Reivindicación del Neorrealismo
El Neorrealismo tiene plena vigencia en el siglo XXI, sobre todo con esta crisis económica, social y cultural permanente.
Como una manera nueva de mirar y de interpretar la realidad en imágenes, el movimiento del neorrealismo cinematográfico nació y se desarrolló en la Italia de la posguerra mundial, al principio con películas que pretendían contar el estado del país, los avatares bélicos sufridos por la población para ir desentrañando la realidad de la vida cotidiana en distintos aspectos.
De ahí el acierto del Cineclub de Almería al incluir la reivindicación del neorrealismo en una programación que pone en primer plano la importancia del cine clásico ante la difícil singladura del cine actual.
Y lo hace con dos películas claves en la historia del neorrealismo: Roma, ciudad abierta, de Rossellini, y Ladrón de bicicletas, de Vittorio de Sica, dos filmes que mantienen una plena vigencia a tenor de la crisis que envuelve el mundo europeo, que ha sometido al mundo cultural (cine incluido) en un proceso de desorientación.
El Neorrealismo se puso en marcha con la película Roma, ciudad abierta (1945) de Roberto Rossellini y se desarrolló con distintos momentos y planteamientos estéticos hasta principio de los años 60.
Su influencia en el desarrollo del cine contemporáneo es notoria. Es uno de los movimientos cinematográficos de mayor relevancia en la historia del cine, que consiguió agrupar a numerosos maestros cinematográficos y a intelectuales de prestigio: Rossellini, Vittorio de Sica, Luchino Visconti, Fellini, Luigi Zampa, Luigi Comencini, Pietro Germi, Alesandro Blassetti, Alberto Lattuada, G. de Santis, Carlo Lizzani, Renato Castellani, Dino Risi, Mario Monicelli, entre otros.
Padres intelectuales del neorrealismo están considerados los escritores Cesare Pavese, Cesare Zavattini (guionista), Luigi Charini y, con un papel relevante, la revista ‘Cinema’. Incluso, algunos estudiosos sitúan también la influencia del pensamiento de Gramsci.
Ética y estética
En los años 40 y 50, sobre todo, en Italia se vive un gran debate de ideas en torno a las secuelas del fascismo y el futuro del país. Es un debate que va a influir sobre el desarrollo del cine y la visión del arte como utopía.
Las películas neorrealistas se convierten en instrumentos de conocimiento, de análisis y de información para desentrañar la realidad, aunque no todo el cine que se hace en Italia en estos años está bajo el prisma neorrealista. El cine norteamericano también llega. En ese debate hay que citar a pensadores como Guido de Aristarco o Della Volpe que influyen en la concepción teórica sobre el cine como transmisor de ideas.
En el neorrealismo, ética y estética van juntas. Es un compromiso que se adopta ante la dramática realidad social. La película ‘Ladrón de bicicletas’ (1948) de Vittorio de Sica, es un emblema, película que muchos críticos consideraron durante años en la lista de las diez mejores películas de la historia del cine, con una gran influencia en el cine contemporáneo y objeto de homenajes por realizadores (Woody Allen, por ejemplo) que han introducido imágenes de este filme en algunas de sus películas.
El uso del blanco y negro, rodaje en las calles en lugar de estudios, con actores no profesionales por lo general y la cámara moviéndose con libertad desde diversos puntos de vista son algunas de los rasgos que caracterizan la manera de contar historias en imágenes desde la concepción neorrealista. ‘Ladrón de bicicletas’ ha pasado, por otra parte, a la historia de la censura española, por el hecho de introducir una ‘voz en off’ al final, para darle un dimensión más acorde con el dirigismo ideológico del franquismo, en la versión en castellano, ‘voz en off’ que no estaba en el original.
‘Ladrón de bicicletas’ convierte en universal una historia sencilla, muy acorde con la actualidad: al obrero protagonista le roban la bicicleta en su primer día de trabajo. La bicicleta es imprescindible para su trabajo, en un mundo urbano donde la lista de parados está a la orden del día. La película narra los avatares por la ciudad, del protagonista acompañado de su hijo (un niño pequeño) para encontrar la bicicleta.
En ese deambular pasan personajes, situaciones y escenas de la vida cotidiana en torno a la cuestión social. Y también, la cámara va mostrando desde diversas miradas la relación entre el padre y el hijo, las angustias del padre y las carreras del hijo a su lado.
En esas dos cuestiones se encuentra el doble hilo conductor de la película. No hay un final feliz, pero el concepto neorrealista no se ceba en la derrota sino en la expresiva imagen que pone fin a la película: por primera vez el padre toma la mano de su hijo.
El neorrealismo puede desplegar una visión material de la realidad o imponer una poética desde la imagen, en un encuentro entre ficción y lo real, persiguiendo una idealización, en ocasiones, de cada historia.
Hay una lista importante de películas que han marcado época, en las distintas etapas del neorrealismo: ‘Roma, ciudad abierta’, ‘El general de la Rovere’ y ‘Paisa’ de Rosellini; ‘Terra trema’ y ‘Rocco y sus hermanos’ de Visconti; ‘Ladrón de bicicletas’, ‘El limpiabotas’, ‘Umberto D’, ‘Milagro en Milán’ de Vittorio de Sica; ‘Arroz amargo’ de G. de Santis; ‘La Strada’, ‘Los inútiles’ y ‘Las noches de Cabiria’ de Fellini; ‘Pan, amor y fantasía’ (que introduce la comedia neorrealista) y ‘Todos a casa’ de Luigi Comencini; ‘El empleo’ de Ernesto Olmi; ‘La chica de la maleta’ de Valerio Zurlini; y la singular ‘Rufufú’ de Mario Monicelli.
El escritor y guionista, fundamental en el neorrealismo, Cesare Zavattini (autor de un manifiesto que revisa el neorrealismo) promovió ‘Amore in citta’, película que consta de varias historias breves dirigidas por directores del neorrealismo, y en la que participa, dirigiendo una de las historias, Michelangelo Antonioni, su cine se alejaría ya de esta concepción, aunque sin perderla de vista.
Gran influencia
Es indudable la influencia del neorrealismo en distintas corrientes cinematográficas. Rossellini, durante sus años en París, tuvo mucho que ver con rasgos de la ‘Nouvelle Vague’ (‘Nueva Ola’) que renovó el cine francés, en contacto con los críticos y nuevos directores de la revista ‘Cahiers du Cinema’ (aunque el principal ideólogo de esta corriente es André Bazin). De hecho ‘Los cuatrocientos golpes’ de Truffaut puede considerarse una película neorrealista francesa.
Donde es más notoria la influencia es en el cine español. En esta línea están ‘Surcos’ de Nieves Conde’, ‘Calle Mayor’, ‘Muerte de un ciclista’, ‘Cómicos’ de Bardem; ‘Plácido’ y ‘El verdugo’ de Berlanga; ‘Los golfos’ de Carlos Saura; las películas españolas de Marco Ferreri: ‘El pisito’ y ‘El cochecito’ entre otras películas y directores. Entre las últimas generaciones, ‘Barrio’ de Fernando León lleva indudablemente un eco neorrealista.
El tono neorrealista permanece actualmente en el cine, inmerso en el renacer cinematográfico de países emergentes al mundo de la imagen. El neorrealismo está, hoy día, muy presente en películas de directores iraníes, latinoamericanos (Cuba, Uruguay, Argentina), orientales (Vietnam), en general y en todos aquellos en que su mirada se cierne desde la calle hacia la vida de alrededor.
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