Mama’Baker: «Siempre hemos hecho lo que nos ha dado la gana y como nos ha dado la gana»
A principios de los 90, cinco amigos de instituto forman La Banda de Ma Baker, que acabará convirtiéndose en Mama’Baker. Siempre cantaron en español, por lo que nunca se les catalogó como ‘indies’ y nunca se les consideró ‘noise’.
Comenzaron ganando concursos a nivel local, que les permitió grabar su primera maqueta ‘Hay algo que me vigila‘ en 1994. Ésta comienza a proporcionarles reconocimiento a nivel nacional. A finales del 97 acaban finalistas del Villa de Bilbao, y resultan ganadores del Oviedo Múltiple. Tras varias carambolas, Boomerang Discos, una discográfica asturiana, decide apostar por ellos y a principios de 1998 sale a la luz el primer disco del grupo, ‘Lunar’.
Varios de los miembros del grupo crean junto a Juan Alberto Martínez Niños Mutantes. Ambas bandas conviven en armonía hasta que en el año 2000 deciden separar sus caminos para no perjudicarse la una a la otra. Migue Haro continuaría en ambos proyectos, pero Nani Castañeda decide mantener su exclusividad con Niños Mutantes. A finales del 2000, se graba el segundo LP, ‘El Mar de la Intranquilidad’ editado por Big Bang Records en 2001.
Se incorpora al grupo Tacho González, y con él comienzan una extensa gira presentación del disco. A pesar de la buena aceptación del disco en todos los medios, las ventas del mismo no acompañan. La compañía discográfica desaparece en 2003. La proyección no es la esperada, y tras varios años deambulando sin un rumbo concreto, deciden dar por finalizado su camino en mayo de 2006.
Tras algunas apariciones esporádicas, llega el año 2018. Se cumplen 20 años de la edición del primer disco del grupo, ‘Lunar’. Se hace una reedición y remasterización de él, que se acompañaba de una única actuación en el Festival En Órbita de ese año. Pero volver a juntarse enciende de nuevo la mecha de Mama’Baker. La única actuación prevista se convierte en varias apariciones a lo largo del año; la confluencia en el ensayo comienza a dar sus frutos, y en junio de 2019 se juntan en el estudio para grabar “nuevas canciones”.
Estas canciones no salen a la luz hasta mediados de 2020, en plena pandemia por covid-19, en formato EP, con el nombre de ‘Almas Vacías’, y en formato exclusivamente digital.
¿Quién sabe cuál será el siguiente paso?
Fernando Jaén: La Banda de Kate ‘Ma’ Barker y sus cuatro hijos escribió su sangrienta historia en los años treinta del Medio Oeste de los Estados Unidos, en la época de la Gran Depresión, uniéndose al grupo de forajidos dispuestos a saquear y matar por un puñado de dólares. ¿Cómo llega vuestra Banda a este nombre?
Dani: Pues podríamos mentir de forma canalla y explicar que había algún silogismo y algún punto de encuentro entre los «no principios» de Kate y sus hijos con la filosofía que queríamos mostrar como grupo, y quedar la mar de bien… Pero la realidad es bien distinta: Migue tenía un comic que se titulaba ‘La Banda de Ma Baker’, nos gustó el título y lo adoptamos. Fue después cuando nos enteramos que el tras nombre se escondía una historia más sórdida.
Migue: La parte realmente sórdida y escabrosa (además de real) fue el cambio de La Banda de Ma Baker a Mama’Baker: «La Banda de…» daba pie a errores conceptuales con el público que iba a vernos tocar. Muchos de ellos nos pedían que tocáramos algún pasodoble o Paquito el Chocolatero, creyendo que éramos una orquesta de pachanga. Vimos que era mucho más fácil cambiar el nombre que adaptar el repertorio (risas).
F.J.: ¿Qué influencias estadounidenses hay en vuestra música?
Antonio: Como puedes imaginar las influencias musicales han ido variando a lo largo de nuestra vida y, lógicamente, cada uno tenemos nuestros gustos. Siempre hemos escuchado música nacional y británica, pero es cierto que la música americana nos ha influido especialmente. No es ningún secreto que quien más nos ha marcado ha sido Pixies, pero grupos como Sonic Youth, Pavement, Superchunk o Jane’s Addiction cambiaron nuestra forma de entender la música.
Dani: Las influencias te vienen marcadas por los gustos musicales. Todos hemos tenido siempre gustos parecidos, pero no iguales, lo que nos ha proporcionado una mayor riqueza a la hora de conceptualizar las canciones. Esto suponía que el abanico se abriera muchísimo, y nos ha permitido escoger de aquí y de allá para no seguir un hilo conductor concreto.
