Islas
El tiempo me engañó con tantas mentiras. Si miro aquel archipiélago flotando en el horizonte entre las ondas que forma la brisa, recuerdo la traición y ni siento el intenso olor del mar que normalmente me embriaga. Ver esas islas lejanas anula mis sentidos y el alma va hacia ellas en un intento de abandonar esta realidad, este presente. Como no le tengo que nadie más esté a mi lado.
Puedo vivir seguro entre las flores y bajo las palmeras, disfrutar del atardecer sin compañía, sin que nadie evoque su presencia, la derrota que dejó mi corazón desierto, siempre anhelando. El brillo del sol en la superficie del agua es un bálsamo, con la claridad de los destellos sigo contando los cristales y conchas de esta playa.
Y porque estoy sólo devoro la belleza que hay en el reflejo de las islas sobre el espejo del mar y en la luz que el faro arroja al infinito evitando los naufragios.
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