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Leonard Cohen y la energía de los esclavos

Leonard Cohen

Leonard Cohen y la energía de los esclavos

Leonard Cohen ha muerto a los 82 años.

Se ha ido apenas tres meses después de que muriera a los 81 años -tarareando Bird on a wire- Marianne Ihlen, su musa de los años sesenta, que conoció en la isla de Hidra (Grecia) y le dió alas, la protagonista de So long, Marianne, tema de su primer álbum Songs of Leonard Cohen, 1967.

Pudo escribirle esta carta antes de que la leucemia acabara con ella:

“Bien, Marianne, hemos llegado a este tiempo en que somos tan viejos que nuestros cuerpos se caen a pedazos; pienso que te seguiré muy pronto. Que sepas que estoy tan cerca de ti que, si extiendes tu mano, creo que podrás tocar la mía. Ya sabes que siempre te he amado por tu belleza y tu sabiduría pero no necesito extenderme sobre eso ya que tú lo sabes todo. Solo quiero desearte un buen viaje. Adiós, vieja amiga. Todo el amor, te veré por el camino.” 

Leonard Cohen nos ha dejado tres semanas después de publicar You Want it Darker, 2016, su último disco, junto al desperanzado Songs of Love and Hate, 1971 el más oscuro de su carrera, un elepé producido por su hijo Adam -su otra hija se llama Lorca- y que cuenta, no solo con el coro de la sinagoga Shaar Hashomayim para la canción homónima, la que incorpora el presagio,(Hineni hineni, I’m ready, my Lord…), sino con un instrumento griego de cuerda; el bouzouki.

Cohen, que forjó su sensibilidad entre dos aguas, la influencia de una madre bohemia y un adusto padre religioso, manifestó durante la primera entrevista promocional de You want it darker con el director de The New Yorker que «estaba preparado para morir«.

Este último disco le ha servido -como Blackstar para David Bowie para exteriorizar su consciencia del exitus que venía, de la percepción de la proximidad de su propia muerte, y todo manteniendo un diálogo irónico y desconfiado con Dios. Así se despiden muy pocos.

Hoy podrás leer cientos de obituarios y comentarios relacionados con su honestidad o su compromiso artístico, recuerdos a su abundante obra poética y musical, anécdotas varias; desde el emigrante andaluz que le enseñó a tocar la guitarra en aquel parque de Montreal a su primera gira por España con New Skin for the Old Ceremony –cuya portada modificó la censura franquista-, de la influencia fundamental de Federico García Lorca en toda su obra, y como lo descubrió por casualidad en una librería de segunda mano hasta su propia influencia en el OMEGA de Enrique Morente, sucesos narrados en el documental Bird on a wire de Tony Palmer o relatados en I’m your man, la biografía que escribió Sylvie Simmonsy. Incluso su manera de poner orden en los debates para con el Nobel a Bob Dylan. El canadiense ha sido un personaje fundamental para la cultura contemporánea.

A mi, tras el sobresalto de las últimas horas en Estados Unidos, me gustaría recordarlo con este poema como alivio espiritual para los tiempos que corren. Aunque cualquiera de sus canciones es buena.

Cualquier sistema está incluido en La Energía de los Esclavos, el recopilatorio de su obra poética publicado tras sus tres primeros discos.

Cualquier sistema

Cualquier sistema que montéis sin nosotros
será derribado.
Ya os avisamos antes
y nada de lo que construísteis ha perdurado.

Oídlo mientras os inclináis sobre vuestros planos
Oídlo mientras os arremangáis
Oídlo una vez más:
Cualquier sistema que montéis sin nosotros
será derribado.

Tenéis vuestras drogas
Tenéis vuestras armas
Tenéis vuestras Pirámides y vuestros Pentágonos.
Con toda vuestra hierba y vuestras balas
ya no podéis cazarnos.

Lo único que revelaremos de nosotros
es este aviso:
Nada de lo que construisteis ha perdurado.
Cualquier sistema que montéis sin nosotros
será derribado.

Leonard Cohen «The Energy of Slaves» (1972)

Tono Cano
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