El Cortijo del Fraile, entre ruinas
Vaga el hombre hacia un horizonte incierto, despoblado de sensibilidad. Y el Cortijo del Fraile se cae a pedazos.
Da igual que apunten hacia uno u otro lado. Empezando por la empresa murciana dueña del Cortijo, La Misión, que, al parecer mira hacia otro lado (parafraseando el título de la segunda novela de María Dueñas, ¿Misión Olvido?), y es que aquí todo da igual: Junta de Andalucía, Ayuntamiento de Níjar o Gobierno de la Nación. El cortijo se derrumba, desde hace mucho tiempo, en un claro desconcierto. La ruina. Mirar para otro lado. Lastre sobre lastre.
Ya es hora de que se trabaje en firme y de una vez por todas. Han sido y siguen siendo muchos años de reivindicaciones y esperamos que, de una positiva vez, alguien recoja el testigo. Hubo una vez, hace años, que pensamos que sería posible esta puesta en valor, que merecía la pena reunirnos y reclamar lo que debía ser efectivo por derecho. Fueron muchas las reuniones y manifiestos —siempre animados por el impulso incansable del amigo, profesor y escritor Juan José Ceba— y después, junto a muchos colectivos y particulares que se hicieron eco de esta reivindicación primordial, especialmente, tras la declaración BIC, Bien de Interés Cultural del emblemático lugar (¿en serio que era posible salvarlo de su caída inexorable?), con la fuerte convicción de conseguir lo que siempre tuvo que ser un motivo de acuerdo: reivindicar este singular monumento arquitectónico en el respeto a nuestra historia y las páginas literarias de García Lorca y Carmen de Burgos, Colombine. Entonces, muchos nos entregamos con corazón y con desvelo a esa lucha, que debe de continuar siendo titánica, para su conversación. Fueron jornadas de reflexión en pos de una rehabilitación imposible que no ve la luz al final del túnel. Y ahora, sí, ahora nos lamentamos todos. ¿Es concluyente, hay que tirar la toalla? Si es preciso tener que hacer un Gamonal, al estilo de Burgos, va y se hace. ¿Para cuándo? A la calle, que ya es hora.
Es necesario, de una vez por todas, que se hable con la verdad por delante, que esto es realismo del bueno, aquí no hay más cáscara que la que verdad, y hay que solicitar que las administraciones dejen, de una vez y ya de lado, el tirarse la pelota los unos a los otros, que esto es insufrible. ¿Nos quedaría mejor que cayera un rayo, como sucedió en la Iglesia de Muxía? A lo mejor tendríamos que tener por estos lares una administración consecuente, pues el Gobierno gallego de la Xunta sí ha apostado por rehabilitar este legado de su patrimonio. El santuario de Muxía sí tiene, por fortuna, quien se preocupe por salvarlo de la quema, nunca mejor dicho. ¿Qué pasa con nuestros representantes de la Junta de Andalucía? Dicen que no hay un duro, pero vamos, para otras cuestiones sí que se encuentra. En estos momentos me parece escuchar la reivindicación del presidente de la Xunta, marcando los tiempos con acertado son, a favor del Cortijo del Fraile, si hubiera sido el afectado: “O cortijo será rehabilitado de maneira inmediata e custe lo que custe”. Ya nos quedaría bien. Hasta nos suena más creíble escuchar gallego por estos lares. Lo más difícil lo hacen en la Costa da Morte. Pero aquí la Morte nos quiere desposeer de la Costa. A costa de nuestra paciencia. Más que Job. Salvemos, pues, de una verdadera vez, nuestro patrimonio. Expropiación ya.
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