A mi amigo Julio,
defensa de los de
“o pasa el jugador
o pasa la pelota”

Betis vs Español (enero de 1935)
Cualquiera que sepa un poco de mi sabe que el fútbol me pirra, que para mi el Betis es y será más que un equipo, pero esto no puede seguir así. Bajo la sábana del libre mercado se pone en valor lo invalorable. 70 millones de euros uno detrás de otro y encima de la mesa para hacer felices a los madridistas con James Rodríguez, ojo, nada de pronunciar /yeims/, según Florentino Pérez; 80 millones como 80 catedrales para hacer felices a los culés con el mordiente Suárez. Manda narices. De todas las cosas que hacen falta en este país, el fichaje de grandes astros del balompié no se antoja entre las primordiales.
Esa es la parte más respetable, desde luego, si se paga tanto es porque crean más dinero todavía, no negaré que, desde el punto de vista de la economía liberal, estas cifras son legítimas. Allá cada uno con lo que piense, las opiniones no son objeto de crítica. Sin embargo, el gran problema de los clubes de fútbol es que si me estás leyendo dentro de las fronteras de España y no posees la mayoría de las acciones de una sociedad anónima mal llamada “equipo de fútbol”, te deben dinero, el fútbol constituye una de las grandes estafas a Hacienda.
La inmensa mayoría de la economía sumergida española es de grandes fortunas, entre ellas, los componentes de la Liga de Fútbol Profesional, que hace todas las triquiñuelas posibles para inflar precios, y, como los trileros, jugar con lo que no se ve al escondite. Pagar impuestos es desagradable pero necesario, y siempre pasan por el mal trago los mismos. Es una cuestión de eficiencia; hacer más con menos: Si todos pagaran lo que deben, tendríamos más presupuesto para colegios y hospitales, por ejemplo, o entre todos podríamos pagar menos para tener lo mismo.
Todo junto hace que la propaganda del Gobierno (que no quiere mirar) para que paguemos el IVA y la de la LFP para que no pirateemos sean un espejo de cinismo: El “¿Sin IVA? Y sin cuentas en Suiza, y sin ERE’s falsos…” por un lado, y el “si pirateas la señal de la tele perjudicas a tu equipo”, por otro, son cosas extravagantemente lejanas a una población forofa, quizás incluso inconsciente.
A eso se suman los horarios que pertenecen a los enterradores: Son para ellos y para sus muertos; la publicidad invidente; las decisiones institucionales absurdas; las cuñas de radio soeces; los debates llorones…
¡Que no! ¡No al fútbol moderno! Guerra a que la conciencia se vete, a la preocupación absurda, a una competición sin nada que ganar, a los presupuestos estrafalarios, a las cifras inimaginables… Guerra a todo lo que no es deporte.
Por eso, desde aquí, te pido que piratees, que no compres ropa deportiva hecha con las manos de esclavos en Pakistán, que no colabores con el sensacionalismo, que no seas parte de esta estafa. Te pido que animes a tu país, que en los últimos seis años, sólo se ha parecido a tu selección cuando nos humillan países en los que no pagar impuestos supone una vergüenza: Llevamos perdiendo cinco a uno contra los Países Bajos desde hace mucho tiempo. Futbolero: Abre los ojos. El deporte más bello del mundo no se va a acabar jamás, pero este negocio que está haciendo que el buen fútbol se muera por el beneficio de unos pocos sí podemos destrozarlo. ¡A por ellos!
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