me decían que eso demostraba inseguridad y era muy difícil llegar a una final si me seguía aferrando a él. Nunca lo solté y aun así conseguí ganar aquella temporada. El Slam me puso en contacto con mucha gente con la que luego coincidiría en otros micros abiertos y con la que surgirían eventos y oportunidades como el Escaparate de Poesía en el Centro Pompidou, en el que pude recitar también en una maravillosa velada de música y poesía. Me dio la oportunidad de perder el pánico hacia el público, de involucrarme más en la ciudad a la que acababa de mudarme y me dio confianza para seguir escribiendo.

Hay muchas formas de curtirse en lo poético como dices, pero no creo que una por sí sola sirva. Antes que nada, siempre hay que leer y leer, lo demás viene después. Tener claro qué se ha escrito antes pero también ver qué se está escribiendo ahora. No creo que una u otra sea mejor pero sí estoy convencida de que ir a eventos culturales, recitales, formar parte de certámenes así o cualquier otra alternativa siempre va a enriquecerte, para bien o para mal vas a sacar de todo eso experiencias que van a servirte para tomar un camino u otro, para aprender y para conocer a otras personas con las mismas inquietudes que tú. Es necesaria esa experiencia callejera que de alguna forma también te va construyendo junto al bagaje literario que llevas contigo.

J.G.: Háblanos de tu relación con el Colectivo Literario Letras & Poesía. ¿Sigues vinculada a ell@s? ¿En qué consiste la actividad de dicho colectivo?

Cristina Angélica: Letras & Poesía es una plataforma literaria que promueve el trabajo de escritores independientes. Prioriza el talento, fomenta la libre expresión, el respeto por la diversidad y ofrece contenido de calidad. Su web tiene cerca de un millón de visitas y más de 200 escritores de 10 países publican en ella. Constantemente se encuentra inmerso en proyectos como es su propio Poetry Slam virtual, así como el lanzamiento de antologías entre otros.

Siempre existe un momento en el que uno sale de la habitación donde escribe y se plantea enseñar lo escrito. En el mismo año en que me mudaba a Málaga capital y participaba en el Slam, Letras & Poesía me dio la oportunidad de publicar algunos escritos en su web y formar parte de esa red inmensa de escritores independientes. Es cierto que ya no sigo publicando escritos con ellos, pero eso no quita que no siga apoyando la labor que desempeñan y ayude en la difusión de sus proyectos siempre que puedo. Uno debe tener claro todo lo que lo ha llevado hasta donde está y no olvidar nunca sus inicios. En mi caso, es algo que tengo muy presente y hablar de los diferentes factores que me han hecho estar ahora donde estoy supone hablar también del Colectivo Letras & Poesías.

«Uno debe tener claro todo lo que lo ha llevado hasta donde está y no olvidar nunca sus inicios»

J.G.: Y por si fuera poco, formas parte del ciclo de lecturas #PoetaZetas, coordinado por Ben Clark para el Instituto Cervantes. ¿Qué nos puedes contar de esta aventura?

Cristina Angélica: #PoetasZetas es una actividad promovida por el Instituto Cervantes de Estocolmo y coordinado por Ben Clark, grandísimo poeta y una persona a la que quiero y admiro. Debía reunir 15 voces de la poesía española actual nacidos en un periodo de tiempo concreto y sé que no fue tarea fácil porque suponía ineludiblemente dejar fuera algunas. Se puso en contacto con cada uno de los poetas que formamos parte de la selección, trabajamos con esfuerzo y cariño para que todo estuviera perfecto y desde marzo comenzaron los recitales poéticos de cada uno que se prolongarán hasta junio, siendo precisamente la mía la última el 13 de dicho mes.

El proyecto pretende dar visibilidad a una nueva generación de poetas españoles y dar a conocer su trabajo. Son autores menores de 30 años desde los 90 hasta el año 2000, en el que de nuevo marco un cierre, en este caso de franja de edad, siendo en la más joven de la selección.

Es una forma de acercar cada voz poética particular con composiciones propias de los autores a través de un proyecto original y creativo.

