No hay manera

Publicado en diciembre, 2016

No hay manera

Qué será de nosotros pobres hombres y mujeres perdidos en estos laberintos de contradicciones que es la existencia. Vamos caminando a merced de los vientos que otros alientan y provocan con el deseo de que seamos simples consumidores, aferrados a tener cosas olvidando nuestra esencia: ser, ser personas en crecimiento, ser justos, equitativos, cariñosos, sensibles…

Pero me temo que nos estamos convirtiendo en meras marionetas manejadas por quienes detentan el poder económico insuflando desde él su pensamiento, y si no es mucho decir, su ideología, de la que se encargan sus secuaces en el mundo de la política.

Para colmo de los colmos, casi nadie se pone de acuerdo en nada que nos beneficie. Las ideas liberadoras sufren de egocentrismo y narcisismo. Piensan en imponer sus criterios antes que resolver nuestras necesidades.

Los otros, los que de pensamiento social andan escasos, sí saben unirse para conseguir lo que pretenden y es cierto que, en ocasiones, nos hacen llegar migajas de su gran banquete. Por esa razón la confusión se incrementa.

Qué dolor de ciudadanía perdiendo ilusiones día a día. ¿Se dan cuenta? ¿Es lo que quieren?

La excusa es por un lado: no hay dinero, y por otro lado: esto se hace así y no hay más que hablar. Encima la gente vota a aquellos que están en su contra. Deprimente, la esperanza, pese a ello, sigue en pié.

Por favor, miremos, observemos, tomemos nota. Tal vez creamos que queda tanto tiempo: el fascismo ha llegado a Europa e irá creciendo.

¿Intentamos olvidar o simplemente pensamos que es imposible volver al pasado? ¡Ay! ¡Qué pechá!