Sobre apariciones marianas, estigmas y sodomías a un futuro Papa apóstata
Fue un día de 1968, en uno de sus paseos nocturnos, cuando la polla de Nazario, el padre del cómic underground español, primer portadista de la revista Víbora, autor a su pesar de la portada del disco Take no prisioners de Lou Reed y amigo de José Pérez Ocaña, otro gran provocador, encontró, perdido por los Jardínes de Murillo, el culo al aire, semioculto por una gabardina de Clemente Domínguez, un personaje que sería, poco después, conocido como Gregorio XVII aka el Papa Clemente del Palmar de Troya.
El encuentro santificó al dibujante, que a las pocas semanas conocería biblicamente al noruego fornido que lo traía loco desde comienzos de la universidad.
Más o menos por esas fechas, hace ya cincuenta años, cuatro niñas dijeron ver a la virgen María frente a un arbusto mientras recogían unas flores para la iglesia del pueblo en La Alcaparrosa, una finca a un kilómetro escaso de El Palmar de Troya (Utrera).
Se lo contaron muy asustadas a la maestra, que también era la mujer del alcalde y tras hablar también con el boticario regresaron al día siguiente a la finca, esta vez acompañadas por varios vecinos que, muy beatos y aun sin ver nada que no estuviera en sus cabezas, empezaron un acopio de reliquias nunca visto antes por la zona. Y eso que ese mismo año la virgen María se apareció varias veces en la campiña sevillana…
En menos de un mes fueron innumerables las visitas al lugar, a las cuatro niñas se sumaron rapidamente una ingente cantidad de videntes que ponían a competir sus dones preternaturales en una extraña competición mística. Hubo alguno que llegó a ver el milagro en una simple mancha al revelar una fotografía analógica del lugar -véase la foto que acompaña el texto- y en menos de dos años se llegaron a contar siete estigmatizados. Todo un récord.
Hasta aquí todo más o menos normal, no hay muchas diferencias más allá de las numéricas y cierto revuelo, de lo que sucedió en Fátima, Beauraing o Lourdes. Hasta que en octubre surgió el elemento diferenciador, el dueño del recto que santificó a Nazario; Clemente Domínguez, por entonces un joven contable reprimido que, oh, milagro, comenzó a visionar -y a recibir mensajes- no solo de la virgen María, sino de Santiago Matamoros, Jesucristo, una cruz luminosa, el padre Pío, san José y dios mismo.
Rapidamente se hizo con el cotarro; no solo sufría estigmas y era capaz de derramar hasta dieciséis litros de sangre de una tacada, sino que demostró ser el más pillaliebres de todos al publicar, en folletos de elaboración propia, los mensajes divinos llegándoselos a mandar a Franco como requerimiento para que los leyera en su discurso de fin de año.
En esos textos, además, se confesaba pecador, amante de la gastronomía, el lujo y la carne fresca de los jóvenes seminaristas, señalaba los modernismos del Concilio Vaticano II convocado por Juan XXIII y puesto en práctica pocos años antes, mientras denunciaba una conspiración judeo-satánico-masónica (supéralo) que tenía apresado al Santo Padre en las mazmorras vaticanas… Incluso llegó a predecir -varias veces- el fin de los tiempos.
Durante los primeros años del circo, Clemente se dedicó a promover sus milagros y la causa palmariana por el mundo, atrayendo a religiosos y seglares de lugares tan dispares como Nigeria, Suiza, Canadá o Filipinas. Roma dio el toque y las autoridades eclesiásticas prohibieron la celebración del culto en la finca, a lo que los sacerdotes palmarios hicieron caso omiso. Por entonces ya habían orquestado un sistema para el fraude fiscal que permitía a sus donantes extranjeros desgravarse más de lo que realmente aportaban, por lo que les salía a cuenta financiar a estos sinvergüenzas.
El 31 de diciembre de 1975, Clemente Domínguez y Manuel Alonso Corral, el segundo de a bordo, fueron ordenados sacerdotes por un desterrado arzobispo vietnamita, Monseñor Ngô-Dinh-Thuc -líder del minoritario sedevacantismo y hermano del presidente derrocado por la CIA– quien once días más tarde los ordenaría, previa donación de un inversor suizo y en latín epistolar, obispos, dando lugar a toda clase de persecuciones, tanto eclesiales como judiciales.
Poco después se retractó, pero ya era tarde…
El 6 de agosto de 1978 se daba a conocer la muerte de Pablo VI en Roma y el mismo día, antes de que hubiera fumata blanca para elegir al sucesor, Clemente se autoproclamaba Papa Gregorio XVII.
Sus primeras medidas fueron excomulgar a toda la jerarquía vaticana -excepto al fundador del Opus Dei-, a todos los comunistas, socialistas y a los sacerdotes obreros, a la familia Real al completo y a todos y cada uno de los espectadores de la película Jesucristo Superstar.
Tras satisfacer sus necesidades excluyentes trasladó la nueva sede apostólica al pueblo utrerano de El Palmar de Troya, desde ahí comenzó la creación de un santoral propio para particular secta donde destacan nombres como san Francisco Franco, san Luis Carrero Blanco, san José Antonio Primo de Rivera, san Don Pelayo o san Cristóbal Colón.
A día de hoy continúa viviendo del cuento Pedro III, uno de sus sucesores. Su antecesor directo, el «Papa Gregorio XVIII de la Iglesia Cristiana Palmariana de la Santa Faz» dimitió arrepentido tras treinta y tantos años al servicio de la causa palmaria, ahora vuelve a llamarse Ginés Jesús Hernández, vive con su mujer en Monachil (Granada) y comenta a quien quiera oírle lo que sabe del montaje y las aberraciones vividas dentro de una secta legalmente inscrita como asociación religiosa por el Tribunal Supremo. Clemente murió en Utrera en 2005, a los 59 años.
Un par de años antes de su autocoronación Carlos Cano le dedicó El milagro del Palmar, una canción incluida en A la luz de los cantares, 1976, veinte años después, la banda punk sita en Utrera Los muertos de Cristo le compusieron el tema Clemente, clemente -¡Clemente, Clemente!, te ríes de la gente. ¡Clemente, Clemente!, engañas al creyente.- incluido en su primer elepé A las barricadas, 1995.
En un pueblo cercano a Sevilla pa más señas llamao El Palmar
ha ocurrío una cosa mu gorda: el milagro de la Santa Faz
que parece qu’a visto Clemente a la Virgen diciendo así: apariciones marianas
«que moderna s’a güerto la iglesia mucho progresista corre por aquí
qu’hasta l’Papa lo tienen drogao obispos marxistas d’esos de Linin».
Clemente no te quedes con la gente
Clemente con la copla se quedó.
Y nos cuenta Clemente’l vidente que la Virgen dijo:
fundarás a la Orden Carmelita
con el nombre de la Santa Faz
y además quiero que desde ahora
toa la misa se jaga’n latín
y alevantes otro seminario qu’en los oficiales apariciones marianas
hay mucho rojí, mucho Mao, mucho Fidel Castro,
mucho Che Guevara y mucho herejí.
Clemente no te quedes con la gente
Clemente con la copla se quedó.
Y así vino Martín Ngo-Dinh Thuc arzobispo nació’n Vietnam apariciones marianas
ordenando tantisim’obispo qu’una industria ha montao en El Palmar
y por esto fueron denunciaos en Utrera Juzgao d’instrucción
y la iglesia los ha excomulgao por atravesaos con la religión apariciones marianas
y Clemente´l vidente’a migrao llevando pa Francia la Congregación.
Clemente no te quedes con la gente apariciones marianas
Clemente con la copla se quedó.
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