Entre2vistas

Ángelo Néstore: «Que la gente dedique un tiempo a escuchar tus poemas es un acto de generosidad»

Ángelo Néstore. Foto de Martín de Arriba
Ángelo Néstore. Foto de Martín de Arriba

Ángelo Néstore: «Que la gente dedique un tiempo a escuchar tus poemas es un acto de generosidad»

Ángelo Néstore (Lecce, 1986), nacido en Italia y malagueño de adopción, llegó por primera vez a España con 21 años para aprender castellano y decidió finalizar aquí sus estudios. Es poeta, actor y profesor en el perfil de inglés del Departamento de Traducción e Interpretación de la Universidad de Málaga, además de docente de chino mandarín. Ha defendido una tesis doctoral sobre Traducción del Cómic y Teoría Queer. Actualmente codirige la editorial feminista La Señora Dalloway junto a Carmen G. de la Cueva y Martín de Arriba.

En 2017 publica su primer libro de poemas escrito en 2015, ‘Adán o nada’ (Bandaàparte Editores). En el mismo año, obtiene el XXXII Premio de Poesía Hiperión con ‘Actos impuros’ (Ediciones Hiperión). Con 18 años se alzó con el Premio a la Mejor Interpretación Masculina en el Concurso Nacional de Teatro Vittorio Gassman de Roma. Colabora con periódicos y revistas digitales como InfoLibre, La Tribu y OcultaLit y con la revista de poesía italiana Atelier Internazionale.

A su labor de poeta, hay que sumar su obra traducida, como al italiano la poesía de María Eloy-García y las novelas gráficas de, entre otros, Isabel Franc, Andreu Martín y Enrique Sánchez Abulí o al castellano el libro de poesía ‘Nadie me dijo’, de Hollie McNish, ganador del Premio Ted Hughes de poesía en 2016.

Su obra ha sido reseñada en varios medios nacionales, como El Ojo Crítico de Radio Nacional Española, los periódicos El País, ABC y El Mundo y en suplementos culturales como Babelia y El Cultural, además de haber sido traducida al italiano, al inglés y al chino. Como actor y dramaturgo, su últimas obras teatrales son el monólogo en homenaje a Gloria Fuertes ‘Esto no es un monólogo, es una mujer’ (autor y director) y la pieza en solitario ‘Lo inhabitable’, en la que dialogan poesía, teatro y performance.

A pesar de que su agenda apenas tiene un hueco libre, y de que, por si fuera poco, hoy arranca el Festival de Poesía de Málaga Irreconciliables, cuya dirección comparte con Violeta Niebla, Ángelo departió con nosotros un buen rato y el resultado es esta magnífica entre2vista que esperamos que disfrutéis tanto como nosotr@s.

Javier Gilabert: Italiano «adoptado» en Málaga, estrechamente relacionado con Córdoba. ¿Con qué te quedas de cada sitio? ¿Es Andalucía es un buen lugar para escribir poesía?

Ángelo Néstore: Rotundamente sí. Siempre digo «adoptado» y no afincado en Málaga. El término «adopción» va más allá de vivir en un sitio determinado. Implica pertenencia y yo me siento parte de este lugar. Aquí siempre me he encontrado con personas que me abren sus puertas y me hacen sentirme así. Por ejemplo, salvo contadísimas excepciones, que alguna hay, sobre todo al principio, cuando se organiza un recital de poetas «de Málaga» me han llamado, sin que yo, técnicamente, sea de aquí, a pesar de ser un inmigrante. De otra parte, me gusta reivindicar la palabra «inmigrante», para que nos demos cuenta de cómo cambia la percepción que de este fenómeno se tiene, dependiendo de dónde vengas. Yo soy inmigrante. Provengo de un país europeo, económicamente potente, con una larga historia de dominación, de una familia de clase media, mi piel es blanca, etc. Así pues, tengo unos privilegios de los que carecen otros inmigrantes cuya casuística es bien diferente. Estamos ante una etiqueta que habría que revisar.

Andalucía es, comparada con otros sitios que he conocido o con mi país, un buen lugar para escribir poesía en primer lugar porque se apuesta mucho por la cultura. También, porque hay un buen nivel de vida, además, el clima favorece, la cercanía del mar en mi caso, el crisol de culturas que conforma su población…

Fernando Jaén: En la antigua Grecia la máscara era lo que ocultaba el rostro, y de allí se derivó el concepto de persona. La máscara era utilizada con frecuencia en las actuaciones teatrales y producía una resonancia que permitía al actor (persona) ser oída en todo el teatro. ¿Qué te parece este concepto teatral? ¿Lo utilizas de manera simbólica en tu obra? ¿Usas máscara a la hora de escribir poesía?

