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Niños Mutantes: «La música y la cultura en general son antídotos de la indiferencia y el extremismo»

Niños Mutantes. Foto de Adrián Maesso
Niños Mutantes. Foto de Adrián Maesso

Niños Mutantes: «La música y la cultura en general son antídotos de la indiferencia y el extremismo»

En pleno encierro forzoso, una ventana puede ser una valiosísima vía de escape. Por eso, estas Ventanas que los Niños Mutantes nos abren mañana tienen un valor doble. Nosotros hemos tenido la fortuna de poder escuchar su último trabajo y os podemos adelantar que se trata de un gran disco. Diez (curiosa casualidad, así se llamaba su anterior LP) temazos que, a buen seguro, van a hacer mucho más llevaderos estos días de encierro que nos esperan. Destacamos también su valentía. Podían haber retrasado el lanzamiento como tantas otras cosas han quedado postergadas sine die. Pero no, fieles a sus principios, y en sus propias palabras, han decidido publicarlo mañana, como estaba previsto, para seguir «aportando granitos de arena, deseando levantar los ánimos y daros excusas para evadiros». Ese simple gesto bien merecería esta entre2vista. Aunque son muchas más las razones que la justifican, como vais a poder a leer a continuación.

Javier Gilabert: En los 90 tuve la suerte de coincidir laboralmente con el padre de Juan. Recuerdo que me contaba que su hijo «tocaba en un grupo» y cuánto me impacto el nombre del mismo. Hoy, tres décadas después, compruebo con alegría que seguís ahí y que sois una banda de éxito, consolidada –con la que está cayendo también en panorama musical de nuestro país-. ¿Cuál es vuestro secreto? ¿Hace treinta años os imaginabais que sucedería algo así?

Nani: Hace treinta años, o igual un poquito menos, solo pensábamos que nos tocara la lotería o que alguna discográfica se enamorase de nosotros para poder dejar grabado un disco, uno, que poder dejar de legado a nuestros amigos, familiares y herederos posibles. Y como no, por satisfacción propia.

Llegó esa discográfica, Astro Discos (y después la lotería, pero esa es otra historia), y no llegó un disco, si no más de una decena. Un milagro, sí, y el padre de Juan (y su madre) tienen bastante culpa de ello, pero eso ya que os lo cuente Juan…

Juan Alberto: A mis padres les debo el amor por la música, no tocaban instrumentos ni iban de melómanos, pero les encantaba cantar y se veía su emoción por la música, y esa huella a mí me marcó para siempre. Hace 30 años ni siquiera me había colgado una guitarra, pero ya estaba infectado de virus musicales. Ni en sueños me hubiera imaginado llegar tan lejos.

J.G.: En vuestro último trabajo encuentro canciones más oscuras, ‘Una noche’ o ‘El examen’, por ejemplo, que, aunque siguen la línea discursiva de ‘Diez’ o ‘Diez y medio’, tienen una carga de pesadumbre o melancolía. ¿Son los mutantes más pesimistas ahora, realistas bien informados o todo lo contrario?

Juan Alberto: Siempre hemos sido un poco bipolares en esto. Personalmente tendemos a buscar el humor y la risa en todo lo que podemos, pero artísticamente nos hemos centrado más en las penas, es una asignatura pendiente para nosotros quitarnos el duelo, y en ello estamos. Quizás conforme nos vamos haciendo más serios y el mundo un lugar más inhóspito buscamos en la música perspectivas más lúdicas y hedonistas que nunca.

Nani: No creo que seamos pesimistas, pero es que la cosa está jodida. Yo era un optimista vital y creo que lo sigo siendo, pero los años pesan y empiezo a ver las cosas tirando a oscuras…

«Buscamos en la música perspectivas más lúdicas y hedonistas que nunca»

J.G: El disco, no cabe duda, suena a Niños Mutantes. Pero observo (¿puede ser?) que os habéis vuelto a reinventar. Por un lado, el sonido es más envolvente, más «hecho». Muchos y cuidados arreglos, coros, sintetizadores, ritmos tropicales, latinos, funky, tecno, sonidos industriales… Pero también encuentro medios tiempos, temas más oscuros… ¿De qué manera definiríais vosotros el cambio en el sonido mutante? ¿Cómo veis con retrospectiva vuestra evolución musical en estos, mmm, taitantos años (risas)?