F.J.: ¿Es la poesía el hogar del poeta?

Cristina Angélica: Si entendemos el hogar como refugio, la poesía entonces definitivamente lo es.

FJ: Me gusta tu libro porque busca en las raíces y en las formas. Dialogas con realidades crueles como el desahucio, la necesidad de tener una propiedad, los momentos íntimos que hacen a una persona sentir la familia, las convenciones sociales. ¿Cómo surge esta valiente reflexión sobre la casa, el hogar y el desarrollo de la propia identidad?

Cristina Angélica: De pequeña las mudanzas eran para mí una aventura, luego crecí y empecé a comprender lo que se escondía tras ellas porque cuando no te importa irte da igual si lo haces, el problema es cuando quieres quedarte y no puedes. Buscas entender por qué no puedes hacerlo. Las complicaciones para conseguir un DNI que no tuve hasta casi los 18 años y todo a lo que afectó fueron determinantes en esa búsqueda. Cada casa es un nuevo comienzo y como cada etapa que empezamos, algo de nosotros se queda en la anterior. La búsqueda de mi origen era para mí muy importante, saber qué se había quedado de mí en cada lugar, comprender todas las cosas que habían estado sucediendo a mi alrededor conforme crecía. Necesitaba entender quién era cuando ni siquiera aparecía en una base de datos.

J.G.: Con respecto a tu libro comentaste recientemente: “Creo que el poeta debe ser voz propia y ajena al mismo tiempo. Este libro es todo cuanto soy y a la vez es la realidad de muchas personas que no deshacen las maletas por miedo a tener que volverse a ir.” ¿En qué medida sientes como propia y como ajena tu voz? ¿Es este mundo un buen lugar para deshacer las maletas?

Cristina Angélica: Para mí la poesía es ese lugar donde todo se cuestiona y a la vez donde más verdades incuestionables hay. Cuando digo que el poeta debe ser voz propia y ajena al mismo tiempo es porque nombramos cosas que otros no son capaces de nombrar. Cuando abro un libro de poesía descubro que otro poeta ha nombrado justamente lo que yo era incapaz de nombrar. Es como un testigo que nos vamos pasando, que a lo largo de los siglos se ha ido entregando en la Literatura. Si tan solo uno de mis versos sirve para que otro encuentre en él la respuesta que necesitaba me doy por satisfecha. Henrik Ibsen escribió: “Nada nuevo sucede en el mundo, y, sin embargo, nada nuevo se repite”. El miedo, el dolor, el amor, la incertidumbre, y tantas otras emociones se repiten generación tras generación, pero necesitamos nombrarlas o ver que han sido nombradas para reconocerlas.

Da miedo deshacer las maletas en el mundo que estamos construyendo, donde todo es tan volátil y rápido y queda poco margen para la capacidad de reacción, pero deshacerlas o no depende también de qué llevamos en ellas, porque si lo que llevas contigo vale la pena también la merece compartirlo.

F.J.: El que lea tu libro encontrará muchas preguntas, formuladas con honestidad y madurez, con las que se puede construir toda una vida. ¿Has encontrado alguna respuesta al escribir este poemario que quieras compartir con nosotros?

Cristina Angélica: Para mí el libro es un diálogo conmigo misma en el que intento entender todas las personas que he sido para poder entender las que voy a ser porque las mudanzas nunca acaban. Raquel Lanseros tiene un verso preciosísimo que dice La anciana que seré me quiere más que yo, y yo con este libro me he tendido una mano. Supongo que no buscaba respuestas simplemente necesitaba ser honesta conmigo misma.

«No se me ocurre mejor lugar que Andalucía para crear y crecer»

J.G.: ¿Es Andalucía un buen lugar en el que inspirarse para crear? ¿En qué andas trabajando ahora?