Ángelo Néstore: Sí, por supuesto. Pirandello enseña que en todo momento llevamos una máscara: al ir a la compra, cuando estamos con nuestra pareja, al mirarnos al espejo. Así, es inevitable hacerlo igualmente al escribir. Esto es lo contrario a la pureza, término en el que no creo. La pureza es un concepto que tiene que ver mucho con la tradición judeo-cristiana que hemos heredado como un «aspirar a algo inalcanzable». Entonces se crean mitos como los de la teología, de los que se deriva el castigo por no llegar nunca a alcanzarla. Por esa razón debemos aceptarnos como somos, con nuestras contradicciones, y utilizamos máscaras en ese proceso. Tampoco creo en la poesía entendida como «la forma más pura del lenguaje». Hay que ensuciar la poesía y el lenguaje. Por supuesto, esta es mi visión. Habrá quien opine lo contrario y lo respeto. Pero a mí no me funciona a la hora de escribir.

J.G.: Poeta, traductora, actriz y profesora de universidad, editora (en La señora Dalloway), constantemente formando parte del cartel de algún evento literario… ¿De dónde sacas el tiempo y la energía para llevarlo todo adelante y bien?

Ángelo Néstore: (Risas) El secreto es aprender de lo chino. Soy docente de esta lengua y llevo mucho tiempo trabajando con personas de aquel país. Te aseguro que se aprende un montón de ellos (más risas). Es una broma. Lo cierto es que cuando la pasión por lo que haces es tan grande y esto ocupa tu tiempo de ocio y de trabajo, terminas mezclándolo todo. Para mí ya no existe el concepto de «domingo», de descanso. Estoy todo el día inmersa en las cosas que llevo adelante. Acabo con una y empiezo con otra. Pero es que me gusta mucho lo que hago; es, más que nada, un estilo de vida. Y aun así se quedan cosas en el tintero, cuestiones que a veces pienso que podrían generar cierta decepción en las personas que amablemente me invitan a sus proyectos -a los que me encantaría sumarme-. Sin duda soy una persona muy autoexigente.

J.G.: Por si fuera poco, codiriges con Violeta Niebla el Festival Internacional de Poesía de Málaga Irreconciliables (Poesía con punch), un festival que se aparta de los cánones de los más tradicionales, pero ¿en qué medida y por qué? ¿Puedes adelantarnos algo sobre la edición que arranca justo hoy?

Ángelo Néstore: El festival nace desde las poetas, desde la voz misma de la poesía, aunque al mismo tiempo cuenta con apoyo institucional que viene incrementándose en los últimos tiempos. Paco Cumpián y María Eloy-García, poetas malagueños de larga trayectoria y con gran trascendencia en la ciudad, decidieron crear el festival Irreconciliables, que Violeta y yo hemos heredado, con la idea de “reconciliar en un mismo espacio voces que normalmente no suelen estar juntas”. Tiene ese toque gamberro que hemos heredado y que al mismo tiempo es tan nuestro, ahora que somos nosotros quienes estamos a la cabeza. Evidentemente, cuando cedamos el testigo a otras personas, tendrá otro aire, y de eso se trata. Nuestra apuesta pasa por dejar a un lado la concepción “clásica” que suele caracterizar este tipo de eventos, pasar de recital a “experiencia poética”. Tenemos, sin ir más lejos, algunos actos en los que no hay poetas. No hay una persona invitada, aunque sí poesía. Por ejemplo, mañana viernes 19 a las 22,30 horas en el cementerio inglés, arrancamos con un “confesionario poético” conducido por estudiantes del Grupo de Poesía de la Universidad de Málaga, en el que el público se va acercando a ellas y les confiesa sus “pecados poéticos”. Serán interpelados con un “¿Y tú a quién has leído últimamente?”, y se les impondrá una penitencia que consistirá en la lectura de poemas al oído. Así pues, al final llega la poesía, aunque lo hace de otra forma. Tras este acto se pasa a la zona de las lápidas en las que tendrá lugar una representación titulada “Yo también estuve en la fiesta”, dirigida por Alessandra García, apuesta escénica sobre las mujeres de la Generación del 27, desde una perspectiva post-dramática, contemporánea, en la que se jugará mucho con imágenes y con el entorno.

