Poema para Juan Miguel González
Malacitano orfebre de la idea,
canela en rima que no busca gloria,
aunque con canas, alma de chavea,
palabra singular, gravitatoria.
Un verbo que se lee y se solfea
nos cuenta la ciudad y su intrahistoria.
Poeta él, que escribe como pocos,
un Tabletom que escapa de los focos.
Sinfónico bedel del verso vivo,
cerbero del silencio filarmónico,
bohemio regateo a lo masivo,
solemne su ademán decimonónico.
De místico y pagano, subversivo,
rebelde y rompedor, pero canónico.
Su lluvia prometida nos empapa,
tiene otro sur que no sale en el mapa.
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