Del tomar por culo y de demócratas ilustres
No son pocos los que se asombran cuando una persona manda a tomar por culo a otra y exclaman sorprendidos: «¡pero, oiga, no falte usted al respeto!»; «pero, hombre, si razón tiene, pero es que las formas…» -Y esto lo dicen como si alguna forma de dar por culo les pareciese a ellos más agradable que otra, los muy entendidos. Al contrario, muchos son los que le dan importancia a las formas y descuidan el fondo y no ven que en el desprecio de mandar a tomar por culo a alguien, a veces, se tiene razón.
Ambas cosas me parecen no buenas, si no óptimas, pues estamos dispuestos a respetarnos los unos a los otros y que, por lo tanto, miremos los gustos de cada cual antes de mandarle a tomar por culo por si no le gustare la recepción física de la acción verbal. Sería más que correcto que antes de que mandemos a tomar por culo a alguien le preguntásemos por su gusto, regusto o disgusto que le aporta la sodomía. Todos los demócratas y todos los libertarios dejamos que cada cual de y tome al gusto; menos Aznar y los de su clase. Yo entiendo que los verdaderos demócratas, antes de mandar a tomar por culo a alguien, preguntamos educadamente: -Perdone, ¿Gusta su merced de la sodomía? -Si. -Ah, pues váyase usted a tomar por culo. -Gracias, igualmente. -Y así todo queda en paz. No obstante, para Aznar y los de su clase esto no funciona.
Imagínense un caballo de Troya con forma de corte de mangas en las puertas de Berlín y a Tsipras llamando al teléfono de Merkel con voz de Gila: «¿Está la Geli? Que se ponga…»
Por una cosa o por la otra, Grecia lleva tomando por culo no sé sabe cuánto tiempo -no deja de ser chistoso el griego al griego, o griego al cuadrado- y, por lo que sea, los griegos ya han dicho que susodicha acción bien podría pasar a llamarse «el alemán».
Eso por una parte.
Por otra parte no sabría decirles qué me parece el resultado porque desconozco gran parte de las consecuencias y, por lo general, si bien me gusta insultar y decir palabrotas, también me gusta decirlas por algo. Lo que sí me parece la repanocha es que seamos demócratas sólo si nos interesa. Si por Aznar y su cohorte fuera, los referéndum versarían sobre cuestiones como: «¿Es José Mari más bello en verano -con sus bermudas-, o en invierno -con su traje-?», y eso no es someterse al pueblo, sino al espejito de la madrastra de Blancanieves.
Me parece a mi que tienen un cuajo…
Cambiando de tema: Dada la detalladísima democracia de la que gozamos, me gustaría presentarme a dos cosas -aún no he decidido a cual-, no sé si optar a Director del FMI o a Infanta. El FMI está bien, pero eso de ser Infanta y representar a España -pero no demasiado- e inaugurar cosas -si me pillan cerca- y ahora saludito a la prensa, y ahora a lucir divinamente, y ahora discursito diciendo que España es la leche… Además, cuenta uno con la ventaja de ser de un campechano que llena de orgullo y satisfacción a quién pasa por mi vera. Miren si soy campechano, que el otro día fui a esquiar a los Alpes suizos, como buen candidato a Infanta, y saludaba a todos los plebeyos suizos que por allí había. -¡Hola, candidato a su alteza!- me decía la plebe, tan loca por verme.-¡Hola, salaos! -les decía yo. Claro, cómo no me van a conocer, si con la de tiempo que paso allí… Pero es que, miren, a mi trabajar por España -pero sin pasarse- me gusta -sobre todo la parte de «pero sin pasarse»- pero es que poder llevarme y traerme mi dinerito para donde yo quiera sin que nadie me diga ni mú y encima me sigan adulando y cortejando y diciéndome que soy fantástico mientras le doy por culo a medio mundo, gobernando en la sombra sin que nadie se entere, como el que no quiere la cosa, diciéndole a los países pobres «pues lo mismo tendrías que recortar aquí…» y que ellos sepan que si no lo hacen les crujo con ensañamiento y alevosía, y por si fuera poco tener la defensa de demócratas ilustres como Aznar, en calidad de Director del FMI… Es que eso me flipa…
Lo dicho: ¿Cuándo son las elecciones?
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