Opinión y Pensamiento

La condesa y la jueza

Manuela Carmena
Manuela Carmena

Manuela Carmena

Hay quien sigue frivolizando a pocos días de las elecciones en Madrid. Y es que ver a Aguirre sólo como una especie de pija traviesa que huyó de la policía por no pagar una multa de tráfico en realidad aún beneficia a la ahora candidata a la alcaldía de Madrid que como presidenta de la Comunidad dejara a la región con una deuda pública de muchos miles de millones de euros. El caso Gürtel es el caso más sonrojante de mafia política que se haya producido jamás en España, tanto es así que en el marco internacional, por si no tuviéramos suficiente, ha dejado a este país como un corral de ladrones, un pueblo de tercera carente de valores, un destino turístico masivo de usar y tirar poblado de brutos. No sé bien si esa es la Marca España de la que los políticos del PP tanto hablan y tanto se afanan por crear.

Aguirre estaba en el centro de todo aquello, la trama se gestó principalmente en Madrid y Valencia, y se trata de una red de delincuencia organizada política donde los máximos dirigentes son los máximos responsables. Si a la decencia de asumir responsabilidades prefiere la desfachatez de excusarse diciendo que no se enteró de nada, entonces es que la condesa, en cualquier caso, no sirve para gobernar, porque mientras ella paseaba sus joyas de campo de golf en campo de golf, las hienas de confianza de las que se rodeó se dedicaron a devorar a los madrileños. Cuando la cosa se puso fea, antes de que un juez valiente la señalara (si bien el caso Gürtel ya había costado la suspensión a Baltasar Garzón por atreverse a agarrar el toro por los cuernos), dio la espantada alegando problemas de salud y ganas de estar más tiempo con los nietos. Y debe ser que la condesa ha dado con la medicación adecuada y los nietos ya están suficientemente creciditos para pervertirse ellos solos, porque, al olor de la carne de las elecciones municipales, vuelve con intención de saquear esta vez el Ayuntamiento de Madrid.

Pero hablar de Esperanza Aguirre no es hablar sólo de Gürtel. En su bagaje político al frente de la Comunidad de Madrid pesa un rosario de desatinos privatizadores que beneficiaron a sociedades amigas. Ese frenesí neoliberal que tanto le gusta y que jamás ha demostrado beneficiar al conjunto de una sociedad en el mundo, permite, además de enriquecer a tus amigos o a quienes después te han de devolver el favor, alejar lo privatizado del control de las instituciones públicas. Un negociazo para unos pocos.

La gestión de Caja Madrid también es un claro ejemplo de cómo esta casta antepone sus intereses personales, su voraz adicción al dinero, al bienestar de los ciudadanos que se supone debe representar. El escándalo de la caja de ahorros —dejando ahora a un lado el mayor de todos, el de la estafa de las participaciones preferentes— está repleto de chanchullos y de episodios indecentes de intercambio de favores para entidades amigas, familiares y amigos particulares en los que intervienen la propia Esperanza Aguirre, Ignacio González y Miguel Blesa, usando en algún caso Telemadrid como parte de oferta conjunta para favorecer a entidades como el Real Madrid, a la sazón presidido por Ramón Calderón. Aún tengo en la memoria aquella foto (una de tantas) de Esperanza Aguirre entregando el premio al “Éxito Empresarial” a Miguel Blesa en noviembre de 2006. El álbum de fotos de la condesa sería motivo suficiente en cualquier país civilizado para que una persona con un mínimo de vergüenza se retirara de la política para siempre.

esperanza aguirre hacer crecer trabajar partidopopular madrid blesa granados rato

Su apuesta por una educación de calidad consistió, básicamente, en el traspaso de fondos de la educación pública a la privada (religiosa), favoreciendo sobre todo a esa oscura y ultracatólica congregación llamada los Legionarios de Cristo, principal objetora de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, ¿recuerdan? (Ah, aquellos tiempos en los que PP e Iglesia llamaban a la rebelión contra todo, incluida la subida del IVA). No voy a entrar en detalles, pero como traductor al inglés de trabajos de estudiantes de Máster de Administración de Empresas en exclusivas y costosas universidades privadas, he visto textos tan bochornosos que harían dudar a cualquiera de que el alumno, aún expresándose en su lengua nativa, haya terminado siquiera la Educación Primaria. Desgraciadamente, no cuesta imaginar que muchos de estos estudiantes afortunados, formados en colegios privados, ocuparán algún día cargos privilegiados en empresas e instituciones en el escenario diseñado por la derecha española.

Ahora, ante esta podredumbre desoladora, surge la figura limpia y valiente de Manuela Carmena, una candidata al Ayuntamiento de Madrid que no está coaccionada para administrar con la cobardía y las manos sucias a las que nos tienen acostumbrados los que han estado gobernando la capital durante tantos años. Y esto —que por sí solo es un hecho que ya podría decantar la intención de voto de cualquier indeciso— es así porque no debe favores a lobbies ni a empresarios, y porque su programa se basa, sencillamente, en la regeneración democrática. Calumniada desde la maquinaria de poder de la condesa, ahora que las encuestas muestran una subida espectacular de su partido Ahora Madrid en intención de voto, esta jueza representa el cambio verdadero, el nuevo aire que necesita tanto Madrid como el resto de España. La dedicación genuina por tu pueblo no se demuestra paseando la correa del reloj con los colores de la bandera española por los bancos suizos, ni inaugurando campos de golf, ni arruinando las arcas públicas mientras unos pocos viven a todo tren, ni siquiera disfrazándose de chulapa y cantando chotis por la pradera con ese ardor de imagen cercana al pueblo que muestra la casta en cuanto se aproximan elecciones. Esa entrega se demuestra ofreciendo soluciones tangibles contra la desigualdad y la corrupción, contra la explotación laboral, contra el hambre (sí, el hambre) y la penuria de las familias que son arrojadas a la calle cuando no pueden seguir pagando la hipoteca; se demuestra también con la preocupación por la juventud y la cultura, y por que un paciente necesitado de atención sanitaria siga siendo un paciente y no un cliente; se demuestra, en fin, dando una imagen franca de sociedad moderna, próspera y distinguida.

Si quieren frivolizar, no hablen de la pija traviesa. Hablen al menos de elegir como alcaldesa a una condesa de derechas o a una jueza renovadora, que es algo así como elegir entre la Edad Media y el progreso. Si quieren frivolizar, hablen de lo burlesco y lo serio, lo grosero y lo educado. ¿Qué ciudad prefieren?

Manuela Carmena

Álvaro Tarik
Últimas entradas de Álvaro Tarik (ver todo)
1 Comentario

Leave a Reply

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio usa Akismet para reducir el spam. Aprende cómo se procesan los datos de tus comentarios.