«Nos quedaremos siempre con lo bien que nos lo hemos pasado juntos»
F.J.: Fuisteis pioneros en la historia del pop rock granadino. En los noventa estabais en pleno apogeo, inmersos en giras por toda España, teloneando a grupos como Lemonheads, Babes in Toyland, Los Planetas o Lagartija Nick. ¿Qué recordáis de aquella etapa?
Antonio: Como bien dices, nosotros entramos en escena en los años 90, cuando el pop rock granadino ya tenía décadas de experiencia con auténticos pioneros como Los Ángeles, 091, La Guardia o el mismísimo Miguel Ríos. Sí que creo que fuimos parte del nuevo movimiento musical que surgió en los 90 y precisamente eso fue lo especial, viajar por toda España encontrándote con grupos y público que entendían la música como nosotros.
Peter: Pero por encima de todo recordamos los años que pasamos juntos recorriendo ciudades y pateando escenarios con la despreocupación de cinco universitarios. No creo que cualquier tiempo pasado sea mejor, pero aquella época fue gloriosa.
Migue: Por encima de disfrutar de un mayor o menor apogeo en aquella época, con lo que nos quedaremos siempre es con lo bien que nos lo hemos pasado juntos. Éramos capaces de meternos en un Renault Clío cinco tíos con los respectivos instrumentos (menos amplis y batería), las maletas, las fiambreras con huevos duros y filetes empanaos, y nos plantábamos en cualquier sitio a darlo todo. Y después, de vuelta a casa. No ha habido nunca ningún tipo de presión y nos daba igual tocar con quién fuera y dónde fuera. La aventura era tocar y disfrutar de lo que hacíamos.
Javier Gilabert: Para los que no os conozcan bien, hagamos un poco de historia… ¿Cuánto de Mama’Baker hay en Niños Mutantes y viceversa?
Antonio: Bueno, compartir un porcentaje elevado de miembros durante tanto tiempo hace que inevitablemente existan muchísimas similitudes, que eran mucho más patentes al principio. Las líneas musicales discurrían por el mismo camino, puesto que éramos un único bloque de dos bandas que compartían dos miembros. Después ha existido la evolución de una sola línea, que es la que ha tenido continuidad. Niños Mutante no sería lo que es sin Mama’Baker, y Mama’Baker no sería lo que es sin Niños Mutantes.
F.J.: ¿Qué supuso para el grupo que algunos de vuestros miembros tuvieran otros proyectos como Niños Mutantes?
Dani: Para todos fue un gustazo. Cuando empezaron a ensayar juntos, fue una liberación para todos en todos los sentidos, porque Juan Alberto era uno más y se hacía los ensayos como uno más… Durante nuestros ensayos, Juan Alberto, que ya era culo inquieto, no paraba de hacer pruebas. Cualquier elemento que tuviera a mano en el ensayo era objetivo de prueba de Juan para cualquier canción, ya fuese una armónica, guitarra, pandereta, voz… Empezar a tocar con Migue y Nani fue como liberar al genio de la lámpara. Y vaya si se liberó (muchas risas).
J.G.: Allá por el 2000, otro ilustre músico de la escena granadina, Tacho González, se incorpora a las filas de Mama’Baker. ¿Cómo surgió esa sinergia? ¿En qué medida supuso un cambio en vuestro sonido?
Dani: Acabábamos de grabar ‘El Mar de la Intranquilidad’ y la situación era un tanto extraña porque Nani había decidido que tenía que dedicar su esfuerzo y su tiempo a Niños Mutantes. Nos encontrábamos con un disco en el horno y sin batería. Durante el último Festival del Zaidín Rock en el que tocamos, Tacho nos comentó que le gustaba mucho el grupo y que le gustaría tocar con nosotros. Para nosotros fue un bombazo porque suponía tocar con alguien a quien has admirado desde siempre, pero lo mejor fue cuando descubrimos que es mucho mejor persona que baterista, que detrás de aquella imagen que idolatrábamos había un pedazo de ser humano con el que congeniamos enseguida. Esto hizo que fuese todo muy fluido y muy fácil, y no afectó en nada a la convivencia ni al sonido del grupo. Simplemente pasamos de tocar con un amigo a tocar con otro.
Tacho: Para ser más concretos, no es que me gustara el grupo, es que me encantaba. Era el único grupo de los que en ese momento había en Granada con el que me veía tocando. Y gracias por los piropos, Dani, pero me recuerda aquel viejo chiste que decía “como músico era una gran persona” (muchas risas). No, en serio, congeniamos enseguida. Son una gente increíble.
J.G.: Para que un grupo funcione, ¿es imprescindible ser amigos o basta con ser buenos colegas?
Tacho: La historia está llena de grupos que no se soportaban o donde había grandes egos y tensiones y que han hecho grandes discos. Sin embargo, es un muermo vivir una experiencia así. No es necesario para hacer buenas canciones. Nosotros tenemos nuestras diferencias cuando estamos arreglando alguna canción pero se solucionan argumentando o por voto asambleario. Los egos artísticos nos producen risa.
