Agujetas: salvajismo armónico
No tuvo más remedio que entregarse. Perseguido por la caballería norteamericana, el último gran jefe apache fue encontrado en Sierra Madre y encarcelado en la Prisión de Fronteras durante tres años. Aún más vejatorios fueron los últimos años de vida de Gerónimo.
Recluido en una reserva india en Oklahoma y sin contacto con su tribu fue obligado a vivir de una manera distinta a la que dictaban su personalidad, su naturaleza y sus creencias.
Quizá sea acertado hacer un paralelismo entre el gran jefe Gerónimo y Manuel de los Santos Pastor Agujetas, el protagonista de este artículo. Ambos anclados a la tradición, presos de un tiempo que les ha condenado a sentirse fuera de sitio permanentemente.
Nacido no se sabe dónde ni cuándo a ciencia cierta, este desmedido y polémico cantaor fragüero ha revolucionado el cante gracias a una personalidad fuera de lo común. Aprendió los cantes su padre, Agujetas el Viejo, coetáneo de cantaores legendarios como el Marruro o Frijones. Seguiriyas, romances, soleares y martinetes fueron sus cantes de cuna.
Dentro del escenario no deja indiferente a nadie, su cante es tragedia, desencanto, profundidad, lamento, agonía. Su cante transmite, llega, conmueve.
Fuera del escenario es egocéntrico, hiriente y desconfiado. Ha dejado frases fueras de tono y de toda lógica para la posteridad como «Una persona que sepa leer y escribir no puede cantar flamenco, porque pierde la buena pronunciación».
Manuel de los Santos Pastor es así, anárquico, incorregible, sin término medio. O lo tomas o lo dejas mas bien vale la pena sufrirlo y disfrutarlo.
El último gran jefe del cante sigue libre. Aún tiene cuerda para rato.
*Manuel de los Santos, Agujetas, falleció el 25 de diciembre de 2015 enfermo de cáncer. DEP.
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