La albahaca de la independencia
La figura de Monipodio es descrita por Cervantes, en su obra Rinconete y Cortadillo, como «un sinvergüenza de pies anchos y manos cortas«. Gran parte del relato se sitúa en el patio de Monipodio. Es el lugar donde embaucadores, ladrones y estafadores se reúnen y fraguan sus fechorías. En este patio sevillano, entre muchos cachivaches, se encuentra un tiesto con una planta de albahaca. El aroma mentolado de la albahaca inunda el patio (y la lectura). La albahaca y Cervantes logran camuflar el hedor moral de todo lo que sucede.
En la selecta y exclusiva cafetería del Palau de la Música barcelonés se reúnen, hoy en día, los apellidos con más pedigrí de la oligarquía catalana. La albahaca se la toman mezclada con el té. También aquí logran camuflar el hedor de sus tropelías. Hoy ellos le han puesto de nombre «la albahaca de la independencia«. Mañana cambiarán el nombre por otro.
Nota: Un 28 de febrero de 1980 la ciudadanía andaluza votó en referéndum alcanzar, por una vía rápida (y plagada de dificultades), la autonomía plena. Se requería el voto afirmativo de la mayoría absoluta del censo electoral (en cada una de las provincias y en el conjunto de Andalucía). Se alcanzó (logramos el 55,8% de votos afirmativos sobre el censo total de electores).
En las recientes elecciones catalanas, planteadas como un plebiscito a favor de la independencia, el voto afirmativo a las candidaturas cuyo único programa era la independencia ha logrado el 36,8% del censo electoral.
No siempre el aroma de la albahaca logra ocultar el olor de las cloacas.
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