Nani: O nos renovábamos o nos suicidábamos… (más risas).

Juan Alberto: Nunca habíamos seguido una evolución planificada en nuestro sonido. Más bien era el resultado de un aprendizaje, y de cambios en los procesos, en los instrumentos y, por supuesto, en nuevas influencias que se iban incorporando a nuestros gustos. Todo eso fue así durante mucho tiempo, hasta que llegamos a un punto en el que vimos necesario forzar los cambios y hacerlos conscientes. En el anterior disco, Diez, decidimos apostar por la oscuridad. En el último disco, por intentar ser lo menos posible nosotros mismos: optamos por no ensayar para no «mutantizar» las canciones, que estaban construidas con apoyos tecnológicos, en especial con el GarageBand, una revolución que mete un estudio completo en un iPhone. Las canciones apuntaban a direcciones muy diferentes, aires electrónicos, o sudamericanos (en 2018 tocamos en México, Venezuela, Panamá y Colombia), o tradicionales… Decidimos agrupar canciones por estilos o géneros y buscar productores que pudieran ayudarnos a tirar por caminos que solos no hubiéramos podido seguir. Es un disco lleno de improvisación en estudio y de trabajo colaborativo; los autores no somos solo nosotros. Humildemente hay que reconocer la mano sabia de nuestros colaboradores: el disco es tan suyo como nuestro.

Fernando Jaén: Vuestro último trabajo es un disco preparado en cinco bloques diferentes, grabados con productores y enfoques distintos y sin ensayos previos. Aprecio en él, además, una notable influencia de ritmos latinoamericanos. ¿Cómo surge la idea de ‘Ventanas’? ¿Qué ha supuesto para vosotros grabar así? ¿Qué ayuda e influencias habéis tenido?

Juan Alberto: Ya lo hemos mencionado en preguntas anteriores. Ha sido la hostia. En lugar de grabar en un sitio con un solo equipo y una idea única nos hemos dado el lujazo de generar cinco ambientes, cinco recuerdos para toda la vida y colaborar con cinco perspectivas diferentes, que a su vez significan aprender muchas cosas. Después de mirarnos el ombligo muchos años, confiando en que lo sabíamos todo de nosotros mismos y teníamos clarísimo adonde ir, nos hemos puesto en manos de otros, nos hemos liberado bastante de nuestros insoportables egos y nos hemos dejado guiar. Los productores implicados se sorprendían y pensaban que éramos muy generosos, pero es al revés, hemos sido más bien unos parásitos chupándoles la sangre (risas).

J.G.: También observo una evolución en vuestras letras, especialmente desde ‘Diez’ hasta ‘Ventanas’ Quizá podría decirse que son más directas; punzantes, las definís vosotros. ¿Es una evolución natural y lógica? ¿Tienen pelos en la lengua los Mutantes (risas)?

Juan Alberto: Sí que tenemos pelos en la lengua. Siempre pienso en que los escritores de autoficción venden su alma al diablo. Les da igual destrozar todo su entorno con tal de alcanzar el éxito. Nosotros nos mordemos la lengua, sí, pero a la vez apuntamos lo más directo que podemos a la diana. A veces se trata simplemente de huir del lenguaje barroco y escoger palabras y mensajes sencillos, que al final pueden llegar mucho más lejos que los recodos artificiosos y las imágenes seductoras pero vacías y pretenciosas de muchos letristas. Digamos que en el terreno de los pelos en la lengua están los del striptease integral por una parte, los que se tapan con burka y, en medio, algunos que nos lucimos en tanga y con transparencias, pero tapando algunas vergüenzas.

Nani: Me encanta esto último. Nos quedan monísimas las transparencias (muchas risas).

