Después de la des-sonrisa
Hoy sonríes
se ve por las calles.
Los ladrillos son blandurrios
y gelatinosos. Los niños
juegan chocando contra murallas,
salvaje dulzura.
Hoy sonríes
y yo escribo
por la alegre inercia
de tu carcajada.
Todo parece en su sitio:
Tú llena de lirios,
yo rodeado de ti
con un boli en la mano
y la otra en no sé qué sitio.
Ya ni siquiera la siento
como mía.
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