Pretendemos llevar la poesía a espacios no convencionales. Así, contamos por ejemplo con una lectura en un barco, en la calle… Se trata de darle un poco la vuelta al concepto al uso de festival poético. Además, consideramos algo fundamental el reírnos de nosotras mismas, del concepto de poeta, y hacerlo de este modo más cercano. Otra actividad del festival será la “Poesía de mesa camilla”, en la que queremos dar voz a todas poetas que no tengan libros publicados, pero que generan muchísimas poesías, trabajando en barrios. Hablo de señoras cuya poesía supuestamente no “tiene calidad” porque no cuenta en su haber con premios, por lo que no tienen cabida en otros festivales. También daremos voz a niñas. Sin ir más lejos, esta noche, en la inauguración, Luisa Castro, un referente poético para mí, compartirá espacio con una poeta de 15 años de Sevilla. El evento se llama “Poesía contrageneracional”; apostamos por que la frescura y la calidad no siempre tienen que ver con la edad. Para acabar te cuento que nuestro premio, de carácter nacional y al que pueden presentarse personas de toda Europa, siempre que su obra esté en castellano, busca una voz rompedora, una voz que probablemente nunca ganaría otro premio. Queremos algo que sea de calidad y arriesgado, porque esto es lo que nosotras podemos aportar. Es parte de la entidad de Irreconciliables.

J.G.: A pesar de tu juventud has sido finalista de UCOpoética y recibido el prestigioso premio Hiperión en lo que a poesía se refiere, pero también ganaste el premio a la Mejor Interpretación Masculina en el Concurso Nacional de Teatro Vittorio Gassman de Roma. ¿Qué suponen estos galardones en tu carrera? Si tuvieras que elegir, ¿con cuál de las dos disciplinas te quedarías?

Ángelo Néstore: Mentiría si te dijera que un premio me da igual, que al fin y al cabo un premio no es nada… (Risas). No. Está claro que para una persona que acaba de empezar, al fin y al cabo yo empecé hace relativamente poco, con 25 años, un premio supone que personas entendidas en la materia dicen: «Oye, lo que estás haciendo a mí me ha gustado». Así pues, es una manera de empujarte a seguir, de comprobar que a gente con criterio y trayectoria le gusta tu trabajo, que han recibido el mensaje que tú has intentado transmitir con tu poesía. De otro lado, a nivel narcisista, a todo el mundo le gusta que alguien destaque su trabajo. Y más en mi caso, ya que mis poemas tienen una gran carga política, así que premiarlo tiene para mí más importancia si cabe, si tenemos en cuenta el momento histórico en el que vivimos en occidente. Pero lo que más destaco de los premios es que al poner tu voz en la boca de otras personas gracias al galardón te permite conocer a gente maravillosa con la que conectas. Es mi caso: poetas, organizadoras de eventos, libreras, lectoras, personas que al fin y al cabo me han aportado muchísimo y a las que estoy muy agradecida. Es realmente lo más bonito que me llevo de un premio.

Respecto de elegir un galardón de una u otra disciplina, no podría deshacerme de ninguno de ellos. Verás, yo no creo mucho en el concepto de disciplina. Mi trabajo es, en cierto modo, transdisciplinar. Va más allá. Yo veo poesía en el teatro y teatro en la poesía. Trasciende a la etiqueta que le colocamos. Esto tiene mucho que ver con la Teoría Queer, con todas las etiquetas que nos ponemos. ¿Qué es masculino o femenino? Es algo que está cultural y lingüísticamente construido, completamente arbitrario. En este sentido, procuro moverme siempre en lo trans. Incluso en el ámbito de la traducción, el traductor siempre está entre dos lenguas y culturas en un espacio invisible, eso es, el espacio de la traducción, en el cual la persona está en medio. Igual sucede con el intérprete de teatro.

«¿Qué es masculino o femenino? Es algo que está cultural y lingüísticamente construido, completamente arbitrario»

J.G.: Te vi recitar en la presentación de ‘Algo se ha movido’, en la Feria del Libro de Granada. De memoria. De maravilla. Sin duda tu formación teatral es fundamental y patente en tu recitado. ¿Hasta qué punto crees que un poeta debe aprender a defender sus poemas ante un público potencial? Cuando escribes, ¿interpretas al mismo tiempo?

