El extraño caso de Alejandro Sanz
Ayer me acosté pensando en qué le diría a Alejandro Sanz si algún día le entrevisto. Hubo un tiempo en que le fui hater; me arrepiento, ahora que me he ganado alguno lo cierto es que por lo menos a mí me sienta fatal. Hablemos de música, que es lo que nos trae aquí.
Queramos que no, Sanz es un tipo importante, sea esto o no lo sea un reflejo de la sociedad en que vivimos; es uno de esos españoles a los que se conoce por Miami Beach. Tengo que reconocer que ¿Lo ves? (a piano y voz solamente) es una de esas canciones que duelen -un día podríamos hacer una lista de ese tipo de canciones para amores que no lo fueron-. ¿Lo ves? (a piano y voz solamente) es una de las canciones de mi vida y no es algo que haya escondido nunca. También puedo reconocer que Y sólo se me ocurre amarte es tiernamente buena y podríamos meter en el cajón de las buenas canciones de Alejandro Sanz a El alma al aire o Cuando nadie me ve, e incluso a Siempre es de noche, a dos o tres más les tengo cariño por alguna amiga (véase Aquello que me diste y el recuerdo a Mariquilla) y, por último y no menos importante, Mi marciana tiene una letra que no debemos perder de vista. Aparte de esto, es irrenunciable nombrar a ¿Y si fuera ella? o Amiga mía como parte del cancionero popular con méritos propios.
Es un extraño caso el de este algecireño de Madrid, lo mismo escribe “dejas caer caminando un pañuelo/ y mi mano sin mi lo recoge” que mete en un disco canciones absolutamente insustanciales como La peleíta u otras mirando más a la cartera que a la guitarra: Looking for paradise o Te lo agradezco pero no son dos buenas muestras. Y luego están esas canciones que quien era adolescente rockero en el 93 tuvo que aguantar: Pisando fuerte, Los dos cogidos de la mano, Ellos son así… Canciones no aptas para diabéticos.
Por regla general, no me gusta Alejandro Sanz. Pero no es un tipo que, cuando se pone, no preste atención a sus letras. Tampoco es fácil de interpretar, tiene una voz muy personal y agradecida. Aquello que me diste, por ejemplo, no es una canción sin trabajar musicalmente hablando. Es, simplemente, demasiado meloso. ¿Cómo puede ser que, antes de irse a Estados Unidos, ya escribiera baladas al estilo ochentero de allí? Quiero morir en tu veneno, por ejemplo, ¿por qué tiene que tener esos arreglos tan de sacarina? ¿Y esa caja? ¡Maldición! ¡No puedo con esa caja en la batería! ¡Ni con esos coros! ¡Y encima coge el tío y, en la reválida del Unplugged de 2001, los sigue poniendo! Eso sí, en esta versión, es una canción mucho más natural, no tan recargada… Esperen, ¡a ver si va a ser eso!
¿Se acuerdan de la caja que me saca de quicio de Quiero morir en tu veneno? Es del mismo estilo que la de Lady in red de Chris de Bourgh, ese tipo de noñez para bailar apretao en la parte de la verbena en que el cantante de la orquesta quiere ser quien mande. En este caso, ojo, Lady in red es agradable de escuchar. ¡A ver si va a ser eso! ¡A ver si va a ser que Alejandro Sanz viste demasiado las canciones y por eso le quedan tan así! Tecleo mientras escucho precisamente el minuto 2’28» del Quiero morir en tu veneno, versión unplugged, “sí, tápame los ojos”. ¡Ahí está el problema! Son esos detalles los que hacen que no me guste Alejandro Sanz, ese estilo de balada me desquicia, sólo me la imagino en el contexto de una declaración de amor en la serie de Steve Urkel.
Y sin embargo, el tipo a veces demuestra que tiene gusto, toca y canta bien flamenco, por ejemplo, e interpreta pasodobles de Juan Carlos Aragón en los conciertos… ¡Pero es que le pone unos coros a las canciones que no puedo con ellos! ¡Miren ustedes que ¿Lo ves? me parece una canción extraterrestre! ¡Que sólo por esa canción debería tener aprecio a la música de este hombre! Pero es que le pone unos coros, unas cajas y unos solos de guitarra hacia ninguna parte que es que… ¡Ah! ¡No puedo con esas cosas!
Claro que, por otra parte, la versión que me gusta de ¿Lo ves? es la que sólo es piano y voz (la otra versión es como Quiero morir en tu veneno). Lo cierto es que me encantaría probar un concierto de Alejandro Sanz solamente con una guitarra… Quizás así…
Aparte de este problema, está el hecho de que de sus últimos discos sólo hemos hablado de Mi marciana en este artículo. El resto de canciones pasan una detrás de la otra con la sensación de que se podría estar escuchando otra cosa, y eso deja al problema de los coros y las cajas en un segundo plano, muchísimo menos importante. Haciendo balance, después de más de veinte años de carrera, las canciones buenas de Alejandro Sanz las cuento con los dedos de las manos, sufren de intrascendencia.
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