«La verdad y el conocimiento son lo único que hacen posible una mejor sociedad»

J.G.: Ha llegado la hora de decir la verdad. Con este verso de ‘Palabras para Julio’ se abre ‘Ventanas’. ¿Qué verdad quiere transmitir Niños Mutantes? ¿Tiene algún valor la verdad en la sociedad en la que nos ha tocado vivir?

Nani: Lo que no se entiende es que tengamos que plantearnos esta pregunta. La verdad y el conocimiento son lo único que hacen posible una mejor sociedad y su progreso. Pero claro, es justo al revés, vivimos en la época de las fake news, es para chillar. Vivimos en una contradicción permanente.

Juan Alberto: No traemos verdades, compartimos dudas, y eso quizás hace que la gente se pueda identificar con nuestras canciones. La verdad, si es que eso existe, hoy vale menos que nunca. Es la paradoja de nuestro tiempo: más información que nunca, pero menos fiable que nunca. Es realmente desconcertante, encontrar certezas es más difícil que nunca. Quizás nunca fue fácil, pero al menos antes, con menos emisores de supuestas verdades, daba la impresión de que pisábamos terreno más firme.

F.J.: Cuidáis mucho las letras de vuestras canciones. Escuchando ‘Palabras para Julio’ no puedo evitar irme a José Agustín Goytisolo: «Un hombre solo, una mujer/ así tomados de uno en uno/son como polvo/no son nada…» ¿Quién es vuestro Julio? ¿Qué relación tenéis con la poesía?

Juan Alberto: Nuestro Julio en realidad es con minúscula, es el mes del verano. Ha sido divertido ver cómo la gente hacía cábalas pensando en qué Julio era el destinatario. 

La poesía que más nos gusta es la de los grandes letristas de canciones. Esto puede ganarme enemigos, pero creo que cuando la música empezó a poder grabarse los poetas de verdad se pusieron a hacer canciones porque llegan mucho más lejos que los poemas. De hecho Paco Ibáñez, para mi gusto, hizo que los poemas de Goytisolo, o los de Alberti, o hasta los de Jorge Manrique, llegaran mucho más profundo que en letra impresa sobre una página.

Nani: Yo tengo una deuda terrible con la poesía. Si me sacas de Machado, Lorca o Góngora no me entero de nada. Bueno, alucino con Benedetti, eso sí. Soy un lector voraz de ensayo y narrativa, pero la poesía me cuesta un mundo. Como dice Juan Alberto, nos hemos quedado pillados con los letristas del pop y el rock de todos los tiempos. De Pink Floyd a Fernando Alfaro.

J.G.: Un tiro en el pie. De nuevo otro tema que podría estar de rabiosa actualidad. ¿No es -aunque sea esa frase lapidaria- una alegoría de lo que estamos haciendo en nuestro país, en nuestra sociedad? ¿Puede la música ser, de algún modo, un antídoto para mejorar los males que aquejan a las relaciones humanas?

Nani: Efectivamente, en este país somos especialistas en reventarnos los pies y la cara a balazos o puñetazos, aunque la letra es mucho más particular que global y por ahora el secreto mejor guardado de JA. Por supuesto, la música y la cultura en general son antídotos de la indiferencia y el extremismo, pero con muchísimos matices. Si esto fuera perfecto y dada la educación universal y la información al alcance de todos, no seríamos tan chorizos e inconscientes como seguimos siendo. Algo falla en la teoría.

Juan Alberto: La música puede señalar esos males y ayudar a tomar conciencia, pero por sí sola no arregla nada. El tiro en el pie nos lo pegamos todos con la pasividad.

J.G.: ‘Todo tiene un precio’, afirma otro de los nuevos temas. ¿Sí? ¿Qué precio han tenido que pagar los Niños Mutantes para estar donde están? Y lo más importante: ¿ha merecido la pena?

Nani: Todo tiene un precio, sí, aunque coexisten el altruismo y la buena fe. Casi nunca hay respuestas sencillas a preguntas elementales y esta es una de ellas. El ser humano sobrevive en un estado de competición, antiguamente cazando gacelas y mamuts y hoy día obteniendo los mejores resultados posibles a sus esfuerzos. Todo el mundo espera una recompensa por ellos, es natural. Lo que no puede ser es que se viva solo por ellos, ni que algunos tengan más que millones de personas juntas entre las que hay que no tienen nada.