Ángelo Néstore: Creo que cualquier persona que se enfrenta a un público debe prever esta circunstancia. Si decido, porque la poeta no tiene obligatoriamente que leer sus poemas en público; su función es escribirlos, exponer mi trabajo ante un público he de pensar en su puesta en escena, de qué forma recibirá éste el poema. En mi opinión, el que la gente dedique un tiempo a escuchar tus poemas es un acto de generosidad. Qué menos que vayamos preparadas para ofrecer lo mejor que podamos. Te lo tienes que currar. Es una cuestión de respeto ante la audiencia. En la mayoría de los casos, no lo olvidemos, te están pagando por hacerlo.

Por otra parte, no creo que sea necesario memorizar los poemas. Yo lo hago quizá por mi formación teatral y porque me proporciona mucha libertad a la hora de interpretarlos. Es importante pensar en la puesta en escena, de qué forma lo recibirá tu auditorio. Ello no obstante, sí que considero que es básico aprender a leer los poemas de manera adecuada.

Respecto a lo de interpretar a la hora de escribir, efectivamente mi primer libro, ‘Adán o nada’ es, en cierto modo, un experimento en este sentido. Nace porque lo escribo desde la perspectiva de un personaje que interpreté por el que recibí, precisamente, el «Vittorio Gassman». En aquel entonces interpretaba a Kafka en la obra ‘Factor K’, que hablaba de este «factor genético kafkiano» que de una u otra forma todos llevamos dentro en la época contemporánea. Intenté escribir el libro interpretando aquel papel, el de Kafka. Por eso el resultado fue algo híbrido, algo «trans», pues en él, mi voz y la de Kafka se funden en una sola. Es también «una obra transgénero», y ese es el subtítulo del libro, no sólo desde el punto de vista sexual, sino también literario, porque transita entre la poesía y el teatro.

Mi segundo libro, ‘Actos impuros’ he querido escribirlo de forma distinta y se nota; aunque en él también está mi voz, ésta aparece de manera muy diferente.

«No estamos preparadas para vivir sin etiquetas»

F.J.: En tu libro, ganador del premio Hiperión de poesía 2017, Actos impuros, muestras de forma angustiosa la desolación de quien lucha por ser una persona sin etiquetas. Alguien que defiende su sitio, que es lo que es, sin querer ser nada más. Que se muestra en una sociedad que no está preparada para las opciones de vida distintas a lo establecido por norma. ¿Es éste el propósito de Actos impuros?

Ángelo Néstore: Exacto. Has hecho una lectura de como yo pretendía escribirlo. Era un poco lo que deseaba, tenía una voluntad política que no es otra que ésta. Pero realmente no estamos preparadas para vivir sin etiquetas. Hay que hablar de la masculinidad tóxica también desde la homosexualidad, desde este «no estar en la norma», porque esta misma puede ser heteronormativa y lo es en muchos casos. Hay que hablar de los privilegios, a pesar de querer construir una nueva raza de hombres. En este sentido tengo mis contradicciones. Estoy en un espacio «trans» pero vivo y he sido educado en un ámbito en el cual las etiquetas son la norma. Me interesa hablar de eso, dinamitar el concepto de etiqueta, pero antes de hacerlo creo que es necesario hablar de las etiquetas, enseñar las etiquetas para luego destruirlas. Aunque en mi caso puede que lo haya hecho al revés (risas).

«La sociedad y la norma nos «van abrigando» con conceptos capitalistas como el neoliberalismo»

F.J.: En tu poesía el yo poético parece desnudarse sin ambages de todo prejuicio y determinación. ¿Es este desnudo algo deliberado en tu obra o sólo nos muestras una parte?

Ángelo Néstore: A la hora de escribir he tratado de prestar mucha atención a lo que significa proyectar, plasmar una identidad en un artefacto como puede ser un poema y luego un libro. Está claro que yo estoy ofreciendo un desnudo político y lo hago porque la sociedad y la norma nos «van abrigando» con conceptos capitalistas como el neoliberalismo, lo cual vendría a ser algo así como una chaqueta de Zara, porque a los dos días necesitas otra distinta ya que ésta se rompe. En este sentido, intento escribir desde la desnudez, intentar mostrar las contradicciones, esas masculinidad y femineidad latentes que todas tenemos y romper con esta dicotomía. Así lo he hecho en ‘Actos impuros’.

