Crónicas de conciertos

Pájaro vuela por el cielo de Madrid

Pájaro vuela por el cielo de Madrid y a pesar de la boina formada por la enorme cantidad de mierda que acumula el aire (*), consigue purificar el ambiente rememorando Santa Leone, su primer disco en solitario –un discazo publicado en 2012- acompañándolo de nuevos temas de un rock psicodélico que sentó muy bien en la mítica sala madrileña. Rock andaluz de la escuela clásica sevillana para la celebración del aniversario de la sala El Sol que se llenó para ver a Andrés Herrera y su banda de musicazos, en plena forma, mención especial para el guitarrista Raúl Fernández y la ración de cornetas de Kini Triana.

En plena polémica creada entre Podemos y la Semana Santa, sonó Rezaré, la canción más capillita de Silvio, una peculiar versión del Preghero de Adriano Celentano, que a su vez es una versión del Stand by me que se repopularizó en 1986, que el Rockero se la dedicaba, sin referéndum, a todas las imágenes marianas de la Semana Santa sevillana.

Raúl Hernández, foto de Rubén G. Herrera

Raúl Fernández, foto de Rubén G. Herrera

Pájaro y Santa Leone, foto de Rubén G. Herrera

Pájaro y Santa Leone, foto de Rubén G. Herrera

La destreza de Andrés, que está en la plenitud de su talento, se ha forjado junto a lo mejorcito del Sur: Pata Negra, de quien dijo tener la costumbre de probar los instrumentos y afinarlos justo antes de comenzar el concierto, Kiko Veneno, Pepe Begines o el gran Silvio Fernández Melgarejo. Su música tiene cositas de todos pero recuerda especialmente a este último, de quien Pájaro se podría reconocer heredero musical y al que ha acompañado en varias aventuras.

El concierto fue una gozada, la sala se llenó y el público, además de la grata sorpresa de los temas nuevos y Rezaré, disfrutó -disfrutamos- mucho con Santa Leone, tema que abre el disco homónimo y que llega a su culmen con las cornetas típicas de las bandas de las cofradías sevillanas -genuinas gracias a Kini Triana, una especie de Guajiro Mirabal cornetero que estuvo espectacular-, los ritmos italianos del Perché, la brutal TLP, Palo Santo, una versión deliciosa del Amor brujo de Manuel de Falla o una inesperada versión de la Premonición a la muerte de Joaquín Murieta, un texto de Pablo Neruda que popularizaron musicalmente Quilapayún y Víctor Jara, y que cuenta la historia de Murieta, el Robin Hood de El Dorado, una especie de Tempranillo de California vengador de injusticias y que actualmente es un símbolo en ese Estado para toda la resistencia latina ante la dominación económica y cultural de los angloparlantes.

No pudo faltar la guinda, Las Criaturas II, un tema inspirado en fragmentos de las glosas del mejor San Juan de la Cruz, que ya clavaba Silvio con Sacramento. Un lujazo de concierto.

Pájarofoto de Rubén G Herrera

Pájaro. foto de Rubén G Herrera

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Tono Cano
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