José Cabrera Martos: «La belleza no es un espacio donde quepa lo tibio»
José Cabrera Martos (Jaén, España, 1977) es poeta, crítico literario, licenciado en Filología Hispánica y en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada y doctor en esta última con una investigación sobre el poema en prosa. Ha sido profesor en Beijing University (China) y actualmente ejerce la docencia en Institutos de Enseñanza Secundaria. Miembro de las Juntas Directivas de la Asociación Andaluza de Escritores y Críticos y de la Asociación Internacional Humanismo Solidario. Coordinador de la extensión provincial del XIV Festival Internacional de Poesía de Granada (2017). Ha sido elegido por más de 200 críticos de más de 100 universidades (Harvard, Oxford, La Sorbona, Madrid, Barcelona, Granada, entre otras) entre los 70 poetas más relevantes en lengua española a nivel mundial y entre los 20 más relevantes de España de los nacidos después de 1970 (‘El canon abierto’, Remedios Sánchez, 2015, Visor). Ha sido traducido al inglés, francés y árabe.
Es autor de los libros de poesía ‘Sombra deshabitada’ (Jaén, Diputación de Jaén, 2002), ‘Fanales entre el agua’ (Granada, Diputación de Granada, colección Genil de Literatura, 2003), ‘Goethica’ (Sevilla, Point de Lunettes, 2009) y ‘Manumisión’ (Granada, Valparaíso ediciones, 2017), y de la antología ‘El corazón de la liebre mecánica. Antología poética (2002-2017)’, Las Gabias (Granada), Ayuntamiento de Las Gabias e IES Montevives, 2017. Ha sido reconocido, entre otros, con el XII Premio Anual para Escritores Noveles (2002), el VIII Premio Genil de literatura (2003), el I Premio Nacional de Poesía Ciudad de Ceuta (2009) o el VIII Premio de ensayo Francisco Izquierdo (2012), y ha sido, asimismo, finalista del XVI Premio Andalucía de la Crítica (2010). En ensayo, ha publicado ‘A orillas del jaramago. Cancionero y Apostillas al nombre de Goethica’ (2010, Ayuntamiento de Priego de Córdoba) y ‘Darro gentil. La poesía en prosa de Antonio Carvajal’ (2012, Academia de Buenas Letras de Granada).
De su faceta crítica destacan sus conferencias impartidas o publicadas por Beijing University, Universidad de Granada, Universidad de Málaga, Universidad de Castilla la Mancha, Brown University la editorial Visor, Akal, Comares o Marcel Pons, entre otras. Ejerce la crítica literaria en el periódico Ideal dentro de la sección ‘Las páginas de los libros’ impresa todos los sábados. Es miembro permanente del Premio Andalucía de la Crítica, y del Premio Himilce de Poesía escrita por Mujeres. Su investigación se ha centrado, entre otros campos, en las producciones fronterizas entre la prosa y el verso, sea el caso del poema en prosa, especialmente, en Lorca, Cernuda, Aleixandre, García Baena y Antonio Carvajal; los estudios de género a través del análisis de la visión y la literatura giennense de mujer desde el siglo XVI hasta nuestro días.
Ha co-editado el libro ‘40+4 años de Tigres en el jardín’ (2012, Point de Lunettes, Sevilla) y editado tanto el volumen ‘Fruto del tiempo con nosotros. Homenaje a Manuel Urbano’ (Jaén, Diputación de Jaén e Instituto de Estudios Giennenses, 2015) como el poemario de Antonio Carvajal ‘Antorchas del solsticio’ (Sevilla, Point de lunettes, 2017, Prólogo y edición de J. Cabrera Martos). Especialista en poesía contemporánea, destacan sus estudios sobre Raquel Lanseros, Rafael Montesinos, Manuel Gahete, Antonio Enrique, Pilar Quirosa, José Antonio Santano, Antonio Carvajal, Pablo García Baena o Vicente Aleixandre, entre otros.
Durante esta semana su siempre frenética actividad literaria se ve acrecentada por su participación como Coordinador de la subsede de Monachil del Festival Internacional de Poesía de Granada.