Juan Alberto: Nunca he sentido que hayamos tenido que pagar un precio, y si lo ha habido, ha merecido la pena. Lo peor han podido ser errores con algunas personas, dejar heridos sin darnos cuenta, o ser egoístas por apostar por algo tan absorbente, dedicar menos tiempo del que nos gustaría a gente que queremos. 

F.J.: En ‘Ventanas’, habláis de manera reiterada del dinero, del precio de las cosas y de su valor. La dignidad de un trabajo bien hecho no se compra. Mircea Cărtărescu define a veces la poesía como «el gato muerto del mundo consumista, hedonista y mediático que nos rodea» en referencia a una fábula zen donde un gato muerto no tiene valor, o más bien éste es tan elevado que no puede calcularse.  ¿Qué valor o qué precio creéis que tiene la música en esta sociedad? ¿Cuál os gustaría que se le diera?

Juan Alberto: La música se ha convertido en un objeto de consumo más. A  medida que aumenta la oferta, baja el precio y disminuye su valor. El material y el inmaterial, igual que el gato muerto. Pero aun así, sigue habiendo joyas, músicas nuevas, canciones que te tumban. Quizás lo peor no sea la música, sino la dificultad que uno va teniendo para emocionarse después de tanta exposición, por lo personal y por la dinámica actual: es increíble todo lo que se estrena cada semana; es imposible asimilarlo con el tiempo y la profundidad que podíamos darle antes. 

J.G.: Habladnos sobre el apartado de colaboraciones que suenan en ‘Ventanas’. ¿Cuál ha sido el proceso de elección? ¿Hay algún artista con el que aún no hayáis colaborado y con el/la que os muráis de ganas de hacerlo?

Nani: Pues nos habría encantado grabar algo con Beyoncé, pero no pudo ser… Cuando empezamos a pensar en este LP teníamos claro que no íbamos a ensayar las canciones previamente y que queríamos a productores/as que nos interesan mucho y que tuvieran la máxima implicación. Lo que viene siendo gente que te pone cachondo. Los nombres estaban muy claros, casi no hubo variaciones ni bajas una vez que los llamamos a unos y otros.

Juan Alberto: Hemos tirado de gente que nos atrae por su talento en la forma de tratar las canciones. Creo que aún no puedo decir todos los nombres, hasta que salga el disco, pero puedo explicároslo más adelante. Hay mucha gente con la que nos encantaría trabajar. En general, gente que no es de nuestra generación, o más jóvenes o mayores. Entre los últimos, por ejemplo, a nivel nacional, no estaría mal Kiko Veneno o Santiago Auserón. Y entre los jóvenes, por tirar alto, la Rosalía, por supuesto.

«La música se ha convertido en un objeto de consumo más»

F.J.: Para un granadino que se precie de escribir algo, Lorca es un referente. En vuestro trabajo ‘Diez’, le dedicáis dos pequeños homenajes, un breve fragmento de la racial y desgarradora ‘Bodas de sangre’, y una canción (‘FGL’), con letra de Nani como si un maduro Lorca viniera a hablarnos de la ciudad que lo vio nacer y que lo sepultó. ¿Cómo os influye Lorca y la tradición poética de esta ciudad en vuestra música? ¿Sigue Lorca siendo un poeta a reivindicar a pesar de ser una figura tan, como decirlo, «manoseada»? 

Juan Alberto: Es que Lorca está ahí para manosearlo, imagino que a él le encantaría ese concepto, de ser usado artísticamente, expoliado, mitificado, adorado u odiado. Creo que tenía un sentido muy adelantado a su tiempo del espectáculo, y de que él mismo era parte de su creación literaria. 

