Pasear por Extremadura escuchando a Extremoduro

Publicado en abril, 2015

Pasear por Extremadura escuchando a Extremoduro

Robe Iniesta, líder de Extremoduro

Campos de olivos y encinares abarcan todo lo que mis ojos ven. Nadie se hará rico viviendo de estos árboles. Hace un frío del carajo ahora que es noviembre y empezamos a recoger las aceitunas. Tenemos las manos hechas esparto.

Ya debe ser mediodía pues el Sol está encima de la pinguta. Agila, que queda poco pa comer. Saco tras saco, hogaño las aceitunas pesan más de lo que pesaron. Nos sentamos, sacamos la fiambrera, queso, algo de vino y pan que ya está duro, pero hecho en casa. Apoyo la espalda en el olivo que mi espalda dejará marchita y veo el paisaje. Tierra de conquistadores, -dice el maestro en la escuela- no nos quedan más cojones- pienso yo.

Soy de los que se cagan en Dios sin remordimiento ni pesadumbre, sin necesidad de confesarme. Que venga quien quiera a escucharme mientras mira cómo recojo aceitunas, voy a los tomates, como pepinos a bocaos y parto almendras con la lengua. Siempre que blasfemo me vienen a tomar nota, bah, que se metan por el culo su corrección y sus modales de manos limpias y lomo recto, si vieran esta tierra, y sobre todo, si la trabajaran, si vieran que los burros nos sirven para que nuestros hijos pequeños lleven y traigan comida del pueblo, que está a dos días de camino. La tierra parece que nos come. Sólo nos tenemos nosotros, ¿Que somos duros? No te jode, ¿No has visto esto? Sólo nos tenemos a nosotros. A la gente que tiene el hombro gastado de ponerlo junto a mi, junto a todos.

El día que llueva y haya charcos los pisaremos, y lloverá, te digo yo que lloverá. Éstos son los charcos que en primavera serán barro, y cuando quitemos los mamones de los olivos y nos piquen las avispas, su barro nos calmará.

Barro contra las avispas, hasta en eso hemos sabido sacar la dulzura de la dureza. De eso hemos vivido siempre.