Javier Gilabert: ¿Qué resulta más difícil, ser jurado de un concurso de poesía, crítico literario o escritor?
José Cabrera Martos: Cada faceta posee sus dificultades espacio-temporales. De cualquier modo, ser jurado o ser crítico literario supone apreciar los hallazgos que constan en la escritura de los demás, por lo que conlleva un análisis a posteriori y un goce estético. En el caso de la escritura propia, el nivel de autoexigencia y análisis a priori, in media res y a posteriori siempre es más elevado porque conlleva un legado, una responsabilidad en el sentido kantiano, actúa de tal modo que tu máxima sea ejemplo para los demás. No le deseo mi autoexigencia lírica a ningún enemigo (Risas).
J.G.: Las actividades relacionadas con la poesía proliferan en la capital nazarí, y tú estás muy implicado en varias de ellas. ¿Qué dirías que falta, o sobra, en este sentido en Granada?
José Cabrera Martos: Falta, sin duda, una guía más completa para que todos estemos enterados de los múltiples actos que conviven y se solapan en Granada. La duplicidad es inevitable en este sentido y nunca sobra nada siendo atractivo, aunque sea difícil a veces, elegir entre tantas maravillas. Ojalá esta problemática fuera extensiva a todas las ciudades. Sería un síntoma de cambio.
Fernando Jaén: ¿Debe el poeta implicarse en la política actual?
José Cabrera Martos: Toda escritura es ideología, cualquier acción poética implica una ética y una estética con su consiguiente posicionamiento más sutil o más explícito. Vivir en comunidad supone implicarse intelectualmente en la Polis, en aras de la libertad porque «queremos que se cumpla la voluntad de la tierra que da sus frutos para todos» (Lorca).
«No le deseo mi autoexigencia lírica a ningún enemigo»
J.G.: Según se desprende de un análisis somero de tu extensísimo currículo, son estrechos los lazos que te unen al poeta granadino, Premio Nacional de poesía, Antonio Carvajal ¿Qué supone esta figura para ti y para la poesía española?
José Cabrera Martos: En el plano personal, Antonio Carvajal ha sido un referente lírico -léase, por poner un ejemplo, su deslumbrante poemario ‘Alma, región luciente’- y humano, al ser un ejemplo de filantropía y vitalismo, «vivir, vivir hasta quedarse ciego». Un maestro cercano, pozo de plata cognoscitivo casi inagotable, y un espacio de remanso ante cualquier tormenta y de libertad al posibilitarme alas para alzar el vuelo. Un ejemplo de ética y estética, de vitalidad y humor, más allá de cualquier cliché reduccionista.
Para la poesía española Antonio Carvajal supone un hito en el camino insoslayable, un trabajo lleno de rocío y girasoles, una lectura obligada si se quiere comprender por donde transitan los caminos verdaderos y conscientes de la tradición actualizada, un antorcha del solsticio, parafraseando uno de sus últimos títulos, que exhibe un vitalismo insólito con más de setenta años.
F.J.: En 2005 compartiste una experiencia vital junto al pueblo palestino. De ahí nació ‘Goethica’, creo. ¿Qué recuerdas de aquel viaje? ¿Ha sido el pueblo palestino olvidado por el mundo?
José Cabrera Martos: Efectivamente ‘Goethica’ nació de un viaje exterior a Palestina y de un viaje interior hacia el dolor tras la incomprensión de la maldad del ser humano. Recuerdo casi segundo a segundo ese viaje a Palestina, Memoria para el olvido, tituló Mahmud Darwish uno de sus libros. Olvidar es morir y se ha olvidado al pueblo palestino como un daño colateral, como un retazo de una verdad cosificada que intenta abrirse caustica o francotiradora ante la estúpida credulidad y el aborregado devenir del discurso histórico del poder que pretende ayer, hoy y siempre ocultar los focos de inestabilidad.