Cristina Angélica: No se me ocurre mejor lugar que Andalucía para crear y crecer. Ésta siempre ha sido la cuna de grandes artistas que supieron dónde estaban sus raíces. Sus calles, sus paisajes, sus monumentos, su historia y la huella de las civilizaciones que pasaron por ella, todo en esta tierra es inspirador. Es una tierra humilde y agradecida y para mí uno de los mayores valores que existen son la humildad y la gratitud. Rocío Acebal escribió en su libro ‘Hijos de la bonanza’, “estas son las raíces: no las dejes morir jamás, el árbol se pudre si se pudren sus raíces.” Soy una persona que reivindica mucho nuestros orígenes, ya sea porque los defiendas o porque busques huir de ellos, definen gran parte de lo que somos. Para mí Andalucía es la madre de todo el que necesita un hogar, ella siempre nos tiene un plato caliente preparado sobre la mesa.

En cuanto a en qué estoy trabajando ahora, sobre todo estoy leyendo mucho o al menos intentándolo. La carrera me deja poco tiempo para leer y siempre que puedo lo hago. Además, el libro salió en plena desescalada el año pasado y no tuvo posibilidad de presentación porque todo lo que había planeado se suspendió. Desde inicios de año estaba empezando a moverse más y gracias al reconocimiento del Ópera Prima me están surgiendo pequeñas propuestas y posibilidades de moverlo por lo que cuando no estoy estudiando o leyendo ando en eso.

J.G.: Me interesa mucho conocer tu opinión acerca de la poesía tan de moda está y que tanto vende: la de las redes sociales, la “de los followers”.

Cristina Angélica: Es un tema bastante controvertido hoy día. Personalmente creo que es muy importante distinguir entre la facilidad que tienen las redes sociales para llegar a otros o establecer lazos de unión entre poetas con otro poetas y poetas con sus lectores de la poesía que nace en redes sociales y que mide su calidad por el número de followers. Vivimos en un mundo donde lo que importa es la sobreproducción y el beneficio económico que vas a percibir por ello. Los followers en la mayoría de los casos equivalen a ventas y muchas editoriales buscan esas ventas sin entrar en el fondo. Es necesario tener claro que existen muy buenos poetas que debido a su posición consagrada también gozan de un gran número de seguidores en las redes sociales, pero son cosas muy diferentes: primero construyeron su voz poética y luego llegaron esos seguidores, en cambio, otros construyen su supuesta voz poética a raíz del número de seguidores que tienen.

Luis García Montero dijo una vez que es muy diferente la poesía que se construye por desahogo y que todo el mundo puede escribir y disfrutar haciendo de la poesía escrita con conciencia y por oficio. De igual forma que no es lo mismo salir a correr un domingo que entrenarse para tener buena marca en atletismo, se requiere trabajo y constancia.

F.J.: ¿Qué enseñanzas crees que deja al lector tu libro, si es que las hay en la poesía?

Cristina Angélica: Sí creo que la poesía pueda dejar enseñanzas o al menos dejar la sensación de que algo aprendido te llevas contigo.

Para mí el libro es la necesidad de ser sincero, comprender que hay cosas que no vas a poder llevarte contigo y no por ello forman menos parte de tu vida. Que a veces vas a sentirte extranjero en un lugar donde has crecido o no terminarás de encajar allá a donde vayas y no pasa nada, que harán que te vayas, que dejes tu casa, tus costumbres, pero eso tampoco borra quién eres ni todos los recuerdos que has construido.

J.G.: Pedimos siempre a nuestrxs invitadxs que cierren la entre2vista a su gusto en el “Momento Carta Blanca”. Es tu turno…

Cristina Angélica: Antes que nada, quisiera daros las gracias por el espacio por vuestras preguntas y vuestras reflexiones sobre el libro. Ha sido para mí un placer responderlas. También quisiera decir que ahora más que nunca es realmente importante apostar por la cultura, el arte, no olvidarnos de devolverle todo cuanto ella nos da.

