Potito: otra vez

Publicado en marzo, 2014

Antonio Vargas "Potito". Foto de Miguel Ángel Manzano

Potito: otra vez

Esta vez ha sido Antonio Vargas “Potito” el que ha tenido que subir un vídeo en forma de perdón para compensar el daño realizado.

El daño ya está hecho; ya no tiene remedio.

El Flamenco otra vez disminuido, otra vez quedando en entredicho.

Otra vez alguien de dentro destapando las miserias que parecen no tener remedio por más que el tiempo pase.

Y aunque haya ilimitados ejemplos que demuestren lo contrario, muchos se empeñan en hacer creer que el duende distingue de razas, colores, costumbres, ropas y fronteras.

Perdónenlos queridos aficionados, son unos ignorantes.

Para su desgracia, ha sido “Potito” en este caso el que ha demostrado su torpeza. El que ha demostrado ser un inculto aunque vaya al culto; el que ha demostrado ser un mal compañero.

Esta vez, en cambio, a mí no me ha hecho daño. Yo a “Potito” ni lo culpo, ni lo condeno, ni se lo tengo en cuenta.

Porque su torpeza es el resultado de una forma de vida aun muy arraigada en nuestra sociedad y basada principalmente en la ignorancia. La misma que más de una vez le ha jugado malas pasadas y que él mismo tiene que enmendar. Ojalá lo consiga.

Porque me ha hecho disfrutar muchísimo de su arte, porque tiene muchísimo talento, personalidad y sensibilidad, cosa que demuestra cada vez que abre la boca para cantar, y porque haber pasado de ser la gran esperanza a ser el gran olvidado debe ser difícil de digerir.

Y eso duele.

Por eso, desde este rinconcito que tengo para expresarme le digo que está perdonado por mi parte, aunque sea payo y sepa la estima que me tiene.

Le animo a que se esfuerce y trabaje. A que grabe cosas siempre que sean de calidad y se deje de grabar vídeos haciendo botellón.

También le animo a que reconsidere su postura, a que pida perdón personalmente a los compañeros que ha ofendido y a que se abra al mundo, que tiene mucho más de bueno que de malo.

Y por su puesto, le animo a que la próxima vez que abra su bocaza sea para regalarnos sus ya característicos “caramelitos” y no para decir sandeces.