Ahora estoy trabajando en otra dirección. Volvamos a la metáfora de la chaqueta de Zara. Tú quieres deshacerte de esa prenda, pero sigues comprando en Zara. Me interesa hablar de qué significa ser una persona privilegiada y la vez querer poner en tela de juicio la norma desde dentro, desde la propia norma. En mi próximo libro trataré de contradecirme, voy a hablar no sólo desde la desnudez «trans», sino también desde el privilegio que ha construido también mi identidad, desde el que he sido educada y con el que no estoy de acuerdo.

«El patriarcado se refleja también en la poesía»

J.G.: En la pasada FLM participaste en una charla sobre «El poetarcado o cómo traducir las nuevas masculinidades en el discurso literario contemporáneo». ¿Qué es el poetarcado? ¿En qué consisten esas nuevas masculinidades? ¿Se trata de la «nueva raza de hombres» a la que haces referencia en «Actos impuros»?”

Ángelo Néstore: El término poetarcado, que por cierto no es mío, sino que lo encontré en la red en un artículo de la escritora y trabajadora social Laura Fjäder en El Plural, viene a denunciar la tradición machista y masculina que ha invadido la historia de la poesía. No tenemos más que ver qué poetas se estudian en el colegio, quienes ganan los principales certámenes literarios -más del 80%, hombres-. Por lo tanto, el patriarcado se refleja también en la poesía.

Efectivamente la masculinidad que propugno hace referencia a nuevo individuo que va más allá de ser hombre o mujer, que mira más allá del género. Ahora es muy importante remarcar el género, es vital ver la historia de los cuerpos femeninos y masculinos, para luego dirigir la mirada hacia la identidad ciborg, este concepto que ya avanzaba Paul Preciado, esa idea de «deshacer el género», que tiene que ser para mí el objetivo. Sin embargo, antes de saltar a esa «nueva raza», hay que analizar en profundidad la evolución histórica de estas concepciones. Si no lo hiciéramos creo que podríamos llegar a tropezar con la misma piedra. No olvidemos que siempre han existido cuerpos silenciados. Judith Butler hablaba de «cuerpos abyectos», refiriéndose a veces a los de las mujeres, pero también a los sujetos que la sociedad define como «homosexuales», o a los que se recogen bajo el término «cuerpos cripple», esto es, aquellos que no se corresponden con el cuerpo «normativo»: personas en silla de ruedas, aquellas a las que les falta un miembro… Es, por lo tanto, mucho el trabajo que hay que realizar para poder llegar a esta «nueva raza de seres humanos».

J.G.: ¿En qué sentido crees que la masculinidad debe ser cuestionada? ¿Ha evolucionado significativamente en las últimas décadas el concepto de masculinidad en países como Italia o España o seguimos anclados en la de épocas anteriores?

Ángelo Néstore: Desde el lenguaje, desde luego, pero también desde la base misma del concepto. Si no se abre, si no se pone en tela de juicio, el concepto de masculinidad -al igual que el de femineidad- puede llegar a convertirse en algo aún más dañino. Colocarse cualquier etiqueta en este sentido, por ejemplo la de «homosexualidad» -en la que yo tampoco creo-, o la de «heterosexualidad» es peligroso. Hablar desde esa posición, por ejemplo, no implica que no se puedan emplear mecanismos heteronormativos y machistas desde la homosexualidad. He estado investigando el tema a nivel académico, y es cierto que hay mensajes de este tipo que se encuentran, por ejemplo, en el lenguaje de aplicaciones asociadas al ámbito homosexual, como Grindr. He leído varios artículos de Rubén Serrano, de Playground, quien ha trabajado de una forma sublime en este sentido, profundizando sobre términos y conceptos como «plumufobia», algo muy denostado dentro del mundo gay. Aunque pueda parecer contradictorio, hay muchas personas misóginas y homófobas en este colectivo.

Respecto de la evolución del concepto en países como España o Italia, quiero pensar que hay esperanza. En cierto modo la percepción de este término es similar en ambos, pero creo que en España hay un recorrido más largo, se presta más atención a la cuestión. En Italia, debido probablemente a su evolución política diferente a la española, -ten en cuenta que de 20 años de gobierno de Berlusconi, con un férreo control de los medios y de la opinión, se pasa a la extrema derecha de la Liga Norte-. Aquí se habla un poco más del tema, se le va dando un carácter de seudo-normalidad gracias a los ejemplos que encontramos en televisión, en el mundo de la cultura, de la política. Esto no es común en el país en el que nací y crecí.