«Ser mejor o peor músico o hacer mejores o peores canciones no asegura el triunfo»
F.J.: En 2001 os lleváis el premio a la Mejor canción del año en los Premios de la Música de Andalucía, pero a pesar de contar con un grupo de seguidores bastante nutrido, no parece que llegue el reconocimiento a nivel nacional. ¿Cuál es la fórmula mágica para triunfar en este país? ¿Ser bueno es un hándicap?
Antonio: Siempre ha habido la idea de que había que estar en el sitio adecuado, en el momento adecuado y conocer a la gente adecuada… Si se cumplía esto, tenías posibilidades. Pero también se ha demostrado que con paciencia, trabajo y constancia se puede hacer el camino, aunque a pasitos más pequeños. Ser mejor o peor músico o hacer mejores o peores canciones no asegura el triunfo, porque éste no está en las manos del artista, aunque es cierto que puede ayudar. Lo importante es que uno esté orgulloso y contento con lo que crea. Después, todo puede pasar… o no.
J.G.: Habéis ganado prácticamente todos los concursos posibles, recibido galardones como los Premios de la Música de Andalucía, sonado en las mejores radios, actuado en los más prestigiosos festivales, FIB incluido… ¿Cuál es vuestro balance, tres décadas después de que comenzara vuestra andadura musical?
Peter: La conclusión que sacas en todo este tiempo, con la experiencia que te otorgan las arrugas y las canas, es que la forma de sentirte bien contigo mismo es disfrutar de lo que haces y de quien te rodea. En nuestro caso siempre hemos hecho lo que nos ha dado la gana y como nos ha dado la gana. Hace ya mucho tiempo que dejamos de ser una promesa, que dejamos de pelear y de ofuscarnos por quedarnos al principio del camino, que dejamos de pensar en lo que pudo ser y no fue. Estamos en el sitio que teníamos que estar y debemos sentirnos orgullosos por hacer algo que nos gusta y como nos gusta.
«Los egos artísticos nos producen risa»
J.G.: Tras un largo periodo de silencio, ¿cuál fue el detonante de la reunión del grupo en 2018? ¿Qué pasó entre el último concierto de 2006 y vuestro regreso en el Órbita de hace un par de años?
Antonio: La separación en 2006 fue el proceso más lógico y natural del mundo. No había nada que nos motivara a seguir, no había ningún objetivo a la vista y cada cual tenía sus preocupaciones personales que debía atender. Después de llevar tanto tiempo juntos, necesitábamos descansar los unos de los otros y enfocar nuestra energía a otras cosas. Pero durante todo este tiempo, nunca dejamos de estar en contacto porque somos todos como una familia. Cada cierto tiempo nos reuníamos en el ensayo de los Mutantes para, simplemente, echar un rato. Esa relación que mantenemos fuera del grupo, sentíamos que de vez en cuando teníamos que trasladarla en un ensayo. Necesitábamos mantener esa relación de grupo pero sin agobios, sin obligaciones…
Migue: Cada vez que teníamos la oportunidad, ahí aparecíamos, como en ‘Extratonauta’ (2009) o en ‘Mutanciones’, en 2016. Era obvio que necesitábamos matar el gusanillo de vez en cuando. Durante ese periodo sufrimos el proceso a la inversa. Pasamos de la necesidad de descansar unos de otros a la de pasar tiempo juntos. Y todo se concreta finalmente cuando en 2018 se hace la reedición de ‘Lunar’ por su 20 cumpleaños. Coincidió que Karlos Díaz, muy amigo nuestro y director artístico de En Órbita por aquel entonces, nos propuso casar la reedición del disco con un único concierto en el festival. Ni nosotros mismos tenemos claro qué fue primero, si la gallina o el huevo, si fue la reedición lo que nos empujó a hacer el festival o viceversa, pero, de un modo u otro, fue la excusa perfecta para volver a sentirnos como grupo.
F.J.: Siempre os habéis mantenido fieles a vuestro estilo, y volvéis ahora con un nuevo trabajo, ‘Almas Vacías’, diez años después, con una fuerza impresionante. ¿De dónde nace este volver a reuniros y sacer este conjunto de canciones?
Peter: Bueno, después de volver a juntarnos para el aniversario de ‘Lunar’ en 2018, nos volvió a atacar el gusanillo. El tiempo que pasamos preparando y ensayando el repertorio nos hizo comprender que lo que nos gustaba era precisamente eso: pasar el tiempo juntos, y era algo que echábamos de menos. La música se convierte en ese momento en la excusa perfecta, y fruto de ello, decidimos encerrarnos un fin de semana en La Casa Estudio. El objetivo era pasar el tiempo juntos haciendo lo que nos gusta, y la consecuencia son las cuatro canciones que forman ‘Almas Vacías’.
