‘Cuerp@s’: poetas frente a la erótica del cuerpo
Lápices de Luna/El Tacón Rojo presenta ‘Cuerp@s’, la antología dedicada a la erótica donde se hacen cuerpo estos poetas: Felipe Benítez Reyes, José Manuel Caballero Bonald, Begoña Callejón, Carmen Camacho, Yolanda Castaño, Olalla Castro, Luis Alberto de Cuenca, Luis Antonio de Villena, Silvia Gallego, Berta García Faet, Rafael Guillén, Erika Martínez, Elena Medel, Ana Merino, Luna Miguel, Andrés Neuman, Raúl Quinto, Guillermina Royo-Villanova, Pura Salceda, Sara Toro, Daniel Vázquez Barros y Manuel Vilas. Todos ellos se enfrentan a la erótica del cuerpo, algunos de ellos lo hicieron a lo largo de su obra y otros han aceptado el reto a modo de viaje experiencial. El tacto de los versos se desliza por los espacios del deseo, de la emoción, de la memoria y del instinto. El cuerpo sin género ni número, con sexo o simplemente como ensoñación, aquella que llena el hueco del ansia que se persigue, como el nadador, que a cada brazada busca ese cuerpo de agua que desaloja. “La carne tan valiente y fugitiva”, dice Felipe Benítez Reyes, esa carne que se escapa todos los días como un puñado de arena entre las manos. Las ilustraciones de Susana Román trufan los poemas para transformarlos en una imagen limpia, en un aire de hombres y mujeres que quieren abrir esa rendija de lo oculto, en personajes que vacilan entre pubis y falos, como niños que juegan en el sueño de esos cuerpos.
“La intención ha sido hacer un buen Cuerp@, para acariciarlo, leerlo a fuego lento, y que sobre todo quede algo en el poso de la mente, una emoción, un verso, una cita, el descubrimiento de un poeta, de un estilo o de simplemente las imágenes de algunos de estos poemas”, señala en el prólogo el antólogo Juan Luis Tapia.
“Plantear una antología sobre el cuerpo, la piel, nuestra última frontera o la frontera real entre nuestros seres y todo lo demás es como intentar coleccionar mapas sentimentales del tacto o de la ansiedad perseguida de otros”, comenta el antólogo y director de Lápices de Luna. Las propuestas no se han cerrado a esa connotación erótica del cuerpo como territorio del sexo, objeto de caricias y mapa continuo donde hallar los secretos del otro, sino que se abren a espacios donde ansiar y perseguir la necesidad del cuerpo. “No hay nada más erótico que el cuerpo que se desea, que ese trozo de piel prohibido que se imagina o que incluso la carnalidad de la misma vida. El eterno debate de la carnalidad y la espiritualidad, de una elevación desde esos segundos de clímax placentero producido por los cuerpos hasta el más alto de los estados e ingravidez, ese que incluso nos deja oler cómo sería la muerte, la ausencia total de los sentidos”, afirma Tapia. “He querido huir del topicazo de ese erotismo de baratillo mediático, tan manido y lleno de corsés, de exclusivas miradas del fauno masculino, de vulgares recreaciones cabareteras o de aquellos burdeles de raso con olor a moho y orín”, añade el editor. “Hay una constante, a pesar de las diferencias generacionales y estilísticas de los antologados, no se encuentra nada de ese erotismo de tuppersex convertido en mercancía pasajera, en instrumento para esconder los tabúes, de risa avergonzada y mojigata, porque aquí hay Cuerp@s emocionales”, destaca Juan Luis Tapia.
“Se les pidió a los autores seleccionados unos poemas que hablaran del cuerpo como erótica, deseo, sexualidad e incluso maternidad, por qué no. No hay nada más carnal y emocional que un cuerpo que crea otro, que genera vida, y también este se encuentra en esta antología”, comenta el antólogo sobre el proceso de construcción de ‘Cuerp@s’.
Uno de los principios de Lápices de Luna, editorial que codirige Juan Luis Tapia con Blimunda Salas, se refiere a la apuesta por nombres emergentes, “el situar a autores muy consagrados en el panorama literario junto a otros que no por estar poco visibles son menos importantes y a aquellos que pertenecen a esa categoría de nuevas literaturas”. “Pero fundamentalmente -añade- lo que se pretende es un libro para sentir, para recuperar la esencia de la poesía, que es emocionar, encontrar ese poema que acompañe al lector, que se le quede a flor de piel”.
