El Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha decidido que el hecho de sancionar a alguien por una manifestación pacífica es chungo se mire por donde se mire. Resulta que en España tenemos una ley que, efectivamente, lo hace, y aunque la cosa iba por Turquía, alguien debería captar la indirecta.
De todas formas, hay que ver cómo están las cabezas. Que los habrá que todavía no se han enterado de que tienen derechos por el simple hecho de ser humanos. No me gustaría entrar en debates de qué es ser humano, qué no es ser humano y qué sería ser medio pensionista, ya que los últimos estudios demuestran que hay ratones coloraos que efectivamente saben mucho. Lo realmente importante es que si viene un alienígena con una Carta de los Derechos Alienígenas aquí en la Tierra eso no tendría ninguna validez jurídica y podríamos hacer del alienígena cualquier cosa, tenemos ahí un vacío legal que las autoridades mundiales del mundo ni siquiera se plantean debatir, lo cual puede ser muy problemático.
Si les ponemos a los alienígenas los mismos derechos que a los seres humanos estaríamos invadiendo nuestro derecho a la igualdad, que no significa otra cosa que un derecho a ser distintos y, a la vez, tener los mismos derechos. Muchos juristas humanos se picarían. Por otro lado los alienígenas se picarían si les ponemos derechos o potestades que hoy en día recaen sobre los niños, porque darse un paseo de millones de kilómetros para eso pues no es plan, oigan. En cambio, si a los alienígenas les ponemos los mismos derechos que a los animales también se enfadarían porque como no nos entra en la cabeza que los animales también son habitantes de nuestro planeta y que, en muchos casos, somos nosotros los que estorbamos, pues lo más normal es que nos dijeran que nos podemos meter nuestra visión jurídica de los alienígenas por donde (asquerosamente, según ellos) nos quepa, que para ser habitantes de segunda fila, mejor se van a Marte, que hace más fresquito.
Así que yo, que según dicen muchos resultados analíticos siempre he sido humano y no tengo antecedentes recientes en mi familia que digan lo contrario, aunque me consta que tuve un bisabuelo un poco bruto, si estuviera en la Asamblea General de la ONU, intentaría crear ya una Carta de los Derechos Alienígenas para que los alienígenas, en caso de que vinieren a la Tierra, tuvieran su derecho de extranjería digno, como criaturas que son.
Así, en caso de venir, podrían manifestarse porque los humanos reciben sanidad y educación pública y ellos no, podrían luchar por su derecho al sufragio pasivo y ser votados por sus vecinos en unas elecciones. También sería un problema que resultaran ser antropomórficos, porque igual en su planeta de origen los alienígenas en cuestión tenían una conciencia natural de sus cuerpos y, de tener calor, van desnudos, pues no necesitan llevar ropa y eso aquí se llama escándalo público, no como las peleas y otras salvajadas. Bueno, esas ya son cosas que se irán viendo.
Lo que pasa es que para que la Asamblea General de la ONU promulgue una Carta de los Derechos Alienígenas en nombre de todos los humanos, primero los humanos tendríamos que considerarnos iguales entre nosotros, o mejor dicho, los blancos tendríamos que considerar que el resto de las razas no son otras razas, sino la misma que la nuestra: la humana. Y eso no pasará antes de que lleguen alienígenas, luchen por sus derechos de alienígenas, hagan una revolución alienígena en la Tierra a nivel mundial y, como no podía ser de otra manera, nos hagan sus esclavos. Porque para esa época ya se habrán visto las suficientes películas sobre cómo esclavizar a la especie humana y habrán cogido sus ideas.
Somos así de carajotes.
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