Muchas veces hay espectáculos lamentables y creaciones muy pobres que se dicen inspiradas en Lorca, y es como si fuera un sello de calidad, pero no tiene por qué serlo. A nosotros mismos seguro que hay quien nos acusaría de eso. Pero eso es una muestra de lo grande que es su obra, que da para las lecturas más sublimes, como la de Cohen o la de Morente y Lagartija Nick, o a Nuria Espert recitándolo, y para las más cutres. Hay muchos Lorcas, cada uno elige el suyo, y lo sazona a su gusto, y puede gustar con kétchup y con trufa, ya va por gustos. 

Nani: Bueno, la poesía de Lorca es tan bella que por algún motivo sí que me llega dentro. Desde lo folklórico de un Romancero gitano al surrealismo total de Poeta en Nueva York. Hay algo en Lorca que me fascina, pro casi me embriaga más aún su teatro. En cualquier caso, lo que me ha obsesionado durante tres décadas es su figura, la Granada de la época, la Guerra Civil y el episodio de su asesinato. FGL es solo nuestro humilde homenaje a todo eso para explicárnoslo a nosotros mismos. 

F.J.: Granada es ciudad de poetas y de literatura. Nani lleva muchos años implicado en la difícil tarea de gestionar la Feria del Libro de Granada. ¿Cómo ha sido tu experiencia al frente de esta feria? ¿Qué sorpresas nos puedes contar de esta edición?

Nani: La primera frase que me viene a la cabeza es «agotador/a». Es mi sexta edición y se dice rápido, pero dirigir un evento tan grande y tan largo en el tiempo es asfixiante. Siempre hay un momento del año en que todo el equipo dudamos de poder conseguirlo. Hay noches que no duermes y pasas meses sacando horas de dónde no las tienes intentando que no quede ningún fleco suelto. Las condiciones económicas no son las mejores y coordinar a seis grandes instituciones, una decena de patrocinadores y cientos de autores, libreros y editores es tarea de chinos. 

El día de la inauguración, increíblemente todo está en su sitio y no te lo puedes creer. Acabas de montar el evento cultural, gratuito y en la calle, más grande de la tu ciudad. ¡Es magia! Y mucho trabajo.  

F. J.: Vuestra música llega al público, que se ha mantenido fiel a pesar del paso del tiempo. Algunas de vuestras canciones se corean como modernos himnos deudores de un tiempo y una generación. ¿Cómo os sentís cuando subís al escenario? ¿De qué manera se consigue permanecer en el acervo musical de una ciudad y qué se os aporta personalmente? 

Juan Alberto: A veces nos olvidamos de eso, y es algo que hay que tener siempre presente. Tenemos la suerte de formar parte de la vida de mucha gente, y eso no tiene precio. Hay que intentar devolver ese cariño. No te puedes acostumbrar, no puedes subir al escenario a ejecutar mecánicamente las canciones, ni dar por supuesto el aplauso y la admiración del público. Hay que agradecerlo cada vez que puedes, entregándote, siendo perfeccionista, intentando dar el 100%. Eso lo hemos aprendido de gente grande en la música, que cada vez que cantan y tocan lo dan todo. Lo hace Antonio Arias, y lo hace Santiago Auserón, por poner dos ejemplos. Si no te entregas, si crees que es suficiente con tirar de oficio y de tu supuesta genialidad, entonces estás acabado y, lo que es peor, eres un desagradecido. Tienes que tener siempre un punto de inseguridad y pensar que lo puedes hacer mejor y que debes esforzarte. 

Eso sí, sin torturarse, porque, a la vez, el otro mandamiento es disfrutar con la música, sea componiendo, grabando o tocando en directo. Porque sólo así tiene sentido seguir haciéndolo, y sólo así puedes transmitir al público energía que se pueda contagiar y que vuelva hacia ti.

J.G.: Toca cerrar las ventanas de esta entre2vista con el momento ‘Carta Blanca’. Ponedle punto y final como os venga en gana…

Niños Mutantes: Sabemos que están siendo días muy duros. Lo único que podíamos hacer, aparte de quedarnos en casa, era mantener el lanzamiento de Ventanas y poner a vuestra disposición nuestra música. Creemos que la música siempre nos salva.

Javier Gilabert / Fernando Jaén
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