Opinión y Pensamiento

A ti, que pasas por la calle

Ahora que colaboro haciendo socios para una ONG, paso más tiempo en la calle. Ya saben, seguro que nos han visto, formo parte de esa gente que te para y te dice “¡Hola!” sin que les conozcas, o te piden un minuto. No te culpes, yo entiendo que no te puedas parar.

Lo realmente impactante es que de toda la vida se ha dicho que los andaluces somos un pueblo tranquilo, sin prisa, relajado. ¡Hay que ver! Ayer, que era viernes por la tarde, ¡qué prisa tenía la gente! ¡Qué carreras! Ayer se batieron por lo menos, por lo menos, tres o cuatro marcas personales y, si existiera la prueba de los cien metros lisos en circuito urbano el sevillano medio no tendría parangón mundial. ¡Quién es Usain Bolt! ¡Hay sevillanos que en un día bueno lo batirían si un colaborador de ONG les saluda!

Tampoco sabía yo que en Sevilla había tantos cooperantes. ¡Ayer me encontré gente que colabora incluso en tres organizaciones! Y yo lo que no sé es cómo no nos ha dado la ONU el premio a la ciudad más solidaria del mundo mundial con tantos colaboradores. Tampoco sé cómo es posible que no hayamos acabado ya con el hambre en la Tierra, es más, con tanta gente buena, lo que no sé es como no hemos acabado ya con el hambre hasta en Marte.

Yo lo sé, no te preocupes, si yo entiendo que tú estás con lo tuyo y que hay que ver ese chavalín que no tendrá otra cosa que hacer que pararte, si yo lo sé…

Pero también hay gente buena, a pesar de que no colabore en tantas cosas. Ayer tres tipos me agradecieron mi trabajo, “porque la cosa está mu chunga y ahí estáis vosotros trabajando para que esto sea de otra manera”. Esos que tienen prisa porque van con el mono de trabajo y aun así, con tres o cuatro churumbeles se te paran y te cuentan “mi mujer está parada y mi hijo el mayor se me tiene que poner a estudiar en la universidad, y tú parece que también eres estudiante y sabes cómo es eso…” Sí, lo sé, claro que lo sé. Cómo no lo voy a saber.

A vosotros, a los que trabajáis tanto y aun así me dedicáis un minutillo para deciros que los hay que están solamente un poco peor y aun así casi te animas a colaborar con nosotros. A los estudiantes que casi tienen que dejar la universidad y aun así le pedirán permiso a sus padres para formar parte de nuestras ONG. A los abuelos que cuando les hablo de los niños que cuidamos piensan en los nietos a los que mantienen y nos dicen “ojalá pudiera”. A todos, gracias, nos vemos por la calle y, si me ves, recuerda: ¡tengo algo que contarte!

Fernan Camacho
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