«Si no se abre, si no se pone en tela de juicio, el concepto de masculinidad, al igual que el de femineidad, puede llegar a convertirse en algo aun más dañino»

F.J.: He leído alguna frase tuya muy crítica con el peso de la tradición y la religión. En España y en Italia, la religión católica ha desempeñado un papel determinante dentro de la sociedad, aunque esta influencia está perdiendo relevancia hoy día. Su moral, durante muchos años, no ha dejado muchos lugares fuera de lo establecido para ser. ¿Te ha influido de alguna manera la tradición católica en tu obra? ¿Hay más tolerancia en nuestra sociedad actual?

Ángelo Néstore: Efectivamente, mis dos obras están impregnadas de esa tradición judeo cristiana de la que hablábamos antes. De hecho, Rosa Berbel en la presentación de ‘Adán o nada’ en Granada me comentó precisamente que el tema de la religión estaba muy presente en mi obra. También lo está en ‘Actos impuros’. Esto ocurre porque, evidentemente, he sido educada en esta tradición; no me puedo deshacer de ella, aunque me haya escapado de ese mecanismo y la rechace. Y de eso es, precisamente, de lo que quiero hablar en el momento en el que me encuentro.

F.J.: Los poetas jóvenes se apoyan mucho en las redes sociales. ¿Cuál es el papel que estas tienen para ti?

Ángelo Néstore: En primer lugar, el lenguaje está cambiando, y también los medios en los que éste se mueve. Por lo tanto, las redes sociales son una herramienta maravillosa para conectar con tu audiencia. Antes la gente tenía que sentarse en un auditorio para poder escucharte. Ahora también lo pueden hacer a través de Instagram, por ejemplo. Sin ir más lejos tengo ahora en marcha un proyecto, ‘Vértigo 22’ en esta red social, que trata de «colar» la poesía queer en lugares donde aún no está presente, como en las ‘stories’ de Instagram.

Se habla mucho de los poetas de las redes sociales, que tienen muchas seguidoras, que están en determinadas editoriales, que tienen muchísimas ventas… Pero creo que estamos confundiendo los contenidos con el medio. Las redes sociales no tienen nada que ver con la calidad, sino que son un medio del que puedes valerte para llegar a la gente. No porque de repente escribas un poema y lo cuelgues en tus redes éste ha de ser de mala calidad. Hay de todo. Recuerdo, por ejemplo, un poema reciente preciosísimo de Ben Clark sobre Lorca que publicó en Facebook.

Hoy en día la tendencia es que esas frases que antes escribías en una libreta, en una carpeta o que incluso te podías encontrar en la calle a modo de grafiti, busquen las redes sociales como soporte en el que aparecer. Y si llegan a mucha gente, pues fantástico. Que cada una haga lo que le dé la gana y si alguien quiere escucharle, estupendo. ¿Por qué no?

J.G.: Después de una primavera y un verano “moviditos” (¡Madre mía, qué agenda has tenido!), a buen seguro la cosa no quedará ahí. Nos gustaría que nos hablaras sobre los proyectos que tienes en marcha a corto y largo plazo.

Ángelo Néstore: El proyecto que se cristaliza durante esta semana, la vii edición de Irreconciliables, el Festival Internacional de Poesía de Málaga, es el resultado de un trabajo de casi un año que Violeta Niebla y yo hemos llevado a cabo para que la ciudad pueda tener un programa poético de calidad y variado que se desarrolla en distintos focos culturales de Málaga. En este sentido, reivindicamos su independencia en la gestión que nos permite confeccionar una programación con total libertad y, a la vez, estamos profundamente agradecidas con todas las instituciones que, justo por estas razones, apoyan económicamente el festival y confían en nuestro criterio. Sin embargo, eso ha significado ser no solo directoras artísticas, sino también administrativas, expertas en logística, agencia virtual, cazadoras de subvenciones, personal de Renfe “wannabe” y hasta chóferes. Supongo que, en cuanto cerremos el telón, ya empezaremos a trabajar en la siguiente edición. A nivel personal, y después de una pausa importante en la que me he concentrado en los libros publicados, retomaré la escritura de mi nuevo proyecto de poesía y coquetearé con el formato de la autoficción. Espero que todo llegue a buen puerto, pero con disfrutar del proceso creativo me voy a sentir igualmente satisfecho. A nivel teatral, empezaré la gira de Esto no es un monólogo, es una mujer, una pieza que he escrito y dirigido en contra-homenaje a Gloria Fuertes (ella dijo que no quería homenajes, así que le he hecho caso) y seré el responsable de los textos de una nueva obra dirigida e interpretada por la actriz y bailaora malagueña María del Mar Suárez. Al mismo tiempo, seguiré dando conferencias sobre nuevas masculinidades y lecturas poéticas, en 2019 también en América Latina.