‘Goethica’ sería, es y será mi Trofeo establecido para marcar la derrota sobre un principio cognoscitivo imposible y el memorial de un fracaso y una pérdida. Una obra de arte destinada a continuar, retoñar, irremediablemente a pesar de haber concluido en la hoja, con la siguiente muerte palestina. Occidente, con todo el cuidado al emplear este término, se encuentra en el dilema de ser la continuidad del avestruz somorgujada o la voluntad de la paloma. Existen soluciones imposibles y, sin embargo, existentes: La división territorial de Palestina e Israel según las fronteras territoriales reconocidas en 1967, aplicando las resoluciones de la ONU 194 (1948), 242 (1967) donde se señala que es ilegítima la apropiación de territorios por la fuerza.
F.J.: Tu poesía tiene un marcado acento social y humano. ¿Crees que los versos tienen aún el poder para cambiar la historia o alguna historia?
José Cabrera Martos: La poesía y la literatura en general ejercidas desde el espacio construido de la libertad pueden cambiar el mundo. No podemos intercambiar la dignidad, el alma, nuestra ética a cambio del éxito en sus múltiples máscaras. Aquí reside el valor de la literatura o de cualquier discurso emancipatorio y abierto a las múltiples visiones del mundo. Convivencia y cambio son posibles y la palabra llamada literatura o poesía o acción debe ser el arma.
«Frente al escepticismo, la esperanza y la desobediencia»
J.G.: Has realizado estudios relacionados con la perspectiva de género en la literatura jienense. Hablar de perspectiva de género sólo tiene sentido por la desigualdad que existe históricamente entre hombres y mujeres en literatura. ¿Qué queda por recorrer en el camino de la igualdad?
José Cabrera Martos: Siempre he estado muy implicado en la desigualdad de medida humanidad, me parece desolador e inconcebible crear un espacio de confort fundamentado en la esclavitud y el silencio. Llevo en los estudios de género más de diez años, he visto cómo han ido creciendo, pero queda mucho camino por recorrer sobre todo en los ámbitos más desfavorecidos socialmente donde el camino todavía no ha comenzado. Por otra parte, en calidad de docente, me preocupan ciertos signos de involución en la edad más sensible y manipulable: la infancia y la adolescencia. Es una obligación moral seguir explicitando el techo de cristal, el muro de la ignominia, el pensamiento falocrático del posmodernismo y la doble explotación femenina trabajadora-madre-esposa-ángel del hogar. Las tareas del hogar, la crianza de los hijos, la realización personal debe conformarse en armonía, en equipo. Así, el camino no existe, hay que destruir los cimientos para construir un rizoma abierto más allá de dualismos simplistas y péndulos. Frente al escepticismo, la esperanza y la desobediencia.
F.J.: ‘Manumisión’, un libro tan profundo como complejo, ofrece una poesía consciente que busca la verdad. El poeta Juan Manuel Molina Damiani dijo que tu poesía nos hace sentir culpables. ¿Buscabas esos sentimientos en tus lectores? ¿Qué nos muestras en este libro?
José Cabrera Martos: Todos somos culpables -siempre con un cuidado exquisito en la aplicación de la moral judeocristiana en la noción de culpa– si no ofrecemos lo mejor de nosotros mismos y actuamos con la mayor transparencia. ‘Manumisión’ conlleva esa búsqueda de lo esencial y primigenio a partir de una ruptura, de una desconstrucción de todo lo heredado para intentar edificar un nuevo ser más allá de lo preconcebido. No busco culpabilizar, solo intento abrir grietas en el muro de la verdad absoluta, abrir rendijas a lo relativo, crear una metafísica –investigación, clarificación del ser en el mundo- a través de la poesía. De este modo en ‘Manumisión’ intento aunar varios planos. Las esferas de Sloterdijk y la modernidad líquida de Bauman, una reflexión peligrosa sobre el progreso y la velocidad. Una poética resistente, humanamente solidaria, en los bosques de ladrillo tras la muerte del clima conocido. Estuve a punto de titular uno de los poemas con la noción geológica de ‘Antropoceno’. Este nuevo término científico sustituye al actual Holoceno en la historia geológica de la tierra y se define por el impacto global que las actividades humanas han tenido sobre los ecosistemas terrestres. Y la levedad -recuérdense las ‘Siete propuestas para el próximo milenio’ de Calvino- y la transparencia frente a la entropía -segunda ley de la termodinámica, que indica que todo tiende al caos-. La aparente levedad, la aparente y real y simbólica metafísica de lo transparente ilusorio: ‘Manumisión’ es un talado de cristales y un intento de aligerar las nubes después de haber constatado ‘Las tormentas de interior’.