El uso de la arroba, el ‘Cuerp@s’, “quiere matizar ese concepto asexuado del cuerpo, la transcendencia del término para dotarlo de un significado más amplio y abierto que no se circunscribe a su primera acepción y a aquella que se refiere al cuerpo en su sentido troncal, porque también hay cuerpo en su misma búsqueda, en la necesidad de crearlo y de sentirlo”, concluye el antólogo.

La llave. Ilustración de Susana Román.
Reflexiones sobre la erótica y ‘Cuerp@s’
“Mi idea del cuerpo es más bien una imagen, y esa imagen tiene nombre y apellidos”, comenta el poeta Felipe Benítez Reyes (Rota, 1960). El premio nacional con ‘Vidas improbables’ afirma que desde hace un tiempo suele tratar en sus poemas “asuntos un poco más abstractos”. Considera que “el erotismo abarca muchas cosas: desde quien besa unos zapatos de tacón hasta quien mira por una cerradura, desde quien folla en un callejón con una desconocida hasta el que huele las bragas de su novia”. En cuanto a la calidad de la poesía erótica, el autor de ‘Escaparate de venenos’ señala que “hay buena o mala poesía, como todo”.
La mexicana de nacimiento afincada en Barcelona Pura Salceda es una veterana de la poesía erótica escrita en castellano. Se podría decir que milita en la poesía erótica, un subgénero en el que es especialista. Afirma que “el erotismo alejado de cualquier idea platónica, necesita como parte imprescindible el cuerpo, la piel, aunque en esta concepción la concreción de un canon determinado de belleza o proporción no es imprescindible. Más allá de una forma, lo fundamental es la química y todo aquello más animal que nos impulsa al deseo”. Su concepto de cuerpo en su poesía lo describe como “una danza paradójica entre el intelecto y lo más visceral”. El cuerpo es “un territorio, un espacio, la persecución de otro cuerpo, una frontera. Un territorio por descubrir en el otro y a la vez la exploración de los placeres del propio cuerpo, o lo que es lo mismo, espejo y reflejo a un tiempo”. En opinión de la poeta “hay muy buena poesía erótica como en cualquier otra modalidad de poesía y, obviamente, poesía erótica espantosa, confundiéndose en ocasiones el ‘atreverse a decir’ con la elaboración poética formal de calidad”.
La gallega Yolanda Castaño (Santiago de Compostela, 1977) es una autora con obra ‘corpórea’, o sea interesada en el abordaje del cuerpo. “Mis primeros libros, mis hasta tres primeros títulos, casi encontraron en el cuerpo un eje sobre el que pivotar. Más tarde, creo que este siguió teniendo una presencia constante y de peso. Pienso que la poesía bien podría ser uno de los lenguajes más adecuados, íntimos y perfectos para que sea él quien hable”. Castaño considera que “si el cuerpo hablase -lejos de tecnicismos y racionalidad- lo haría en poesía. La poesía dota, de hecho, de cuerpo a la palabra, es la emoción hecha carne, solo que una carne de palabras. La poesía es siempre voz, y la voz es justamente el encuentro de palabra y cuerpo”. “Yo siempre querría hacer una poesía que pronunciase a la vez a la idea y al cuerpo”, insiste la autora gallega. “El erotismo me ha sido de no poca rentabilidad expresiva. Es una temática que creo que puede alcanzar grandes cotas de intensidad, expresividad y conexión con el lector, terreno abonado para la más fantasiosa imaginería, para la más alta libertad creativa e incluso, diría, para proponer nuevos modelos en cuanto al género, nuestra posición en cuanto a los demás y la imagen que proyectamos de nosotros mismos”, comenta Yolanda Castaño. La autora de ‘La segunda lengua’ opina que “poesía y erotismo caminan bien de la mano porque concibo la poesía también como el lenguaje de la sugerencia.
