Opinión y Pensamiento

De la Casta, Caspa y ninfomanías políticas

Diego Valderas Willy Meyer

“Las manzanas no están maduras
Y las ciruelas aun están verdes”
Canto bereber

Cuentan los cronistas que en España las elecciones no siempre sirven para lo que estaban convocadas. Tanto es así que unas elecciones municipales sirvieron para  echar con viento fresco al último Borbón designado cuando el caballo del General Pavia centró en el Congreso. El que acaba de abdicar lo fue por obra y gracia del Caudillo.

Pues bien, en las ultimas elecciones, convocadas para elegir el inútil e inservible Parlamento Europeo, se han producido dos elementos de los que uno de ellos, los resultados electorales de Podemos, se ha convertido en un fenómeno mediático, mientras que el otro, la consolidación del voto soberanista, ha pasado totalmente desapercibido.

Es cuanto menos extraño, ya que la suma de votos de las fuerzas soberanistas es muy cercana a la que encabeza/lidera Pablo Iglesias, 1.246.000. Con un censo electoral circunscrito a Euzkadi, Catalunya y Galizia, las distintas sensibilidades soberanistas (ERC, Bildu, BNG) han logrado casi 930.000 votos, sin contar los potenciales votantes que se inclinaron por la abstención al considerar la escasa entidad democrática de las instituciones europeas, las CUP en Catalunya, Nación Andaluza, Asamblea de Andalucía y un largo etcétera.

No se puede negar que el fenómeno electoral de Podemos tiene todos los condicionantes para convertirse en un fenómeno mediático. El poco tiempo con el que han contado para asentar su plataforma electoral, su escasa financiación, la telegenia de Pablo Iglesias, el haber sabido desempolvar palabras como ilusión, que ya estaban guardadas en el baúl de los recuerdos de la clase política y, sobre todo, a mi entender, la utilización de un concepto, «casta,  que pocos nos atrevíamos a utilizar antes del 15M.

A partir del 25 de mayo, después de unas elecciones convocadas solo para que una serie de políticos se paseen por Europa a cuerpo de rey y con 8.000 euros más dietas cada mes en el bolsillo, los vencedores del régimen instaurado en 1978, políticos, grandes empresarios, oligarcas varios, consejeros de empresas privatizadas, se ven señalados por el dedo acusador de más de un millón de votantes.

Que el fenómeno Podemos se consolide o no, que sea un elemento de regeneración radical, va a depender en mi opinión de muchos elementos.

Sin duda, uno de ellos será la relación que mantenga con la Caspa, es decir los profesionales de la política sin otro oficio ni beneficio que el de moverse como pez en el agua tras las bambalinas de los aparatos. Políticos pancistas que a lo largo de sus carreras se distinguen por servir a unos y a otros según corran los aires y sin más ideología que el de mantener sus prebendas.

Aquella misma noche, un destacado representante de la Caspa, el candidato por la Izquierda Plural Billy, ‘el Niño’ Meyer (llamado así por su afición a las armas), ya le ofreció a Iglesias el abrazo del oso y aceptaba, al menos públicamente, las mismas condiciones que habían rechazado solo unos meses antes.

Los resultados del 25M han servido también para que diversos politólogos y politólogas ejerzan una especie de ninfomanismo político por el que depende del día, o incluso de la hora del día, reivindican que su acercamiento al PSOE tendrá un efecto regenerador, tal como si de una crema facial se tratase, le señalan a IU las medidas que permitirían su consolidación y se muestran exultantes por los votos de Podemos.

Antonio Sánchez Morillo
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