‘Manumisión’ realiza un recorrido universal, desde el dolor desengañado hasta la alegría esperanzada, desde la constancia del mal y la esclavitud hasta la constancia de la lucha y la libertad: el hombre antes que un ser que piensa es un ser esperanzado (Erns Blonch), principio básico de la existencia en todos sus tiempos. El título posibilita la clave en degradación evolucionada, isotopías, en cada una de las tres secciones como ciclo vital reiterado desde la noche de los tiempos. Las tres fases del sistema hegeliano (tesis-antítesis-síntesis), las tres edades del hombre que se reiteran como un ciclo ininterrumpido al igual que los ciclos naturales en busca de la eternidad y de la conjunción atemporal de hombre y universo. Cuestionamiento y búsqueda del sentido en el preciso instante en el que sentimos la levedad, la transparencia y el peso del universo y de la descendencia -ser un buen antepasado- amerizando en el corazón oprimido para inspirar inmediatamente de nuevo expirando la finitud como conciencia del latido.
‘Manumisión’ es el ansia libertaria del rizoma y el bulbo deleuzeano hecho literatura a través de un vasto campo de isotopías que aparecen y desaparecen.
J.G.: ¿Cuáles son, a tu entender, algunas de las características que ha de tener la buena poesía? ¿Y las que denostas?
José Cabrera Martos: Sin orden jerárquico, sino conmutativo. La música como capacidad de evocación, desde un verso endecasílabo con acentuación más allá de sexta sílaba, por lo consabido de la misma, «junco pálido en el deseo hundido» hasta los ritmos por cláusulas ternarias que conforman, por ejemplo, todo ‘Goethica’, mi penúltimo poemario, pasando por la arritmia aparente o absoluta de algunos poemas en prosa de Aleixandre. Cada música responde a un ideología determinada, el uso del endecasílabo en su momento de génesis hispánico expone una nueva ideología libertaria del sujeto renacentista frente al pensamiento medieval, la continuación de este modelo en el siglo XXI puede consolidar un tipo de hegemonía ideológica que conlleva un pensamiento único ¿Cuántos poetas actuales utilizan el octosílabo, por qué no se emplea mayoritariamente otro verso que no se fundamente rítmicamente en la silva? Si nos preocupa el pensamiento único, también debería preocuparnos el ritmo único. Con ello llegamos a una frontera peligrosa y vuelvo a la última música señalada, el poema en prosa, este supone una antirritmia o una prosificación versal pero sus procedimientos rítmicos, cuando se encuentra bien construido, reflejan la prosificación de la vida y a la celeridad de los cambios del mundo o, viceversa, el panteísmo más absoluto tras la ruptura del convencionalismo que supone el verso.
El contenido, amalgamado a la forma, debe ser audaz, la belleza no es un espacio donde quepa lo tibio -entiéndase este término en su justa medida dentro del contexto- para poder llegar hasta los huesos del conocimiento y la comunicación. Lo plutocrático y lacrimógeno pueden quedarse en casa de lo consabido, la sed del crepúsculo y el aliento del amanecer deben golpear con fuerza para alzar el latido ante la mansedumbre y lo suficientemente conocido, que, como decía Aleixandre, no puede sorprender a nadie.
Algunas palabras clave amalgamadas a lo anterior podrían ser: trascendencia, búsqueda, compromiso más allá de lo consuetudinario… todo aquello que suponga una apertura en el difícil camino de la libertad y la belleza.