F.J.: Cuéntanos cómo es un día en la vida de Ángelo Néstore.

Ángelo Néstore: Lo bonito de participar en veinte mil proyectos es que nunca un día es igual a otro. Soy una persona que siempre ha intentado escapar de la rutina kafkiana, me da pavor. Quizá por eso involucrarme en tantos proyectos me ayuda a sobrevivir. Echo de menos, eso sí, disfrutar del sosiego necesario para escribir. A veces, también, tengo mucha confusión mental en mi día a día. No consigo centrarme por estar en tantos sitios a la vez, así que en ese sentido podemos decir que es algo compleja. Pero no la cambiaría -en este momento- por nada. Me acuesto cada día feliz. No sé qué pasará mañana, pero hoy por hoy me siento una persona muy, muy, muy afortunada con lo que hago. También he de decir que ello es posible gracias de un lado a mi pareja, sin cuyo apoyo no podría seguir este ritmo, y a las personas maravillosas con las que trabajo. Curiosamente, todas son mujeres (risas).

J.G.: Momento carta blanca. Acaba la entre2vista como te apetezca. ¿Un trans-final?

Ángelo Néstore: Continuará…

 

Poemas de Ángelo Néstore

Ave y Eva

Me resisto a la idea de ser

aquel niño que vivió en mi boca: recuerdo caer al suelo,

hacerme mil pedazos.

La habitación, limpia solo para mí;

la habitación

y este trozo de carne,

estirpe nómada ante el espejo.

Me miro en el cristal

y hay un animal huyendo del fuego,

una jauría con principio de hombre

o un desastre con nombre de niño.

Por eso busqué en el incendio la excusa y en el aire el pretexto,

por eso me arranco la barba

con la mano que antes me besabas.

No hubo salvación para este pájaro,

juro que hice lo posible para domesticar la espera.

Ahora dejo que la tierra tape los huecos de la piel.

Digo casi no soy

mientras celebro los dos bultos de mi pecho.

Escribo la palabra ave, leo la palabra Eva.

Bajo este cielo ya no hay lengua que me nombre.

(Del libro ‘Adán o nada’, Bandaàparte Editores)

 

De cuando me equivoqué de bar

Yo soy de esa clase de amigos

que siempre pide otra ronda en los bares.

No tengo hijos,

soy el hijo único de una dinastía de bastardos

que se llena el estómago y se autodestruye.

Mis amigos, sin embargo, son padres,

de esos que buscan una excusa para volver tarde a casa,

siempre me invitan a otra,

nunca quieren que me vaya.

Ellos me miran y cien veces

me cuentan cien veces lo difícil que es

la suerte que yo.

Ellos no ven las hormigas que trepan por mi pierna,

no las ven.

Beben tiempo con su boca de padres,

tragan tiempo con su saliva de padres

y yo me vuelvo cada vez más pequeño

y sus hijos cada vez más grandes.

Y con cuarenta, con cincuenta,

volveré al mismo bar de la esquina

y entonces los que hoy son niños se preguntarán por qué

tantas hormigas en mi boca,

por qué el amigo de sus padres se sigue creyendo joven.

Con cincuenta, con sesenta,

quién me llevará a casa,

quién guardará mis huesos bajo las sábanas.

Con sesenta, quizás, con setenta

quién contestará a mis preguntas,

quién me dirá lo difícil que es,

la suerte que yo

cuando un día me confunda y pida otra ronda

frente a la sola luz de mi nevera.

(Del libro ‘Actos impuros’, Ediciones Hiperión)

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Javier Gilabert / Fernando Jaén
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