Migue: La fórmula es genial, porque no tienes ninguna presión, y todo fluye de forma muy natural y espontánea. Comes, bebes, te haces unas risas con tus amigos, te das un baño en la piscina, y cuando encarta te pones a grabar. La experiencia fue brutal, y posiblemente no será la última vez que lo hagamos…
Tacho: Como miembro que se ha incorporado tarde a la banda estoy encantado porque nunca antes había grabado con ellos salvo algo puntual. Es importante entender la filosofía de los Mama’Baker para saber cómo se hacen las cosas. Hay un factor determinante: amistad y buen rollo. Lo demás está sometido a esa premisa. Es una estrategia suicida porque no conozco ningún grupo que haya triunfado así.
F.J.: ¿Cómo ha sido rescatar temas antiguos en estos nuevos tiempos?
Dani: Pues fue muy fácil. Cuando estábamos remasterizando ‘Lunar’, nos pareció que había canciones que, a pesar de tener veinte años, seguían manteniéndose con muy buena salud. Además, en uno de los conciertos que dimos ese año, en La Corrala de Santiago, en un formato más acústico, el resultado de canciones como ‘Soy yo’ o ‘Hay algo que me vigila’ nos pareció muy interesante, y optamos por grabar esas versiones de forma más desenchufada e íntima. El resultado de ambas es brutal, porque siguen manteniendo la fuerza que tenían originariamente.
J.G.: ¿Tendrá continuidad ‘Almas vacías’,? ¿Cuáles son vuestros planes de futuro… o eran, antes del fin del mundo conocido?
Peter: Realmente, cuando volvimos con la reedición de ‘Lunar’ y el concierto de En Órbita, no pensábamos grabar nada nuevo, al menos de manera inmediata… Pero visto lo fácil que ha sido que vayan cogiendo forma en el local de ensayo algunos esbozos de canción y terminarlos de rematar en las sesiones de estudio, seguro que tiene continuidad. Probablemente será en éste formato EP y solo editado en plataformas digítales. También se abre la posibilidad de que cuando tengamos varios EP con canciones nuevas, estas se editen en formato físico en un disco recopilatorio.
J.G.: Llega la pandemia… ¿Y ahora qué? ¿Cómo vislumbráis el futuro de Mama’Baker y de la industria después de este bache?
Tacho: Creo que los Mamá Baker seguiremos en nuestra tónica. Hacer lo que nos apetezca por el simple placer de hacerlo juntos. Y como creo que esa es una motivación importante, especialmente después de estos meses que casi no nos hemos visto, auguro que en cuanto nos dejen habrá nuevas canciones grabadas. Respecto a la industria, o más bien respecto al futuro de los currantes de esta industria y los amigos que viven de ello, que son los que nos importan, yo soy optimista y creo que vamos a vivir una recuperación rápida. En forma de V como dicen los economistas. Otros felices años 20.
J.G.: Esta es para Dani. Últimamente has versionado grandes clásicos como ‘Creep’ (Radiohead), ‘Viva la vida’ (Coldplay) o ‘Blue Spanish Sky’ (Chris Isaak). ¿Te ronda la mente algún proyecto más sólido en ese sentido?
Dani: Sinceramente, no me lo he planteado. Las versiones que estoy haciendo y colgando en mi canal de YouTube surgen del momento tan especial que vivimos. Para lo bueno y para lo malo, me está dando la oportunidad de pasar tiempo en casa, ya que no se me permite trabajar. Me sirven de vía de escape, me ocupan la cabeza en otras cosas, y aúno la pasión que siento por mi familia y la que siento por la música (para que se sepa de lo que estamos hablando, hace dos meses comencé a grabar y a colgar versiones muy sencillas de canciones que me gustan, ilustrándolas con dibujos de cada uno de mis hijos).
Me monté un pequeño estudio muy sencillo y casero a principios de septiembre y estoy experimentando y aprendiendo a usarlo. No me estresa que el resultado sea mejor o peor, o esté mejor o peor tocado y/o cantado. Me interesa la función terapéutica que ejerce sobre mí, y, sobre todo, hacer partícipe a mi familia de mi pasión por la música.
Mi intención es seguir estudiando y experimentando versiones, aunque tarde o temprano pueda regresar a una vida más o menos anterior a este apocalipsis. Para mí supone un vínculo y un contrato vitalicio con mis hijos. Ellos hacen dibujos para mí y yo hago versiones para ellos.
J.G.: Llega el ‘Momento carta blanca’, en el que os invitamos a cerrar esta entre2vista como os pida el cuerpo.
Mama Baker: Lo que nos pide el cuerpo después de tantos meses de vida monacal, es pegarnos una fiesta de las que hacen época. Así que pronunciamos un deseo: ¡Que se acabe esto de una puta vez!
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