» Todo está escrito, pero todo está por decir»
J.G.: ¿Está todo escrito en poesía? ¿Qué opinas de las nuevas tendencias, de la ‘poesía del follow’, poesía en las redes sociales, ‘best-sellers’ poéticos? ¿Suponen algún tipo avance para la lírica?
José Cabrera Martos: Acabo de recordar a Bécquer, lo parafraseo, mientras exista la humanidad existirá la poesía. Todo está escrito, pero todo está por decir, reescribimos los mismos temas fundamentales, se actualizan machadianamente como palabra esencial en el tiempo. Las nuevas tendencias poéticas abren un nuevo espacio de poesía a lectores que nunca hubieran entrado en la misma, la puerta está abierta siempre que no se produzca una fagocitación de la lírica en aras del consumo. El arma de doble filo es evidente, pueden ser un puente hacia el principio, aquí cabe la sensibilidad frente a cualquier otro espacio de agresividad gratuita generalizada en la televisión o en los videojuegos, o un precipicio hacia el fortalecimiento ideológico del status quo.
F.J.: ¿Qué implicaciones tienen el concepto de viaje y la vuelta a casa en tu obra?
José Cabrera Martos: El viaje siempre es interior, y catártico, los factores externos lo provocan, puede ser un viaje de espumas interiores, el nacimiento de un hijo, la verdadera manumisión que consiste en un acto total de amor, criar con la libertad y la conciencia de que debes soltar de la mano a los hijos más allá del síndrome del nido vacío y soltar de la mano a los padres más allá del síndrome de Peter Pan. Esa es nuestra gran responsabilidad.
La casa se establece como un término polisémico, rizomático, abierto, que puede conllevar varios estratos de significación desde el hogar del ser humano, Home, el planeta tierra, hasta la casa del alma, el cuerpo humano, pasando por la materialidad del hogar, piso o habitación, y su artificialidad.
Muchos de los poemas de ‘Manumisión’ investigan este término polisémico, el más significativo sea acaso ‘Casa tomada’: estaba intentado hacer un poema atrevido sobre los desahucios y me llegó un encargo de hacer un poema sobre el 425 aniversario de la muerte de San Juan de la Cruz. Me interesaba hacer algo nuevo, esperanzado, más allá de los tópicos. Estuve releyendo a San Juan y a sus comentaristas, pero no salía nada. Quería actualizarlo, revivirlo. De pronto, un día estaba trinchando un pollo, se me había olvidado indicar en el mercado que me lo trincharan ¡menos mal! y surgió la idea. A Agatha Christie le salían las ideas en el baño, a mí me salen haciendo faenas de casa. Claro, San Juan fue trinchado como un pollo o un pavo (Thanksgiving Day) tras su muerte y se esparcieron sus reliquias por toda la geografía hispánica, las falanges, la cabeza… cuando él precisamente ansiaba el interior para alcanzar lo celeste, hasta llegar a un punto en el que en 1992 lo embalsamaron para garantizar la incorruptibilidad del cuerpo los próximos 500 años ¡Pero él proclama lo interior! Y eso es lo que está sucediendo actualmente externa e internamente: internamente con los desahucios que extirpan a las personas de su vivienda, primero les cortan el agua, luego la luz, luego los muebles, la vivienda, su casa, los trinchan como a un pavo o como a San Juan. Externamente con el mundo que estamos contaminando y partiendo -como se hizo en su momento en el Carmen de los Mártires-. Intentaba amalgamar varios sentidos interiores, tormentas interiores de una casa ante un desahucio, microesfera -también en el poema ‘Pintura de interiores’- y burbujas inmobiliarias que lo posibilitan, microesferas, hasta llegar a la macroesfera, globo, Planeta. Este sentido se va ampliando desde el corazón, a la casa física el hogar, hasta llegar a la casa global, el planeta tierra, de ahí el ciprés, la naturaleza, y su canto.
En este sentido, la única solución es la interioridad, pero seguimos abriendo zanjas en el corazón de los hombres y en el planeta. «No marches hacia fuera, vuelve a ti mismo; en el hombre interior habita la verdad» (San Agustín).
