Dicen de él que tiene una técnica impecable. Pero su pericia con la cámara se transmuta además en pasión documental y creativa. La concesión del Premio Nacional de Fotografía en 2011 ha recuperado del ostracismo el legado de Sanz Lobato. Sevilla, su ciudad natal, acoge estos días una muestra antológica de su imponente obra.
“La técnica se puede aprender; la creatividad no. Lo que se puede hacer es potenciarla. Y así, de esa forma, he salido para delante”.
Rafael Sanz Lobato resume así su trayectoria como fotógrafo. Nacido en Sevilla en 1932, su familia se trasladó a Madrid cuando contaba nueve años. Su primera cámara la compró con veinticuatro. Tras su ingreso en la Real Sociedad Fotográfica de Madrid, fue cofundador de La Colmena y más tarde de El Grupo 5, pero sus diferencias con la cúpula de la organización (encabezada por Gerardo Vielba) le llevaron a romper los vínculos con ella en los setenta.
La muestra ubicada estos días en el Espacio Santa Clara aúna 137 instantáneas tomadas entre 1960 y 2008, distribuidas en varias series. La realizada en la localidad zamorana de Bercianos de Aliste supuso su consagración internacional: la revista norteamericana Popular Photography le dedicó cuatro páginas a su retrato de la procesión del Santo Entierro. El Auto de Fe de Camuñas, A rapa das Bestas, la caballada de Atienza, Otras historias, Retratos y también sus naturalezas muertas completan el recorrido.
Sanz Lobato se hizo a sí mismo. Finalizada su jornada laboral, comenzaba su periplo por la España profunda, captando imágenes en las que calles empedradas y puertas desvencijadas conformaban un espacio rural dominado por la escasez y la religiosidad.
La íntima relación que establece con el medio y sus hombres, niñas o ancianas, es fácilmente reconocible al contemplar sus fotos. Sus modelos no llegan a ser tales, porque la mirada de Sanz Lobato es la de un testigo sensible en la línea del mejor realismo documental.
El registro de este paisaje colectivo no tan lejano lo ha convertido en un referente a la hora de entender la fotografía antropológica y un maestro para reporteros y autores posteriores, como Cristina García Rodero.
A Sanz Lobato, ya octogenario, una degeneración macular le impide seguir disparando la cámara. Él entiende este acto como un trabajo profesional creativo. Como algo que “se hace por amor al arte”.
Rafael Sanz Lobato. Fotografías 1960-2008
Espacio Santa Clara (C/Becas, s/n. Sevilla).
Hasta el 2 de Marzo. Entrada libre.
De martes a sábado, de 10 a 14 h., y de 16 a 20 h. Domingos, de 11 a 15 h.
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