Pero, por último, me gustaría terminar haciendo entender que cuando alguien pregunta que por qué el hogar o qué importancia tiene el hogar, nos parásemos a pensar en los meses que estuvimos en casa encerrados, cómo nos hicimos a esas paredes, cómo se convirtió en un refugio y a continuación imagináramos que tenemos que marcharnos, dejar atrás ese cobijo. Eso es el libro. Esa es, lamentablemente, la situación que meses después muchas familias tienen que enfrentar y a las que pareciera que el mundo entero hace oídos sordos. En una sociedad como la nuestra, que esto siga pasando sin darle una solución digna solo significa que algo estamos haciendo mal y somos incapaces de reconocerlo.

Poemas de Cristina Angélica

(De ‘Mi hogar es una caja de mudanzas’)

Busco en aquellas casas vacías a la niña que fui.
Le pregunto si sigue yendo a comprar,
si ha desembalado la caja de la última mudanza
que aún sigue en el trastero.

Hay quien cierra la puerta para irse de vacaciones
y sale con bolsas de basuras.

Hay quien cierra la puerta para no volver
y también sale con bolsas de basura.

Los recuerdos permanecen en las bolsas, resistentes,
los guardamos para que no les entre el polvo.

He querido volver a tocar el timbre de alguna de esas puertas.

Nunca lo hago.
Nadie abre.

DNI SCHOOL

Cuelga del balcón de un tercer piso
un cartel publicitario
«DNI SCHOOL»

y me imagino una escuela
en la que te enseñen a cómo renovar el DNI,
te digan cuánto cuestan las tasas,
los descuentos por familia numerosa,
en la que hagáis simulacros
y el día de la graduación os den ese rectángulo de plástico
que tanto esfuerzo ha costado.

Me imagino sentada en un pupitre,
repitiendo curso, tecleando mi nombre en una base de datos,
reiniciando la página, pedir ayuda al profesor,
irme a casa sin haber aprendido nada nuevo.

La busco en internet,
es una escuela de maquillaje.

La identidad como una máscara de pestañas, un antiojeras,
una serie de nombres y apellidos, un lugar de nacimiento.
La identidad como una ficción
que no dice quién eres sin maquillaje.

Una escuela donde te enseñen
a construir un personaje acorde con esa identidad,
que el alumno sobresaliente sea
el que cumpla todo aquello que se espera de él,
que te suspendan por las veces que no supiste quién eras.

¿Qué queda de nosotros al desmaquillarnos?
Quién podría reconocernos,
encontrarnos por orden alfabético en una lista vacía,
cotejar unas huellas dactilares que no existen ya.
Quién, si más allá del plástico no somos nada,
ni si quiera un número de expediente.

Tan solo plástico, un mero trozo de plástico

CERRADURAS I

Esta anilla no cierra,
está hecha de puertas entornadas.

Pruebo una, y otra vez,
pero siguen sin abrir la puerta.
El acero inoxidable que cuelga de ella es solo chatarra.

Convertí en metal este hogar
para llevarlo en el bolsillo conmigo.
Ahora es un metal frío, inerte, alejado del calor y de la familia.

Vuelvo a intentarlo.

Me miran por la mirilla y esperan a que me marche.
No saben que solo quiero volver a casa.

FACULTAD DE DERECHO

Sentada en este pupitre
memorizo leyes que se derogarán
e imagino la vida como un supuesto práctico
que corregiremos en clase,
en el que no importará si le deniegas
la asistencia jurídica gratuita a una familia,
en el que te advertirán que si en el examen
dejas pasar los plazos, estás suspenso.

Un supuesto práctico donde inventaréis
los nombres de las partes que intervienen
y querrás poner los tuyos propios
para que, si archivan tus papeles en el juzgado,
si te dicen que no tienes nada más que hacer,
que no se admite a trámite la denuncia
y que debes abandonar tu casa antes de lo previsto,
sepas que solo será un punto menos de la nota final,

porque nadie le dice a una familia que se vaya a un albergue
hasta que encuentren otro alquiler,
porque si alguien lo propone
solo quedaría como una anécdota más
en el aula de una Universidad Pública.

MUDANZAS

Pienso en una vida
sin tener que estar constantemente
deshaciendo las maletas.
Soy incapaz de imaginarla.

(Inédito)

Javier Gilabert / Fernando Jaén
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