«El viaje siempre es interior, y catártico»
J.G.: Momento ‘carta blanca’. Desde este momento quedas manumitido de ella y puedes cerrarla como te apetezca.
José Cabrera Martos: Concibo la poesía como un devenir no ajeno al mundo y como un espacio de ‘Manumisión’, esto es, de liberación del esclavo social, económico, de género, racial… Todas mis acciones educativas, críticas, literarias, familiares y humanas pretenden generar un camino de esperanza fundamentado en el conocimiento, la bondad y la belleza, porque «sólo es útil el conocimiento que nos hace mejores» (Sócrates). En este sentido el Titanismo poético es Aspirar a la humanidad, a un mundo mejor, desde lo más luciente hasta lo más oscuro.
Poemas de José Cabrera Martos
CASA TOMADA. (CANCIONES DEL HOMBRE DESAHUCIADO ANTE LOS RELICARIOS Y EL CIPRÉS GRANADINO DE SAN JUAN DE LA CRUZ)
Todos tienen el derecho a disfrutar de un medio ambiente […] de una vivienda digna.
Constitución española, 1978, Art. 45 y 47
¿Adónde te escondiste,
amado, y me dejaste con gemido?
San Juan de la Cruz, Cántico espiritual
Pero cómo encontrarte
si el mundo conocido está cambiando
porque nunca tuvimos suficiente.
Y te fuimos
partiendo los iguales como al pan:
Tu amado las montañas, el nuestro el aire impuro.
Hoy desde esta ladera acristalada fielmente
pública no se ve al sereno hombre o cielo
abriéndonos el pórtico del bloque,
del arca, el cuerpo.
Aquí donde ahora ves
tan solo un relicario tuvo una llave el alma
para ascender al cielo ante los Mártires,
tuvo, de lo que cae, la lluvia descendida en
el ciprés y el espacio de semillas
aladas cincelado, de raíces
sumergidas el tiempo. Aquí hubo agua y sed,
hubo un jardín y un bosque donde pudo
crecer un corazón, un ciervo no talado, un
alma o nube que pasa desnudarse en los círculos
del agua concedida.
Mas no tú y
quien tu cuerpo cruzó.
Cuántas veces golpearon a mi puerta
sin cielo, nunca estabas
como siempre estuviste
en tu casa encendida con la luz apagada.
Hoy me han cortado el suministro también como
voto obligado a la pobreza, noche
oscura, mientras otros se elevan construyendo
moradas exteriores y el consumo
de luz se ha disparado
para ahuyentar la oscuridad interior.
Aquí donde ahora ves solo un ventalle
segado de falanges hubo un huerto
y una llama de amor
viva, como aquí donde
tan solo ahora escuchas el vacío
de una casa tomada por el eco.
Pero cómo encontrarte
entre tantas devastaciones, fuertes
o fronteras, maderos para náufragos
y adoradores del pez de tres ojos
estando ya tu alma por los cedros
de Úbeda. Todo está dentro de ti, es inútil la búsqueda.
Pero cómo encontrarte aquí en un cuerpo
trinchado como un pavo, aquí en un bosque,
relleno de azucenas, talado de cristales, repartido
en el banquete de los relicarios
como imposible alimento mortal
para el espíritu del hombre.
Nunca
construyendo moradas
exteriores para la eternidad,
tras la muerte del clima conocido.
Según afirman los informativos: «En 1992
los expertos sometieron el cuerpo del
Santo a un proceso de eternización,
garantizan su incorrupción durante
los próximos 500 años». A esa misma hora,
veinte años más tarde, informan imperturbables
del número creciente de cruces en los bosques de ladrillo.
Se desconoce si fue un árbol o fue un hombre
el último de los entrevistados
por el gusano de los sufrimientos
ajenos el día de acción de gracias.
Ahora sé cómo encontrarte: descalzo,
creciéndome ante las adversidades,
estando ya mi casa desahuciada, sin otra
luz, ni guía, sino la que el ciprés ardía.
Abrieron los cuchillos
las entrañas del pájaro.
(de Manumisión, Valparaíso, 2017, y Valparaíso USA, 2018)
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