La madrileña Guillermina Royo-Villanova (Madrid, 1975) considera que “la excitación erótica es mental, el punto ‘g’ de la erótica no está exactamente en los genitales. El cuerpo es en sí literatura, es decir, una forma de expresión”. La poeta y artista creadora de Madame Bobarín opina que a “los placeres más sublimes del cuerpo se llega con la mente”. Para Guillermina el “cuerpo es continente y contenido, hasta que alguien demuestre lo contrario”. Cree que sí se valora la poesía erótica en el panorama español, pero no es buena aquella que “se lee con una mano, aunque pueda llegarse al caso. Con las crisis siempre han proliferado los poetas y el hambre sexual, supongo que también habrá más tiempo para leer y copular, todo tiene su lado bueno”.
Elena Medel (Córdoba, 1985) concibe el cuerpo “como lo entendió Barbara Kruger: igual que un campo de batalla. Comprendo el cuerpo como un espacio de intimidad y -al mismo tiempo, desde lo propio, desde ese territorio íntimo- de reivindicación: el poema erótico como poema político”. El cuerpo en la poesía de Medel “sirve como objeto pero sobre todo se expresa como sujeto mismo”. Para la poeta “el cuerpo sirve como altavoz y actúa en voz alta y propia”. Lo que le interesa de una antología como Cuerp@s es “leer a quienes entienden la poesía erótica -y la poesía, sin adjetivos- de manera radicalmente opuesta a la mía”. En este sentido la poesía erótica que le interesa es “aquella que se carga de algo más: los excelentes poemas eróticos de Yolanda Castaño, Berta García Faet, Olga Novo, Miriam Reyes o Sara Toro, que al mismo tiempo se leen como poemas sobre la identidad, sobre la política o sobre la violencia”.
La poeta Silvia Gallego (Madrigalejo, 1980) estima que “lo corporal nos acerca y nos devuelve a nuestra esencia, por eso las imágenes corporales estrechan los límites”. Su concepto del cuerpo es “una celebración del placer por el placer desde la sutilidad y la risa compartida”. Para Gallego su metáfora de lo corporal se corresponde con “la idea de territorio por descubrir, en su orografía sin mapas”. La poesía erótica se le presenta como “una magnífica forma de conectar con lectores que sacralizan demasiado este género”. “Sin duda –añade- el cuidado de la forma y la calidad rítmica son elementos esenciales, no olvidemos que el tema no hace literatura”.
“El cuerpo -todo cuerpo: el mío, los que deseo, el de cualquiera- es un territorio político, uno de los más visibles y físicos que pueda haber. Ser consciente de ello, comprenderlo, es el principio de muchas liberaciones, también expresivas o, en el peor de los casos, el final de muchas represiones, incluidas otra vez las expresivas”, afirma la poeta Carmen Camacho (Alcaudete, 1976). Escribir acerca del cuerpo, en opinión de la autora de ‘Vuelo doméstico’, “tiene que ver con esa toma de conciencia y con esa expresión libre y descondicionada. Escribir acerca del cuerpo y los cuerpos es escribir de algo que es a su vez espejo absoluto de quienes somos y vehículo primero de relación. Opina que el erotismo, “la delectación en los cuerpos ajenos y en el propio forma parte de una toma de postura política, vital, filosófica y en mi caso también poética. No cree que todos los erotismos sean iguales, “y los hay que brotan de represiones, consumos -esta vez de sensualidades al peso-, bajas estimas y estereotipos, y otros que por el contrario forman parte de la concepción gozosa y tranquila, desobediente de roles y clichés avasalladores, espoleadora si hace falta”. Su metáfora del cuerpo es “territorio, espacio y vehículo mismo de expresión, objeto de reflexión y toma de conciencia, y vehículo también y sobre todo de relación, de las muchas relaciones, desde la amistad al amor sensual, pasando incluso por la enemistad. El cuerpo habla más que la boca. Y miente menos”. Uno de los aspectos que le interesa de la antología ‘Cuerp@s’ se refiere a “cómo no pocas autoras han ocupado sus escrituras en indagar palabras a través en la relación con su propio cuerpo, con una perspectiva distinta a la masculina. Creo que muchas mujeres han escrito de la vivencia de sus cuerpos de manera valiente y reveladora”.
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